La iniciativa “España suma”

..lanzada por el presidente del PP Pablo Casado a finales de agosto pretendía representar una alternativa al presunto Gobierno de coalición PSOE-Podemos, circunstancia que no se ha dado y opción que, ante la nueva convocatoria electoral, pierde fuerza en favor de la entente entre PSOE -posiblemente la que será fuerza más votada- y Cs después del último volantazo de Albert Rivera.

Un editorial del diario El Mundo saludaba, aunque con matices, la apuesta de Casado, señalando además el visto bueno de Núñez Feijóo a una marca integradora que, en todo caso, éste no veía necesaria en la Galicia de la mayoría absoluta del PP. Tampoco El Mundo hablaba de fusión entre PP y Cs, o de disolución de ambas siglas en el nuevo proyecto. Así, este párrafo cerraba el artículo:

“En este sentido, es importante matizar que la presentación de candidaturas conjuntas no tiene necesariamente que realizarse en todo el territorio, sólo en las circunscripciones (alrededor de 20) que reparten menos escaños, en las que exista un partido regionalista fuerte, así como en el Senado (cámara en la que se debería aprobar una hipotética aplicación del 155), donde ambas formaciones podrían obtener la mayoría absoluta. En el resto, PP y Cs deberían concurrir por separado, ya que el objetivo principal es sumar, no perjudicar a ninguno de los dos partidos. Los acuerdos pre-electorales no han de plantearse con la pretensión de subsumir unas siglas dentro de otras. PP y Cs deben conservar su propia identidad política ya que, aunque comparten una parte del electorado, cada uno tiene sus propios votantes. Las aspiraciones de reunificar el centro derecha bajo unas únicas siglas pertenecen al pasado y carecen de sentido en el actual panorama político, en el que la pluralidad de siglas garantizan una mayor representación de los votantes.”

Pero, de creer a la portavoz popular Cayetana Álvarez de Toledo, se trataba de algo más que de una mera “joint venture” con carácter electoral -acotada, por tanto, en lo temporal- a la que también quiso invitar a Vox, puesto que su ambicioso objetivo a plazo era la “recomposición del espacio de la razón”, y de ahí la organización de una serie de jornadas en el Congreso bajo el paraguas de la marca “España suma” que decidió inaugurar contando con la ex fundadora y líder de UPyD Rosa Díez.

Cs, obviamente, dada la única pretensión actual de su líder de sustituir al PP en el liderazgo político del Centro-Derecha, rechazó la oferta con cajas destempladas cuando Rivera declaró: “España suma, pero la corrupción resta”, incurriendo en la flagrante contradicción de denunciar al partido con el que cogobierna comunidades tan importantes como las de Madrid y Andalucía, viniendo además de apoyar en la Junta al PSOE más corrupto de España y de compartir con el PP la marca “Navarra Suma” en las últimas Elecciones Generales.

Vox, a su vez, declinó la invitación a listas conjuntas pretextando que se trataba no más de un mero “acto electoral”, mientras que dirigentes del PP en el País Vasco como Javier Maroto o Alfonso Alonso rechazaban categóricamente la marca cargando contra Vox por su presunto extremismo y, en menor medida, contra Cs por su postura (también presunta, por lo antedicho de su coalición con UPN y PP en Navarra) en contra del Concierto económico vasco y los fueros. De hecho, Alonso recordó que a Cs sí se le ofreció una candidatura conjunta en las pasadas Elecciones Generales, si bien omitió que su oferta llegó cuando Cs acababa de presentar a sus candidatos por las tres provincias vascas un día antes (1).

LAS DECLARACIONES EN ESRADIO

Así las cosas, el pasado jueves 12 de septiembre (hace una semana, exactamente) Álvarez de Toledo era entrevistada en el programa “La mañana” de Federico Jiménez Losantos en esRadio, espacio del que la propia Cayetana era colaboradora hasta que decidió atender la llamada de Pablo Casado para volver al PP -que había abandonado por discrepancia radical con la política de apaciguamiento de Rajoy y su camarilla-.

