Elecciones municipales del 26-M: se impusieron las grandes organizaciones

…que todavía siguen siendo PSOE y PP, con una implantación en todo el territorio nacional (que desaparece a marchas forzadas del País Vasco y Cataluña) a través de sus bases y cuadros locales de la que carecen Ciudadanos y Vox, siendo el principal problema de Podemos sus múltiples escisiones de la cúpula a las agrupaciones de base, aparte de la fuga masiva de votos a candidaturas socialistas.

El PSOE apuntala a Pedro Sánchez con la recuperación de buena parte de su poder autonómico con victorias claras en Asturias, Castilla-La Mancha (donde Podemos desaparece) y Extremadura, así como mantiene Baleares pese a la política catalanista de Armengol y se disputará Aragón con los partidos de la Derecha (PP, Cs, PAR, Vox), después de haber ganado Valencia el pasado 28-A.

El PP de Casado resiste gracias a la posibilidad de sumar con Cs y Vox para gobernar las comunidades de Madrid, Murcia y Castilla-León, quedando Galicia a la espera de la que será reválida en primer término para Feijóo (un notorio perdedor en las municipales de este domingo), mientras que en Cataluña y País Vasco se vuelve aún más irrelevante, aunque gane Navarra.

Cs no tiene apenas organización local y donde ésta ha demostrado músculo, caso de Castilla y León, le ha tenido que ganar previamente a Albert Rivera unas primarias amañadas. En Cataluña, la apuesta por Valls para Barcelona ha quedado en fiasco, mientras que las próximas autonómicas podrían deparar un estrepitoso fracaso para la que fuera lista más votada hace poco más de un año.

Podemos se resiente de la quiebra del liderazgo de Pablo Iglesias (sobre todo después de que su “alerta antifascista” parezca haber consumido los últimos recursos disponibles de su inmensa demagogia el 28-A), que este domingo asistió a los relativos éxitos, precisamente, de todos sus críticos internos, del Kichi a Errejón, mientras los suyos se desploman en alcaldías y comunidades.

Vox desapareció de la escena electoral prácticamente antes de las elecciones del 28-A, por causas ajenas tanto como por decisión propia e inexplicada, lo que explicaría en gran medida su desplome a la mitad en votos respecto a esa fecha en unas elecciones de circunscripción única como las del parlamento europeo, que hubieran contribuido a que se visualizara su fuerza a nivel nacional.

SIEMPRE NOS QUEDARÁ EL PNV

Los resultados en los ayuntamientos y diputaciones de las provincias vascas reflejan de nuevo la consolidación del PNV como refugio de todo lo que va del Centro a la Derecha en la CAV, mayormente si hablamos de propietarios, hosteleros, industriales, comerciantes y un largo etcétera de profesiones y sectores amenazados por la banda política de la ETA y los residuos de Podemos.

Así el Partido de Dios y las Leyes Viejas, gracias a su “moderación”, concita la confianza de un número creciente de ciudadanos también en Álava, donde el PP de Alonso y Maroto y Oyarzábal se desploma, y recibe asimismo votantes del PSE, apósito de sus gobiernos y componendas desde hace décadas, que lo poco que recupera de Podemos lo pierde como el PP hacia la formación de Urkullu.

EH Bildu sí que experimenta un nuevo subidón a costa de la formación de Pablo Iglesias, un espaldarazo electoral producto de su capacidad de movilización que le depara el gobierno de decenas de ayuntamientos vascos aunque se quede sin posibilidad de premio en ninguna de las instituciones forales, incluida en este caso la de Navarra.

Como dato curioso, Cs desaparece radicalmente de multitud de municipios en los que había asomado la patita en las anteriores municipales del 2015, mientras que en las tres capitales de provincia directamente pierde la mitad de sus apoyos… a favor de los socialistas, ya que el PP se derrumba salvo en San Sebastián, donde mantiene concejales con un punto más que en 2015.

