…de cara a las inminentes elecciones generales del 28 de abril es de nuevo confusa, si es que tratamos de realizar una previsión cabal del reparto de los seis escaños de la provincia a partir de los resultados de 2016, cuando sorpresivamente Podemos fue primera fuerza con dos escaños, PNV obtuvo otros dos y PSE y EH Bildu uno.
De entrada, nada hace prever que se puedan repetir esos resultados, descontado el descenso posiblemente abrupto de Podemos, en horas bajas por la falta de un programa nacional y de la credibilidad izquierdista que el aura radical de Pablo Iglesias otorgó entonces a la formación; una formación que a nivel regional ha padecido ya varias crisis de liderazgo y sigue sin discurso propio.
Pero es complicado saber cuál será el trasvase de votos desde Podemos a otras formaciones, aunque se dé por hecho que el PSE será el principal beneficiario, puede que con Bildu; no sería descartable tampoco un porcentaje mayor de abstención por parte de los frustrados votantes morados, e incluso cierto trasvase a Vox, que ya cosechó en Andalucía de este peculiar “voto de castigo”.
Así las cosas, podría darse una victoria del PSE dado el carácter nacional de las elecciones, pero difícilmente con más de 2 escaños salvo auténtica debacle de Podemos. PNV con otros 2, EH Bildu con 1 y Podemos con 1 cerrarían el reparto si (y sólo si) ninguna de las otras tres fuerzas relevantes el liza como PP, Ciudadanos y Vox alcanzara por sí sola el 10% de los votos emitidos válidos.
NO ES POLÍTICA, ES BORJA SÉMPER
No hace falta seguir con demasiada atención la actualidad política vasca para darse cuenta de que el PP perdió en 2015/2016 su único escaño por Guipúzcoa al ser sustituido como cabeza de lista el veterano José Eugenio Azpíroz por ese dechado de virtudes conocido por Borja Sémper, a la sazón portavoz del PP en el parlamento vasco y candidato al Ayuntamiento de San Sebastián el 26 de mayo.
La no-política de Borja Semper (“No es política, es San Sebastián”, reza su lema electoral), presidente del PP guipuzcoano desde hace una década, acabó de desdibujar los rasgos del que fuera partido de Gregorio Ordóñez con su candidatura al Congreso, purgado Azpíroz por sus posiciones conservadoras en materias como el aborto y su falta de afinidad con la directiva del PP vasco.
Ahora Casado presenta a Iñigo Arcauz por Guipúzcoa y casi parece que su mejor campaña se reduce a que algún medio afín lo ha presentado como “enfrentado a Borja Sémper” por su exclusión de las listas municipales en las elecciones anteriores. Ciertamente, sólo por eso Arcauz ya parece mejor candidato que Sémper (ambos llevan un cuarto de siglo en política), pero ahora aparece Vox.
¿DE LA ABSTENCIÓN AL SORPASSO?
No sería descartable, precisamente por los devaneos de Sémper por lo “políticamente correcto” (en medios como La Sexta, por ejemplo) y la reducción de la acción política a lo meramente audiovisual estético (sus recientes vídeos “parecen un anuncio de pantalones pitillo, P-P: pantalones pitillo”, según le escuché decir el otro día a Hermann Tertsch), que Vox superara al PP.
A fin de cuentas, Guipúzcoa ha sido con Vizcaya y Madrid la provincia más castigada por el terrorismo de ETA y donde más profundamente se ha instalado la hegemonía abertzale sin práctica oposición política, mediática o intelectual, básicamente liquidada a cuenta del “proceso de paz” entablado con los criminales abertzales por el PSOE en el Gobierno con Zapatero.
Como ya fuera liquidada a finales de los 70′, en plena Transición a la democracia, la por entonces corriente hegemónica en la derecha vasca, cuyos restos dispersos fueron no en vano vueltos a agrupar por los Oreja, Ordóñez, Azpíroz y otros pocos que condujeron al refundado PP a los dos escaños en las elecciones generales de 1996 y 2000.
CIUDADANOS YA ELIGIÓ PP
Pese a que, como explicablemente adujeron desde Ciudadanos, la propuesta de los populares vascos para listas conjuntas, aparentemente a renglón seguido de lo estipulado con UPN en Navarra, “llega demasiado tarde” (con los candidatos por las tres provincias recién presentados), la entente entre PP y Ciudadanos para País Vasco y Navarra parece dada, algo que se reflejará en las municipales.
Hasta entonces, el discurso nacional de Vox, “igual en todos los sitios” y “con la misma marca” (leit motivs que antaño distinguían a grandes rasgos al PP del PSOE, luego a UPyD de ambos, luego a Ciudadanos del resto), puede calar también entre muchos guipuzcoanos cansados de la hegemonía abertzale tanto como de que PSE y PP se valgan una y otra vez de su voto para sostenerla.
Por ello, más allá de sus candidatos en las provincias vascas, la fuerza de Vox en las próximas generales radica en la nitidez de un discurso que denuncia los desafueros separatistas y desenmascara las tesis ideológicas de los que pretenden acabar con la unidad de España y la Soberanía Nacional de los españoles.
UNA JORNADA PARA LA SORPRESA
El porcentaje del 10% será la barrera de acceso al escaño por parte de PP, Ciudadanos o Vox, que ganaría a expensas del PNV (según le vaya realmente al PSOE en toda España por el efecto arrastre de la campaña de imagen de Sánchez) o incluso de Podemos. En 2016, PP (9,63%) y Ciudadanos (3,17%) hubieran alcanzado probablemente el escaño de haber concurrido juntos.
Pero, al margen de suma de porcentajes y trasvase de votos, cabe considerar que en las dos últimas elecciones generales, prácticamente consecutivas, de 2015 y 2016 la abstención fue del 30 y del 35%, penalizando más a las derechas (PNV y sobre todo PP) y a PSE que a Podemos o EH Bildu, cuya participación electoral impide esta vez que puedan arrogarse esos casi 200.000 no-votos.
Ahí podría saltar la sorpresa de la jornada en Guipúzcoa, única provincia junto a Gerona en la que el PP no obtuvo escaño en las últimas generales. Pero en este caso las previsiones podrían alterarse sustancialmente, con pérdida de representación para Podemos e incluso para EH Bildu, lo que no parece que vaya a producirse en un clima general de movilización como el que ya se despliega.