Aparte del conductor del programa, los periodistas Luis Herrero, Luis del Pino y Cayetano González le preguntaron por “España suma” y las críticas internas que había recibido de Feijóo y, más claramente, de Alfonso Alonso, habida cuenta de que si aquél se podía escudar en la hegemonía del PP en su ámbito de influencia, éste apenas podía aportar siquiera un proyecto claro con posibilidades de éxito electoral después de la deriva de años hacia la extinción de su formación en la CAV, donde una década antes todavía era la segunda fuerza política sólo superada por el PNV.

De hecho, al día siguiente comenzaba la convención en el País Vasco organizada para, supuestamente, marcar “perfil propio” respecto a las directrices emanadas desde Génova, una ocasión que Álvarez de Toledo no dejó pasar para expresar su opinión al respecto:

“En mi opinión, si el perfil consiste, digamos, en decir que la legitimidad de nuestro ordenamiento constitucional tiene zonas reservadas que se remiten a derechos históricos previos, y no a la propia Constitución ni a la soberanía común, me parecería un grave error. Es decir: yo creo que el proyecto moderno, el proyecto moral y el proyecto eficaz pasa por la reivindicación de la igualdad de los españoles y de su libertad, es decir: del principio constitucional básico en el que estamos. Y creo que ese no solamente es, insisto, el principio moral sino el camino eficaz electoralmente. Creo que los errores que se cometieron en el PP vasco en su día fueron porque se apartaron de esa consigna de que lo moral es lo eficaz, y se creyó que acercándose a posiciones más tibias o más, digamos, de contemporización con el marco del nacionalismo se podía obtener mejor resultado. Y creo que se ha demostrado que esa operación ha fracasado.”

LA REACCIÓN DE LOS FRACASADOS

Aunque Cayetana reconoció que “la situación en el País Vasco es dificilísima” a la hora de hacer política en contra de los postulados abertzales, la reacción de los dirigentes regionales Alonso y Sémper no se hizo esperar, cargando (casi con histerismo) contra la propia portavoz de su partido, a la que por ejemplo el segundo, presidente del PP en Guipúzcoa -quien ha dilapidado toda la herencia moral, política y electoral de Mayor Oreja, Ordóñez y San Gil- acusó de ir “contra la Constitución, el Estatuto y la tradición del PP, que es netamente foralista”.

Algo en lo que no le faltaba razón, pues fue Marcelino Oreja el que defendió (más bien, apañó) ante Adolfo Suarez la inclusión de la foralidad en la Constitución del 78 con la justificación de que era la única manera de que la UCD pudiera aspirar electoralmente a algo en la CAV -cosa desde luego incierta a tenor de que todavía la Derecha españolista era hegemónica en el País Vasco hasta que ETA exterminó o expulsó a sus dirigentes y representantes locales, con pocas excepciones-.

Un pecado original que no empaña desde luego lo que fue después una heroica resistencia contra la imposición del abertzalismo a través del terrorismo y la patrimonialización de las instituciones vascas, pero que tampoco justifica -ahora que el PP en la CAV ha sido liquidado precisamente por Alonso, Sémper y otros tantos oportunistas- este renovado discurso “foralista” o “liberal fuerista” (!) en aquellos que siempre buscaron distanciarse precisamente de la parte más tradicionalista y vasquista del partido, habida cuenta de que no conocen ni las tradiciones vascas ni el vascuence o eusquera, así como prefieren cultivar el “centrismo” progresista e inhibirse a la hora de defender cualquier causa moral de las que hace bandera su partido en cuestiones como el aborto, la enseñanza de la Religión o el apoyo a la familia convencional (2).

En todo caso, lo más llamativo del “perfil propio” de que hablaba Alonso es que se busca frente al resto del PP, en contraste con sus otras organizaciones y con el discurso nacional de la ejecutiva del partido, en vez de establecerlo con respecto al resto de los partidos en su área de acción política, donde busca mimetizarse con el ambiente como toda estrategia de mantenimiento de su fuerza electoral. La conclusión, como no podía ser de otra manera, es que -mientras la camarilla de Alonso medraba en el PP- su papel político resultó inane y ha devenido en la desaparición de la formación.