Sólo con esto ya tiene para presumir Borja Sémper, candidato a alcalde que ha obtenido la mitad de los votos que sacaba su partido hasta 2007, mientras que como portavoz del PP de Alfonso Alonso no sabrá explicar la debacle del 28-A como tampoco la del 26-M. Un Sémper que como presidente en Guipúzcoa conserva un concejal en Irún cuando en los tiempos en que él empezó allí tenía cinco.

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El PSOE nunca defrauda

…sostiene irónica y ambiguamente el que fuera pistolero etarra Arnaldo Otegi (reconvertido en “hombre de paz” precisamente por la gracia del PSOE y sus Rubalcabas y Eguigurenes) acerca de la detención de José Antonio Urrutikoetxea, alias “Josu Ternera”, negociador con los socialistas en los primeros años del proceso “de paz” y blanqueamiento de crímenes que le brindó Zapatero a la ETA.

Lo cierto es que del PSOE siempre se puede esperar el yerro, la mentira o la traición, sobre todo se lo puede esperar una ETA que se ha pasado en componendas con el PSOE de González, Zapatero y Rubalcaba cuatro décadas largas de democracia, correspondiendo a los “gorrinos” con asesinato, mentira y traición, cuando no eran ellos los asesinados por los GAL entre diálogos y negociaciones.

Por eso se interroga Otegi sobre el arresto de “Josu Ternera”, ofreciendo la respuesta en su pregunta: “¿Por qué ahora? ¿Por qué en este contexto electoral?”; algo por lo que ya no cabe inquirir a Rubalcaba, sino a Iván Redondo, su sucesor en las calderas y fogones del PSOE. Pero Otegi omite preguntar por lo obvio: ¿por qué no antes, si estaba localizado hace más de una década?

Y eso que también sabe la respuesta, claro; como cuando al ser detenido el propio Otegi preguntó a los agentes si el fiscal general del Estado, por entonces Cándido Conde-Pumpido, estaba al tanto de la operación. “O bombas o votos”, era la doctrina de la hora de Rubalcaba, ministro del Interior; pero Urrutikoetxea gozó siempre de protección gubernamental, tanto con el PSOE como con el PP.

Como el propio Otegi, que se libró en el juicio por la reconstitución política de ETA (“caso Bateragune”) de una condena bastante superior y su inhabilitación de por vida gracias al típico apaño judicial de la Audiencia Nacional que decidió que no formaba parte de la dirección etarra. En vez de ello, Otegi aprovechó los años de cárcel para salir rediseñado como “el Nelson Mandela vasco”.

Ahora declara Eguiguren que “Josu Ternera” es el “héroe de la retirada” por parte etarra, cuando recientemente era excarcelado el considerado “último jefe de ETA”, David Pla, presentado por ello por medios afines y no tanto como “responsable de la decisión de desarme” de la organización criminal. A falta de héroes de verdad, el PSOE y asociados los encuentran en ETA a pares.

ETA NO SE SIENTE DERROTADA

Y, ¿qué piensa a todo esto Pla de eso que se dice tanto de “la derrota de ETA”? Este 2 de mayo, apenas pasadas las elecciones generales del 28-A, el terrorista era entrevistado por el diario proetarra Gara y se le preguntó acerca del “discurso de la derrota de ETA”, siendo esta su clara respuesta (aunque la exprese en la forma tortuosa que acostumbran estos ideólogos de zulo):

“ETA ha sido durante muchos años una referencia clave y quienes hablan en esos términos quieren establecer, de un modo u otro, que la lucha de este pueblo desaparece con ETA. Esa no es la visión de quienes hemos sido miembros de esa organización, y esa idea tampoco está en el ánimo de la izquierda abertzale. El cambio de estrategia que emprendió hace una década la izquierda independentista no obedeció a la voluntad de acabar con una lucha sino de seguir adelante con nuevos medios, pero sobre todo con más fuerza, para dar un nuevo brío al proceso de liberación nacional y social de Euskal Herria.

