A vueltas con el 11-M

…pero a uno al menos le queda la autocita para poder mirar atrás sin vergüenza (siete artículos entre decenas):

EL 11-M Y LOS MEDIOS (O LA PRENSA ESPAÑOLA AL SERVICIO DE LA VERDAD OFICIAL DEL 11-M)
(Publicado como Editorial en el extinto diario Nuestra Hora el domingo 16 de marzo de 2014)

Hubo un tiempo en que en la sede del ABC en Madrid estaba prácticamente prohibido tratar el 11-M, como también se encerró en el sotano a los redactores habituales en materia antiterrorista de la que fuera casa fundada por José Ignacio Luca de Tena. Las directrices provenían de la cúpula de Vocento (antaño Grupo Correo, primigenio Grupo Vasco), porque si respecto al “proceso de paz” el asunto era “muy delicado”, en lo que atañe al 11-M lo mejor era esperar a El Mundo para proceder a tratar de refutar de algún modo lo que se publicaba en el diario de Pedro J. -por lo general comprando un par de días después la mercancía averiada suministrada por El País, que procedía de igual modo: esperando a El Mundo para tergiversar sus informaciones-. De La Razón de Lara hijo -ese monopolista de la industria editorial española que hace no tanto mantenía con su dinero el principal órgano para el fomento por escrito del Odio antiespañol en Cataluña-, para qué decir algo más que ni siquiera es Prensa, sino Propaganda al mejor postor. Y del resto, ídem.

Porque la prueba del algodón de la independencia informativa en España, de la calidad del sistema judicial, de la corrupción de PP y PSOE o de la sinceridad de las nuevas apuestas políticas sigue siendo la misma desde hace diez años y no es otra que la voluntad, el afán incluso, por responder a una serie de graves cuestiones: ¿Qué paso en verdad el 11-M? ¿Quiénes planearon la masacre? ¿De dónde procedió la orden de ejecutar los atentados? En vez de eso, ABC-La Razón-El País (los tres progubernamentales, en la actualidad) nos brindan en este décimo aniversario una serie de fotos con los Reyes y los ministros de luto repartiendo abrazos a las víctimas a las que niegan verdad, memoria, dignidad y justicia, y encima proclaman como valor absoluto la “unidad” como otros pretenden que su “paz” está por encima de cualquier otra consideración informativa, política o moral.

Es la opresiva Ley del Silencio a la que, una vez más, la mayoría de los españoles está dispuesta a someterse, comenzando por sus periodistas reconvertidos en escribas y mandarines, cuando no directamente en comisarios políticos.

DIEZ AÑOS DE OPROBIO Y MENTIRAS
(Publicado como Carta del Editor en el extinto diario Nuestra Hora el domingo 2 de marzo de 2014)

Hay un rasgo definitorio que predomina en todos aquellos que tratan de menoscabar la labor investigadora sobre la masacre terrorista del 11 de marzo de 2004 en Madrid: ninguno sería capaz de escribir un solo folio coherente sobre lo que pasó aquel día, lo que lejos de debilitar su posición les refuerza a la hora de calificar como “conspiranoicos” a quienes sí han buscado la verdad de aquellos atentados que cambiaron la historia de España -¿sobra decir que para peor?-, puesto que, a diferencia de lo que serviría para otros casos, como por ejemplo para sostener el sentencioso “ETA está derrotada” -otra falacia feliz acuñada curiosamente por los mismos que desean enterrar bien hondo el 11-M, como si ambas circunstancias fuesen necesarias para “la Paz” del nuevo régimen-, la falta de sentido y la fragmentación de los datos disponibles sobre lo que sucedió constituyen a su entender la mejor prueba de que se trató de una venganza de Al Qaeda a cuenta de la guerra de Irak.

