Franco no fue oficialmente jefe del Estado hasta 1947

…cuando, si ya lo era de facto, se convirtió de derecho en jefe del Estado mediante la promulgación en el Boletín Oficial del Estado de la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado el 26 de julio de 1947, después de ser aprobada en las Cortes y ratificada por referéndum nacional, en la que por vez primera se declara que el titular de la Jefatura del Estado es Francisco Franco, en su artículo 2º:

“La Jefatura del Estado corresponde al Caudillo de España y de la Cruzada, Generalísimo de los Ejércitos, don Francisco Franco Bahamonde.”

Una ley que, pese a concebirse como reacción al Manifiesto de Lausana (19 de marzo de 1945) del pretendiente a la Corona don Juan de Borbón -en que éste denunciaba la dictadura y abogaba por una monarquía constitucional-, representa el primer fundamento legal, constitutivo, del régimen actual, al quedar establecido en su artículo primero:

“España, como unidad política, es un Estado católico, social y representativo, que, de acuerdo con su tradición, se declara constituido en Reino.”

Aunque el dictador aún tardará dos décadas en designar al “Príncipe de España” como su sucesor, ya desde 1948 y de común acuerdo con Juan de Borbón, el hijo de diez años de éste, Juan Carlos, se educará en España y se convertirá, precisamente como nuevo jefe del Estado a la muerte de Franco, en artífice principal de la Transición (inspirado por su mentor Torcuato Fernández-Miranda).

Pero hasta 1947, ¿con qué título había desempeñado Franco sus funciones en la España de posguerra? Recuérdese que el primer bando de los sublevados, hecho público el 17 de julio de 1936 a las 18 horas, y firmado por Franco, aseguraba que “se trata de restablecer el ORDEN dentro de la REPÚBLICA (…)”.

LOS ÚLTIMOS PRESIDENTES DE LA II REPÚBLICA

Habitualmente se admite que el último presidente (o jefe del Estado) de la II República fue Manuel Azaña, hasta el 27 de febrero de 1939 en que, huido a París, presentó allí su dimisión. Pero otros dan por bueno que un nuevo presidente de la República fue elegido en el exilio en México en 1945, fecha en la que todavía podían estimar como prematuro dar por bien asentado el régimen de Franco.

Se trató de una reunión de las Cortes republicanas acabada la II Guerra Mundial, cuando la España franquista fue expulsada de la ONU y el gobierno mexicano decidió que había llegado la oportunidad para los exiliados. El 17 de agosto se produce en México capital el encuentro de 96 de los 343 diputados (de una Cámara de 470, 127 de ellos fallecidos) y sale elegido Martínez Barrio.

De entonces al considerado último presidente de la II República (ya desde 1960 reconocida únicamente por Yugoslavia y México, pues España había regresado a la ONU en 1955), José Maldonado, pasan más de 30 años: hasta marzo de 1977 en que el gobierno mexicano reconoce oficialmente el Estado español realmente existente, con el rey Juan Carlos I como jefe del Estado.

No obstante, se puede apreciar que “España estuvo sin jefe del Estado desde 1939 hasta 1947” (1), título de un trabajo del historiador José Luis Vila-San-Juan que resulta en extremo esclarecedor. Porque ahora el propio Tribunal Supremo considera (en realidad ¡juzga!, luego establece) que Franco fue designado jefe del Estado desde el mismísimo 1 de octubre de 1936, en Burgos.

RETICENCIAS ANTE EL ASCENDENTE CAUDILLO

En rigor, y precisamente por las discrepancias entre sus pares en graduación, se quiso escamotear ese título para Franco, al que se le asignó estrictamente el de “jefe del Gobierno del Estado” (que entonces era el Estado de “la España nacional” frente al de “la España roja” gobernada por el Frente Popular). El decreto apareció publicado en el BOE de 30 de septiembre de 1936. Su primer artículo:

“En cumplimiento de acuerdo adoptado por la Junta de Defensa Nacional, se nombra Jefe del Gobierno del Estado español, al Excmo. Sr. General de División, don Francisco Franco Bahamonde, quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado.”

Se salvaban así los últimos recelos de varios generales, tanto monárquicos como republicanos, si bien todo el poder quedó concentrado de hecho y de derecho en las manos de Franco, visto ya para esa fecha como el “hombre providencial” que liberó el Alcázar de Toledo. No menos explícito del traspaso de poderes de la Junta al mando unificado de Franco es su artículo segundo:

“Se le nombra asimismo, Generalísimo de las fuerzas nacionales de Tierra, Mar y Aire, y se le confiere el cargo de General Jefe de los Ejércitos de operaciones.”

Con la dimisión de Azaña en febrero de 1939 y con el reconocimiento de su Gobierno desde esa misma fecha por parte de Francia y Gran Bretaña, inicialmente favorables a la II República, parece claro que Franco se convierte en el único jefe del Estado hasta 1975. Pero, técnicamente, sólo se intitulará como jefe del Estado con motivo (o con excusa) de la sucesión a la Jefatura del Estado.

NOTAS

  1. Mentiras históricas comúnmente creídas. José Luis Vila-San-Juan
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