Ese es el esquema mental, aunque no esté de más recordar lo evidente: que el proyecto de España es un proyecto que cuenta cada vez con menos prestigio y apoyo en Euskal Herria, hasta el punto de que hemos visto cambios que hasta hace poco eran impensables, como ha ocurrido en Nafarroa. En definitiva, creo que hay que huir de simplificaciones y tomar la debida perspectiva, porque hay un proceso que está en marcha y sigue abierto, y los independentistas vascos vamos a seguir jugando con absoluta ambición. Y en todos los campos, también en las urnas.”

O sea, el proyecto totalitario de siempre: “Bietan jarrai”. Y, si se tercia (porque no se den “las condiciones objetivas” para culminarlo, por ejemplo), el recurso a la violencia terrorista siempre estará ahí, ora con el acoso sistemático a los representantes de fuerzas no abertzales no sometidas al “proceso”, llegando a la agresión física, ora con la amenaza velada de volver a los atentados.

Por eso, y ante el desistimiento generalizado de los otrora resistentes del “constitucionalismo vasco”, serán cada vez más los ayuntamientos sometidos al control de ETA y su proyecto abertzale totalitario; también en Navarra, donde el terror persiste en la región limítrofe con la CAV “ahora que ETA ya no mata”. De hecho, ETA es la que imputa el cargo de “enemigos de la paz” al resto.

…Y SE DA EN PARTE POR SATISFECHA

Al respecto, Pla no oculta su satisfacción por cómo les ha terminado por resultar el “proceso de paz” a los etarras: “No ocurrió como imaginábamos”, afirma (porque ellos tenían, por descontado, su propia “vía de solución al conflicto”), antes de reconocer que “se hizo y se hizo bien, y ahora toca pensar en el futuro y plantear propuestas que den nuevos bríos a la lucha por la soberanía”.

Es más, pese a imputar el fracaso inicial de las expectativas de ETA a la reticencia de los gobiernos de España y Francia, Pla declara lo siguiente:

“En ciertas cuestiones el Estado francés sí ha actuado de manera diferente, mientras que la actitud del Estado español ha sido, en general, muy cerrada. Aunque habría que matizar que Madrid también dio pasos, por más que mantenga cierta hipocresía al respecto. Hubo relaciones con el PSOE, y se adoptaron ciertos compromisos que luego no se cumplieron. Eso también ha ocurrido.”

Así que a ver qué idea redonda se le ocurre esta vez a Sánchez para darle una “solución dialogada” a lo de “Josu Ternera”, ahora que además Bildu y ERC, sus más que posibles apoyos parlamentarios y de gobierno, van de la manita a todas partes como cuando el encuentro clandestino en Perpiñán (vigilado por el CNI) Urrutikoetxea-Carod Rovira para establecer “la paz” sólo en Cataluña.

Un arresto que se produce en la misma semana que se ha despedido como “hombre de Estado” al portavoz del GAL y del “proceso” (“discreción” pedía por entonces Rubalcaba a los periodistas, estableciendo así una de las condiciones para la paz de esa “paz sin condiciones” o cacareado fin de ETA “sin pagar precio político”) con ruborizante unanimidad de siglas, excepto Vox.

La misma semana que los socialistas vascos han proclamado a Eguiguren “alcalde de la paz”, se supone que por sus constantes devaneos con “Josu Ternera” y Otegi durante el “proceso”, del que tanto ha escrito sin aclarar nunca nada mientras ETA seguía poniendo cadáveres encima de la “mesa de negociación” con el Gobierno Zapatero. Pero es rigurosamente cierto: el PSOE nunca defrauda.

Un segundo análisis de las elecciones del 28-A

…no puede soslayar el decantamiento hacia la Izquierda, sobre todo hacia el PSOE, de la mayoría de los medios de comunicación (y de los creadores de opinión, en general), así como el control que sobre el CIS y la TVE ha ejercido durante su exiguo mandato Pedro Sánchez, que en esto como en la misma convocatoria de las elecciones generales jugaba con ventaja y ha sabido aprovecharla.