Resulta bochornoso a estas alturas defender una tesis parecida, salvo para los que se sienten impunes porque no tienen voces que, en igualdad de condiciones, les lleven la contraria. Pero al menos habrá que recordar una vez más lo evidente: ¿por qué si se trataba de Al Qaeda no sólo no hubo reivindicación por su parte de un nuevo “éxito” en su trayectoria criminal, sino que lo que se produjo de manera inmediata a las explosiones de los trenes fue la destrucción sistemática de pruebas operada por unos policías incompetentes y sin autorización para tales trabajos, al par que otros agentes se dedicaban a crear pruebas falsas para incriminar a terroristas islámicos?

Que lograr, primero, la coordinación de todos los implicados en los atentados, y alcanzar, después, semejante efecto político en la opinión pública española no es algo susceptible de improvisación en un par de días, pone por sí mismo de relieve que ni los cabezas de moro de ocasión -la mayoría de ellos muertos en la no menos sospechosa intervención policial en Leganés, más el reo político Jamal Zougam condenado a miles de años de prisión- pudieron ser los cerebros de la masacre ni siquiera ejercer de autores materiales, como por supuesto no podían calcular todo lo que iba a deparar el auténtico cambio de régimen a que se aprestó el PSOE con sus aliados del “cordón sanitario” una vez instalado en La Moncloa el “presidente rojo” José Luis Rodríguez Zapatero.

“Lo lleváis crudo”, les espetó no en balde a las víctimas del 11-M el mismísimo Rey de España Juan Carlos I, pero hoy por hoy, sin esperanza ni miedo, todavía podemos recordar las trascendentes palabras de Gabriel Moris para “no olvidar lo inolvidable”, que a fin de cuentas se resume en que “desde el 11-M todo es 11-M” y así será hasta que se investigue a fondo, se esclarezcan los hechos, se conozca y condene a los culpables y se restituya la verdad de lo ocurrido hace una década en la capital de España en vísperas de unas elecciones generales que a la postre han resultado decisivas para el devenir de la democracia y la Nación.

11-M: CASO ABORTADO
(Publicado como Carta del Editor en el extinto diario Nuestra Hora el domingo 30 de diciembre de 2012)

Si se hiciera una mera entrevista de tres o cuatro preguntas al fiscal general del Estado sobre el mayor atentado terrorista en la historia europea -el del 11 de marzo de 2004 en Madrid, recuérdese siempre-, no podría seguir sosteniendo ni él ni nadie que hablamos de un “caso cerrado”: ¿Quién organizó la masacre? ¿Con qué fines? ¿Cómo preparó y coordinó los distintos atentados? ¿Cuál fue el arma homicida empleada en cada ataque?

Evidentemente, el fiscal general vería repentinamente su lengua embridada por el pudor, puede que hasta por la vergüenza y en último extremo, llegados a este punto, por el temor a hacer Justicia a las casi 200 víctimas mortales y a los cientos de heridos y a los miles de víctimas directas e indirectas del macroatentado.

Sin embargo, la falta de interés público sobre esta cuestión crucial de nuestra historia reciente, que sirvió para aupar al poder al deletéreo José Luis Rodríguez Zapatero y para iniciar, de su mano, el proceso de destrucción del Estado de Derecho y la Nación Española que aún continúa en marcha aunque sólo sea por la inercia de lo originado en aquellos fatídicos días, es probablemente el mayor y más grave problema de la sociedad española todavía en la hora actual.

Porque un pueblo que, más allá de mantener encarcelado a perpetuidad al “cabeza de moro” Jamal Zougam sin que le importe un bledo, se considera de algún extraño modo legitimado para continuar, como si nada hubiera pasado, con sus quehaceres e intereses cotidianos sin saber nada acerca de los autores de la masacre, y sin querer conocer ni de lejos cuál pueda ser la verdad sobre la misma, es un pueblo enfermo que ha decidido no mirar atrás ni reconocer tampoco que agoniza, convencido de que otros le resolverán sus problemas incluidos los de conciencia, aunque para ello deba recurrir a la tradicional elección de un chivo expiatorio que redima al conjunto de su vergüenza.

