…es ya tan sospechoso que sonroja: un Alfonso Alonso que proclama el liberalismo fuerista o el foralismo centrista como señas de identidad de un PP vasco »que quiere ser útil», cuando ha prácticamente desaparecido después de una década de dontancredismo al servicio de Rajoy… y de sus componendas con el PNV (por ejemplo a cuenta del «proceso de paz» diseñado a tres por PSOE, PNV, ETA, y ejecutado por el Gobierno de Zapatero y el del propio Rajoy).
Luego va Borja Sémper, sempiterno perdedor electoral siempre a gusto consigo mismo, y declara que de «Euskadi» y de lo que el (no) PP vasco -en su caso- haga por estos lares solo pueden hablar en su partido ellos, que conocen bien el paño -y se nota, se nota…
Después de haber apuñalado a María San Gil porque no les dejaba, al parecer, »hacer política», estos ases del escaqueo con sus votantes y del pactismo »a ultranza» con el PNV se han encontrado con su propia horma: ya son tan inútiles como unos zapatos rotos.
Aún podrán arrastrar sus últimos escaños para favorecer un poco más a Urkullu, pero da toda la impresión de que el juego de la silla toca a su fin.
Casado, es hora de una gestora. Por compasión.