Así, le ha birlado la hegemonía del discurso izquierdista a Podemos en medios como La Sexta, obviamente porque ya como presidente del Gobierno podía Sánchez reivindicarse el líder del momento, el hombre necesario y oportuno, capaz de ser alternativa real al que parecía bien asentado Mariano Rajoy tanto como de ofrecer esa imagen de salvador de la situación en Cataluña.

De eso ha ido en definitiva su larga campaña electoral desde La Moncloa, pero si ha podido salirle bien al PSOE ha sido en gran medida por demérito de sus contrincantes PP, Cs, Vox; de hecho, no le ha ido tan bien en comunidades como la vasca o la catalana, donde la presencia de fuerzas como PNV, Bildu, ERC y JxCat ha mermado considerablemente las expectativas socialistas de voto.

Aun y todo, Sánchez se ha impuesto con claridad a los otro cuatro líderes de partidos nacionales; ha doblegado a la otra formación del Bipartidismo, el PP, hasta poner en tela de juicio su preeminencia en el campo del Centro-Derecha (o sea en la alternativa a este PSOE izquierdista); y ha consolidado a quienes le apoyaron en la moción de censura, salvo a Iglesias, cuyo sorpasso aleja decisivamente.

LA TV MANDA

Pero sin duda uno de los principales factores influyentes en el voto de los españoles ha sido la TV, que ha podido modificar con cierta amplitud el panorama electoral sobre todo en el campo del Centro-Derecha, donde Albert Rivera parece estar más suelto y mejor asesorado que Casado o Abascal, si bien este último pudo convencer a muchos de que está en sus cabales en lo de Bertín.

La exclusión de Vox de los dos debates consecutivos en TV la última semana de elecciones piensan algunos que perjudicó a Sánchez o que favoreció a Rivera y a Casado, pero lógicamente el más perjudicado fue Abascal. A su vez, un debate de Sánchez únicamente contra Casado sólo hubiera favorecido a este, pero a la vista está que el de nuevo presidente dejó de creer en el Bipartidismo.

E hizo bien, porque su antecesor Rajoy ya decidió apostar por su liquidación cuando dio entrada en el juego a Podemos “por la mañana, por la tarde y por la noche”, por lo que sigue resultando algo extraño que Pablo Casado, solo o en compañía de otras fuerzas políticas, se ofrezca siquiera para consensuar “pactos de Estado” mano a mano con el PSOE. La situación ya cambió: hace años.

En todo caso, lo que no cambia es la hegemonía de la TV y de los modelos que produce y ofrece frente a otro tipo de medios o las mismas redes sociales, que básicamente sirven para desprestigiar y a los que más pueden afectar es a PP y Podemos, pero más pronto que tarde también a Vox. PSOE y Cs parecen por contra más preocupados por su exposición pública en cualquier programa de TV.

CASADO: DE LIDERAR LA MANIFESTACIÓN DE COLÓN A…

Por eso Rivera se vino arriba en los debates, de nuevo fungiendo como candidato a presidenciable sin importarle mucho ni las etiquetas ni los escaños contantes y sonantes, y ofreció claramente una impresión de firmeza opositora que Casado, distraído en esta ocasión por sus propuestas programáticas, no parecía querer ofrecer, como si todavía fuera un portavoz secundario de un Gobierno del PP.

Tal vez porque no llegó a creerse su misma elevación a la presidencia del partido, Pablo Casado ha perdido el tiempo tratando de dar solución a problemas imaginarios (sobre el “liderazgo de la Derecha”, por ejemplo) mientras se ha mostrado incapaz de ver la evolución del propio PP en las dos últimas décadas, convertido a la postre en una esclerotizada organización de conseguidores.

Su campaña ha tratado de conjugar erróneamente, con la óptica del Bipartidismo, la relevancia del papel jugado por el PP en el pasado (con la reivindicación y presencia de Aznar y Rajoy en plenas elecciones) con la necesidad de plantarle cara al frentismo del PSOE y sus aliados de Podemos y separatistas, confiándose de nuevo a la presunción del liderazgo “tradicional” del PP en la Derecha.