En su momento escribí que el pecado original de la sociedad española víctima del zapaterismo radicaba en su actitud generalizada durante los días 11 al 14 de marzo de 2004, cuando la transferencia del horror por la magnitud de la tragedia fue transferida íntegramente al todavía presidente en funciones del Gobierno José María Aznar, siempre a cuenta de la supuesta participación militar española en la guerra de Irak y en consonancia con la especie difundida entonces por los socialistas y sus colaboradores separatistas y antisistema.

No sobra apuntar ahora que aún no nos hemos redimido como sociedad de semejante mancha de infamia. Pero aún estamos a tiempo, aunque nuestra clase política y judicial no esté precisamente a la altura de este reto insoslayable.

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DEL 11-M?
(Publicado como Editorial en el extinto diario Nuestra Hora el domingo 11 de marzo de 2012)

Hoy se cumplen 8 años de la masacre de Madrid, la peor de estas características de la historia de Europa, con 191 muertos (dos de ellos mujeres embarazadas) y miles de heridos en el aspecto físico y también, de manera muy relevante, en el aspecto psicológico. Casi se podría decir que la Nación Española quedó muy tocada aquel día y todavía no se ha recuperado, puesto que todavía no es capaz de mirar hacia atrás con entereza en busca de la verdad de lo que sucedió aquel fatídico 11 de marzo de 2004.

Hablamos de un atentado a duras penas investigado por un puñado de periodistas que a día de hoy todavía se encuentran eludiendo el feroz acoso político, judicial y mediático de los que no buscan otra cosa que enterrar a las víctimas y sobre todo a sus familiares en el mayor de los olvidos; con éxito relativo hasta la fecha. Un atentado que ha revelado ante todo el siniestro entramado de intereses de ciertos jueces, ciertos mandos policiales y ciertos responsables políticos del PSOE en la permanente obstrucción de la investigación de la mayor masacre terrorista que hemos padecido los españoles.

Un atentado que además ha puesto de relieve la enorme facilidad con la que se compra el silencio de una sociedad a cambio de vacuas promesas sobre la seguridad y la inmunidad ante el terrorismo, pues para la inmensa mayoría todo pareció quedar claro cuando se aceptó la mercancía averiada de los socialistas de que toda la culpa era del presidente Aznar por la intervención aliada en Irak. Del pecado original de los españoles al apoyar la transferencia del horror del 11-M al citado ex presidente del Gobierno vienen todos los demás pecados, errores, vergonzosas claudicaciones y el estado mismo de la Nación en la hora actual, pese a la victoria del PP ante la debacle del Zapaterismo.

No es menos relevante señalar que si todo ello ha sido posible ha sido en gran parte debido a la superficial suma de valores e ideales que los españoles han adoptado en los últimos años: “la Paz” a coste cero; el “bienestar social” sin esfuerzo alguno y la “calidad de vida” únicamente centrada en los metros cuadrados de la casa y en el número de caballos del coche. Ni honor, ni verdad, ni patriotismo, ni cualquier otra consideración que se aparte del “Qué hay de lo mío” ha hecho mella en esta sociedad en los últimos treinta años, así que no es de extrañar que la masacre del 11-M quede para casi todo el mundo “lejos”, aunque ya nadie pueda engañarse con facilidad acerca de lo que sucedió realmente aquella mañana de marzo.

No ha habido muchas alegrías en estos últimos 8 años para los que nunca han dejado de recordar que los españoles teníamos derecho a saber la verdad del 11-M, y los poderes públicos la obligación legal, política y moral de investigar los hechos. Pero la perseverancia bajo el lema “No olvidar lo inolvidable” ha permitido no sólo lavar en parte el terrible deshonor de los españoles ante sí mismos, sino que podría arrojar próximamente algo de luz sobre los hechos que tanta manipulación política interesada han acusado durante las dos últimas legislaturas socialistas.

Así lo esperamos. Los españoles deben hacer frente a la verdad cuanto antes, porque “desde el 11-M todo es 11-M”, y si no nos importa casi saber quién, cómo y por qué decidió y ejecutó la masacre que alteró de tal manera la situación del país, luego no nos deberán extrañar otro tipo de delitos, corruptelas e incluso graves crímenes perpetrados por aquellos a quienes deberíamos haber puesto bajo el foco de la luz hace mucho tiempo.