Después de manifestarse en Colón con Vox y Cs a su vera con el reticente Valls entre los asistentes, e incluso UPyD (ya en la órbita de Cs), erró Casado al no entender que para liderar el bloque del Centro-Derecha hacía falta un impulso convergente (e incluso pactado) entre tres, en vez de ofrecerse de primeras como “voto útil” al votante de derechas como única y excluyente alternativa.

LA IRRUPCIÓN DE VOX

Un votante de derechas que en rigor hace tiempo que juró no votar más PP, mientras Cs seguirá atrayendo voto de los que no llegaron ni llegarán a votar nunca al partido de Casado, por lo que este jamás debió ponerse a dar lecciones de democracia y prosperidad ni a quienes se sienten estafados por tantos años de traiciones (Vox) ni a aquellos que no se sienten representados por el PP (Cs).

El 28-A ha servido en este sentido para certificar la candidatura de Vox a primera fuerza de la Derecha, ya que su discurso escasamente populista no le va a permitir cosechar en el campo en que aún se mantiene Podemos, si bien puede atraer en lo sucesivo todavía a buena parte del electorado de PP y de Cs. A Vox le ha perjudicado tanto su parcial ausencia como su caricatura en los medios.

No obstante, no parece que su votante vaya a mudar de posición en próximos encuentros electorales, aunque tanto a Vox como a Cs les resultará difícil repetir sus relativamente buenos resultados el próximo 26-M, dado que carecen de una organización con garantías a nivel municipal y provincial que goce del conocimiento suficiente y del aprecio de los electores.

Esta será la última oportunidad de Casado para mantenerse al frente del PP, lo que sólo podrá propiciar un triunfo claro en votos y concejales de las candidaturas del Centro-Derecha; pero siempre y cuando se produzca la debida reciprocidad en los pactos a dos o a tres que inexorablemente necesitarán para hacerse con la mayoría de las CCAA y los grandes ayuntamientos españoles.

Un análisis de las pasadas elecciones generales

…debe constatar de inicio la fragmentación creciente del arco parlamentario español, ya que si la emergencia de Podemos y Ciudadanos no había acabado definitivamente con la hegemonía del bipartidismo PSOE-PP en 2016, la aparición de Vox en el panorama electoral de la Derecha ha supuesto su definitivo enterramiento, a no ser que se diera una fusión del PP con Cs o con Vox.

En 2016, PP (137 escaños) y PSOE (85) aún conservaban con holgura dos tercios de los escaños que se disputan las fuerzas nacionales (entre 310-325 del total de 350) frente a Podemos y coaligados (71) y Cs (32); y un total de 13,300.000 votos frente a los 8,170.000 de estos. En 2019 PSOE-PP han sumado unos 11,800.000 votos frente a los casi 10,500.000 de Cs, Podemos y Vox.

Así, la victoria del PSOE se produce con un resultado peor que el peor del PP de Mariano Rajoy, en 2015, y que el peor del último candidato socialista anterior a Pedro Sánchez, Alfredo Pérez Rubalcaba, en 2011. Visto de otro modo, PSOE y PP ya no son alternativa el uno al otro, o no al menos en solitario; y apenas conservan ya su capacidad conjunta de consenso y exclusión.

A la muerte de facto del Bipartidismo se le une la incertidumbre inmediata por el futuro del PP y por la inevitable dependencia que tiene el PSOE de Podemos en el campo de la Izquierda… a no ser que la progresiva implantación de Cs en el Congreso, en las principales CCAA y ayuntamientos españoles, lleve a considerar la plausibilidad de un pacto en el Centro con una nueva gran mayoría.