11-M: SEIS AÑOS SIN JUSTICIA, SEIS AÑOS DE INFAMIA, SEIS AÑOS CON RODRÍGUEZ ZAPATERO EN EL PODER
(Publicado en el extinto blog Notas desde una ciudad con mar el jueves 11 de marzo de 2010)

…y la Nación quebrada, y las ofrendas florales de los que, ante todo, han evitado por todos los medios QUE LOS ESPAÑOLES CONOZCAN LA VERDAD, porque no les interesa, porque dejaría a muchos en evidencia, porque les va el Poder en ello, porque muchos irían a la cárcel y aun sería esto mejor que la ignominia inherente a quedar como los que no hicieron nada -o lo hicieron todo- el día 11 de marzo de 2004, los días y meses anteriores y los días y meses posteriores.

Pero los españoles de a pie tampoco quedan mejor retratados, porque parece que no les importa el terrible sufrimiento de las víctimas y el oprobio en que el Gobierno ha pretendido sumir a todos aquellos periodistas, policías, abogados e investigadores que han tratado de esclarecer, incluso arriesgando la propia vida, qué sucedió aquella mañana en Madrid.

No: el 11-M no es una mancha exclusiva del Gobierno de Z. Es el pecado original de la sociedad española que nos ha condenado a la situación que padecemos actualmente. Nos merecemos todo esto porque, simplemente, no quisimos enterarnos mucho de aquello, no quisimos asumir responsabilidades ni riesgos, ni exigir respuestas a quienes debían ofrecérnoslas a los ciudadanos porque sus cargos les obligan a ello. Hemos pasado de todo olímpicamente, porque pasar es el signo de los tiempos porque nada importa y nada tiene consecuencias.

Asumamos entonces la condena, y que Z sea Nuestro Máximo Caudillo para los restos.

NUEVAS REVELACIONES SOBRE EL 11-M DEJAN LA SENTENCIA DE LA AUDIENCIA NACIONAL EN NADA
(Publicado en el extinto blog Notas desde una ciudad con mar el miércoles 16 de diciembre de 2009)
Reproduzco a continuación un escrito de la Plataforma Ciudadana Peones Negros y la Asociación 11M Verdad y Justicia, en el que básicamente explican como el caso 11-M ha sido cerrado en falso dando por buena un arma homicida (Goma 2 ECO) sobre la que todavía hay dudas y que ha servido de premisa para elaborar toda la sentencia de la Audiencia Nacional. Además, desde la misma Audiencia Nacional se rechaza reabrir el caso ante la petición de las víctimas, que ha sido calificada para más inri de «extemporánea y redundante»; esto es: que cinco años después de la mayor masacre terrorista de la historia de Europa, un juececillo o juececilla de la Audiencia considera que ya ha pasado el tiempo de hacer Justicia a las víctimas del 11-M.

Pero con las víctimas, precisamente, se han topado; y, por cierto, PIDEN A LOS PARTIDOS QUE IMPULSEN LA REAPERTURA DEL CASO:

«En la causa abierta por la querella de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M contra D. Juan Jesús Sánchez Manzano, jefe de los TEDAX el día de los atentados del 11 de marzo, y la perito química del mismo cuerpo policial, se produjo ayer la declaración del director de la pericial de explosivos, el policía D. Alfonso Vega.

El director de la pericial declaró que el dibutilftalato es una sustancia que forma parte de muchos materiales de los trenes afectados por las explosiones, por lo que su aparición en los análisis no implica que sea uno de los componentes del explosivo. En la Sentencia de la Audiencia Nacional se establece que “está probada la presencia de Goma 2 ECO en todos los trenes donde explosionaron artilugios, pues un componente exclusivo de este tipo de dinamita plástica en un porcentaje relevante -más del 1%-, el dibutilftalato, está en todos ellos”.

D. Alfonso Vega declaró también ayer que en su momento propuso la suspensión de la pericial ante la convicción de que las muestras que estaban siendo analizadas estaban contaminadas por lo que los resultados no serían válidos.