Con una diferencia mínima entre PP y Cs (unos 200.000 votos y 9 escaños, menos de un punto porcentual global), la novedad de estos, una fuerza incorrupta precisamente por nueva y sin mayores lastres clientelares o ideológicos, permitiría al PSOE gobernar con ellos para gozar de legitimidad y fuerza parlamentaria suficiente (180 escaños). Pero, ¿lo quiere el PSOE? ¿Y Cs?

LA RECOMPOSICIÓN DEL ESPACIO DE LA DERECHA

A la espera de que Pablo Casado reafirme su liderazgo en el PP o lo pierda, las altas expectativas electorales de la Derecha han defraudado en cuanto a escaños, pero no en votos: 11,135.000 de PP, Cs y Vox frente a los 11,190,000 de PSOE y Podemos, de atenernos exclusivamente a los bloques definidos por el eje Derecha/Izquierda y sin incluir los resultados de las fuerzas regionalistas.

Pero este cálculo sólo tiene sentido considerando a Cs como otro partido más derivado del PP, cuando la formación de Albert Rivera sigue explotando la ambigüedad para ofrecerse a acuerdos transversales como ya hiciera en Andalucía o en Madrid (porque sus votantes hacen que se lo pueda permitir sin mayor desgaste), algo impensable en lo que atañe al PP en relación con el PSOE.

Por eso ni Rivera ni, de momento, Sánchez pueden tener interés en dejarle todo el espacio del Centro-Derecha a un PP apoyado por este Vox aún en ciernes; el primero porque entiende que puede seguir creciendo a expensas del partido de Casado, el segundo porque prefiere tener a tres partidos disputándose el Centro y la Derecha que a otro en su mismo campo del Centro a la Izquierda.

No obstante, Pedro Sánchez tampoco puede acoger en su Gobierno a un Podemos en horas bajas al que ha pretendido, más que ninguna otra cosa, robarle la bandera de la Izquierda para recuperar dimensión electoral. Sería tanto como ofrecerle el balón de oxígeno del poder institucional que hasta ahora sólo ha ocupado en ayuntamientos como Madrid y Barcelona, y algunos otros menores.

LA CUESTIÓN TERRITORIAL ES DETERMINANTE

Las victorias en el País Vasco y Cataluña de las fuerzas separatistas, con la práctica desaparición del PP en ambas y la única resistencia de Cs en Cataluña, después de haber sido allí el partido más votado en las últimas autonómicas, deja en residual la presencia del Estado (y por tanto de la Nación Española) con un PSOE cuyas marcas PSE y PSC gustan de cortejar a aquellas.

Esta cuestión esencial determinará la composición del próximo Gobierno, sobre todo después de conocerse los resultados del 26-M, y fundamentalmente de cuáles vayan a ser sus apoyos. Si Pedro Sánchez decide mantener su política de acercamiento a los dirigentes golpistas de Cataluña, el acuerdo con Cs será imposible y tendrá en contra la cohesión de las tres fuerzas de Centro-Derecha.

Si por el contrario decide desprenderse de ese lastre, la mayoría absoluta con Cs podría contar además con el apoyo o la abstención de PP y Vox a la hora de encarar los desafíos de los separatistas, lo cual permitiría al PSOE seguir creciendo a costa de Podemos y empezar a hacerlo de Cs, y a Cs seguir creciendo del PP y empezar a hacerlo de Vox.

Con su propio poder regional y local en juego, pese a haber enmendado la pérdida de la Junta de Andalucía con unos mejores resultados en las generales, el PSOE tiene en su mano alcanzar el Gobierno pero a través de una difícil decisión que no afecta únicamente a Cs, sino al conjunto del tablero partidista que las elecciones del 28-A han puesto, efectivamente, patas arriba.

FUENTES (datos electorales):

El Diario Vasco 29/4/2019; elmundo.es.

La incongruencia de la España «plurinacional»

…radica en que sus máximos adalides se caracterizan por negar el pluralismo allí donde aspiran a establecer su hegemonía, caso de los abertzales (PNV y Bildu) y de los catalanistas (ERC, JxCat, CUP), mientras que PSOE y Podemos parecen relativamente cómodos en la fragmentación de sus respectivos electorados porque les permite, sin necesitar discurso propio, confundirse con el paisaje.