A la luz de dichas declaraciones la Plataforma Ciudadana Peones Negros quiere manifestar lo siguiente:

1º) Que la construcción de la Sentencia de 31 de octubre de 2007 de la Audiencia Nacional parte de una premisa absolutamente falsa en relación al explosivo utilizado en la masacre, es decir, en relación al arma del crimen, lo que invalida de principio a fin la misma.

2º) Que D. Alfonso Vega no informó al tribunal del 11M presidido por Gómez Bermúdez de sus dudas sobre la validez de la pericial, ni en el informe escrito remitido a la Audiencia Nacional ni en su declaración conjunta con los demás peritos ante los tres magistrados.

3º) Que en el contexto de dichas declaraciones, resulta totalmente “anómalo y extravagante”, por utilizar la terminología de la propia Audiencia Nacional, que precisamente ayer la Sección Tercera de la Sala de lo Penal desestimase la petición de D. Gabriel Moris y Doña Pilar Crespo de reabrir la investigación del 11M, por considerar que dicha petición es “extemporánea y redundante”.

Por todo lo anterior, desde esta Plataforma Ciudadana afirmamos que estamos ante unas revelaciones que derrumban la credibilidad de una sentencia que ha sido redactada bajo una premisa falsa en un asunto fundamental.

Por ello exigimos a todos los poderes públicos, incluidos los partidos políticos con representación parlamentaria, la apertura de una nueva investigación que nos permita determinar qué explosivo se utilizó en la masacre y quiénes fueron los autores intelectuales y materiales de los atentados. Así mismo pedimos que se depuren las responsabilidades en que hayan podido incurrir todas aquellas personas que han permitido, por acción u omisión, que casi cinco años después no sepamos cuál fue el arma homicida utilizada en la masacre.»

11-M: UN ARGUMENTO DE PELÍCULA USA EN BUSCA DE PRODUCTOR ESPAÑOL
(Publicado en el extinto blog Notas desde una ciudad con mar el jueves 17 de septiembre de 2009)

Es temprano por la mañana; la cámara enfoca los andenes de la estación donde cientos de personas esperan su tren cuando aparece un cercanías entrando lentamente en la toma y de repente explota. Entonces comienza a sonar la música, con un ritmo trepidante, y se dibuja contra la pantalla el título de la película seguido de los principales rótulos de crédito (productores, actores, guionistas y director), mientras se suceden en segundo plano las escenas de pánico y horror. Luego aparece el protagonista en su oficina, rodeado de personas febriles que entran y salen de su despacho hablando en voz alta, transmitiendo órdenes, removiendo papeles y carpetas con papeles a su paso mientras suenan todos los teléfonos y el actor principal decide ponerse la chaqueta y salir a la calle a buscar la verdad y detener a los culpables.

Como en el 11-M, aunque el hecho de que fuera Madrid y no Nueva York el escenario del crimen ha impedido hasta la fecha que la «industria nacional» del Cine haya hecho algo más que el ridículo en sus interpretaciones de la masacre terrorista. Lo único, el notable documental emitido por Telemadrid en su día, que era una obra periodística y no estética, pero que ha cubierto hasta ahora el enorme vacío dejado por un atentado terrorista inexplicado por la mayoría de los medios y la práctica totalidad de los intelectuales, cineastas y artistas de la Nación.

Un atentado a duras penas investigado por un puñado de periodistas que a día de hoy todavía se encuentran eludiendo el feroz acoso político, judicial y mediático de los que no buscan otra cosa que enterrar a las víctimas y sobre todo a sus familiares en el mayor de los olvidos. Con éxito relativo hasta la fecha.

Un atentado que ha revelado ante todo el siniestro entramado de intereses de ciertos jueces, ciertos mandos policiales y una mayoría de responsables políticos del PSOE -por acción- y del PP -por omisión- en la permanente obstrucción de la investigación del mayor atentado terrorista en la Historia de Europa.