No sucede lo mismo con PP y Cs, dado que los primeros no pasan de sostener en provincias un discurso regionalista compatible a grandes rasgos con los planteamientos de la dirección nacional, pese a que ello no les ha permitido hasta la fecha romper el “cordón sanitario” de pactos en su contra en las distintas CCAA. Cs, oriundo de Cataluña, acusa menos el complejo de “centralismo”.

Vox, por su parte, lleva a gala mantener su discurso nacional en todas las regiones, a la manera de UPyD, que como Cs nació para cubrir el gap de la defensa de la cohesión nacional y la igualdad de los ciudadanos españoles desde posiciones de Centro-Izquierda, habida cuenta de la deserción intelectual y moral del PSOE del campo político de la Nación Española.

Fue con la defenestración de Nicolás Redondo Terreros a manos de Rodríguez Zapatero cuando el PSE se despidió definitiva y decisivamente de las filas del llamado “constitucionalismo vasco”, mientras que el PSC había sido entregado a los catalanistas desde tiempos de Felipe González y llegó a gobernar Cataluña apoyándose en la separatista ERC.

Para entonces, el PSG había formado gobierno en Galicia con el apoyo del separatista BNG, un efímero experimento para desalojar al hegemónico PP de la Xunta, que desde entonces ha prevalecido sin práctica oposición no porque el modelo de adaptación de que presume Feijóo sea especial, sino porque no cuenta en su comunidad ni con una CiU ni con un PNV que se lo dispute.

En Navarra, UPN fue creada por Manuel Fraga como marca local de AP, por más que en la última década la necesidad de marcar distancias con el PP, más por la corrupción de sus siglas que por desavenencias con un discurso nacional respetuoso con el foralismo, haya oscurecido sus orígenes y su propio ideario hasta las últimas Elecciones Generales, en que ha concurrido junto con PP y Cs.

Andalucía no tiene partido regionalista propiamente hablando, si bien la hegemonía durante cuatro décadas del PSOE ha hecho de esta comunidad su chiringuito exclusivo, con pujos de “realidad nacional” cuando, con Zapatero, les debió parecer conveniente prestarse al juego de los “estatutos de segunda generación”… con la aquiescencia del PP de Mariano Rajoy y sus nuevos “barones”.

O SE DEFIENDE A LA NACIÓN O MANDAN LAS OLIGARQUÍAS

Todas estas estrategias para el control de las diversas CCAA han conducido al Estado a una fragmentación de sus políticas y servicios públicos, incrementando sin límites los gastos de la Administración ante la irresponsabilidad financiera de las élites regionalistas, al par que se justifican por los “hechos diferenciales” que se han encargado, precisamente, de exacerbar.

Como reacción surgieron Cs, UPyD (ahora integrada en aquél) y Vox, y el PP ve ahora cómo lo tiene más difícil cada día que pasa para sostener su discurso nacional frente a Cs y Vox, mientras que convertirse en una nueva CEDA no parece una buena opción electoral de atenerse a lo dicho sobre la presencia de grupos hegemónicos en su espacio en comunidades como la CAV o Cataluña.

Así, a la consolidada centrifugación del PSOE, cuyo menguante peso político en varias regiones se compensa hasta hoy con la posibilidad de pactos en las CCAA a cambio de apoyos para alcanzar el Gobierno central (que continuará en consecuencia con la política suicida de la confederalización), le corresponde la del PP, traicionado por esos “socios fiables” suyos de CiU y PNV.

Por lo tanto, si la alternativa que plantea Casado es la del fortalecimiento del Estado central y de la misma Nación, debe asumir la liquidación de toda tentación regionalista y “discurso propio” de quienes velan antes por sus intereses particulares que por la cohesión de España y del mismo PP. Para la “España plurinacional” resultará más útil votar a otras opciones; para la nacional, Cs y Vox.