Un atentado que además ha puesto de relieve la enorme facilidad con la que se compra el silencio de una sociedad a cambio de vacuas promesas sobre la seguridad y la inmunidad ante el terrorismo. Una sociedad que se ha convertido desde el mismo 11-M (o 14-M) en un infierno de cobardes que prefieren no saber quién está detrás del asesinato de casi 200 compatriotas, porque todo pareció quedar apañado cuando se le compró la mercancía averiada a Nuestro Máximo Caudillo Z -el gobernante que nos merecemos, sin duda- de que toda la culpa era de Aznar por la intervención aliada en Irak.

Del pecado original de los españoles al apoyar la transferencia del horror del 11-M y la culpa toda de los atentados al ex presidente del Gobierno vienen todos los demás pecados, errores, vergonzosas claudicaciones y el estado mismo de la Nación en la hora actual: miserable, dividida, insolidaria, desorganizada y, a la postre, en manos de una partida de sectarios del Socialismo más ocupados en llenarse los bolsillos hasta que el Estado quiebre que en gobernar con arreglo a la Constitución y a las normas legales vigentes.

No es menos relevante señalar que si todo ello ha sido posible ha sido en parte gracias a la superficial suma de valores e ideales que los españoles han adoptado en los últimos años: «la Paz» a coste cero; el «bienestar social» sin esfuerzo alguno y la «calidad de vida» únicamente centrada en los metros cuadrados de la casa y en el número de caballos del coche. Ni honor, ni verdad, ni patriotismo, ni cualquier otra consideración que se aparte del «Qué hay de lo mío» ha hecho mella en esta sociedad en los últimos treinta años, así que no es de extrañar que la masacre del 11-M quede para casi todo el mundo «lejos» aunque ya nadie pueda engañarse con facilidad acerca de lo que sucedió realmente aquella mañana de marzo.

Por eso ahora cuando resulta patente ante un tribunal que uno de los responsables policiales de la investigación se dedicó fundamentalmente a destruir pruebas para permitir nuevas vías de investigación que se alejaran de los hechos reales… Repito: por eso ahora cuando queda demostrado que responsables de investigar la masacre se dedicaron por el contrario a obstruir la investigación, resulta extraña esa calma chicha en la sociedad española, tan sólo preocupada -como durante los últimos 30 años- de llegar a fin de mes o de pensar las vacaciones del próximo agosto.

Luego resulta que vamos al cine -a ver las pelis USA, por supuesto- y aquello está lleno de agentes asesinos de la CIA, jueces comprados y políticos corruptos, capaces todos ellos en comandita o por separado de perpetrar las peores atrocidades dentro y fuera del país por mor de un Poder absoluto que vence toda resistencia y se impone incluso a los denodados esfuerzos de «los buenos» por acabar con él… hasta que llega el periodista de turno y los destroza a todos con un artículo de portada en el Washington Post. Un argumento que, de tan usual en el cine USA, hemos acabado por asumir como reflejo de la realidad de aquella gran Nación… cuando en realidad es un relato que parece inspirado por la realidad de la España del GAL, de ETA y del 11-M.

Porque en EEUU hacen este tipo de películas para vacunar a su propia población contra los desafueros del Poder, pero aquí pensamos que reflejan la realidad política e institucional de los EEUU cuando ciertamente nos están utilizando a nosotros como inspiración, como antes han utilizado la Alemania de Hitler o la URSS o cualquier otro modelo indeseable para ellos.

Por supuesto, si se hubiera llegado a demostrar que el 11-S lo organizó la propia CIA -como aún pretenden los amigos de las conspiraciones editoriales siempre por amor al dinero y nunca a la Verdad-, entonces todos los españoles de bien nos hubiéramos manifestado para denunciar «el régimen imperialista de Terror de los USA». Pero como resulta que, a lo peor, el 11-M ha sido perpetrado por algunos de «los nuestros» o sus colaboradores de otros países, preferimos no creernos que algo así haya podido o pueda pasar nunca en España y a seguir, como si nada.

Que esas cosas sólo pasan en las películas…

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