Aparte de que basta con recordar cómo, en la conspiración orquestada desde la Génova de Rajoy contra María San Gil cuando ésta presidía el partido, los dirigentes confabulados en el País Vasco (caso de Alonso, Oyarzábal, Maroto, Barreda, Sémper y otros menos relevantes, si cabe, que éstos) sostuvieron que era intolerable el plante de su presidenta y la acusaron de “deslealtad” -ellos, que fueron entonces desleales a su líder en la CAV, pero serviles ante los designios de la todopoderosa vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría: por ejemplo cuando ésta puenteó a la por entonces presidenta Arantza Quiroga quedando directamente con el PNV para negociar apoyos y contrapartidas en un encuentro del que a ésta ni se la informó, ¿acaso ya mandaba Alonso desde la sombra, como títere de Soraya; acaso ya lo hacía incluso cuando presidía Basagoiti?-.

En consecuencia, ya deberían haber dimitido todos después de sus estrepitosas declaraciones contra Casado posteriores a su rotundo fracaso electoral el pasado 28 de abril del presente, donde de nuevo de la mano de Feijóo imputaban a una presunta “derechización” del discurso del PP nacional el batacazo en el País Vasco. Basta con seguir la trayectoria descendente del apoyo electoral al PP en la CAV elección tras elección desde hace una década para saber que no se trataba de esto, como además revelaron los siguientes resultados de las municipales apenas un mes después del 28-A.

CONCLUSIÓN

Pese a todo ello, Pablo Casado se apareció por Vitoria para lanzar un discurso ambiguo que, lejos de servir para calmar las aguas y ganar tiempo, ha encendido la indignación entre sus votantes y ex votantes de toda España, incluido el País Vasco, al parecer que se entregaba a las tesis (por llamarlas de alguna manera) “foralistas”, más bien particularistas, de los Alonso y compañía, en vez de defender contundentemente su idea de “España suma” y a su portavoz parlamentaria, fichaje suyo, que le ha evitado hasta ahora perder toda representación en Cataluña (como ha sucedido en el País Vasco) mientras encarna lo único de verdad renovador en una organización esclerotizada cuyo “perfil propio” todavía se parece demasiado al de este PP vasco “centrista” y “fuerista”.

Para Álvarez de Toledo, por el contrario, la cuestión está clara: “la idea de fondo” de “España suma” ante “la división del constitucionalismo” y “la traición de la Izquierda al gran pacto constitucional, a la Libertad y a la Igualdad” es que los que comparten valores comunes deben “trabajar juntos, reagruparnos, conversar y poner en pie un gran proyecto político para España”, “contra el cainismo” y “a favor de la convivencia y de lo común”. O lo que es lo mismo: es hora ya de que los que pretenden la preservación de la Nación política y una España de libres e iguales sostengan “por encima incluso de siglas y partidos las convicciones democráticas y la defensa de lo común”.

Un proyecto al que estamos todos invitados, pero que no puede gustar a los que toda la vida han vivido en, de y para un partido, caso de tantos de los citados arriba que tienen en sus biografías como dato más reseñable el no haber trabajado jamás en actividad profesional alguna fuera de la política -que consiste, en su caso, en mero politiqueo de regate corto y zancadillas al propio compañero, como en el juego de la silla; tratándose además de personas que, en materia de pensamiento político, se han mantenido inéditas en todo este tiempo con la coartada de que es mejor no aparecer en los medios para no suscitar las reacciones hostiles de los adversarios-.

NOTAS

1.Hasta ahora, los sucesivos coordinadores y candidatos de Cs han asumido el foralismo y el Concierto económico, limitándose a criticar el “pufo” vasco o “cuponazo” (Albert Rivera) por estimar que su cálculo es opaco y no responde a la cantidad con que debiera contribuir la CAV por las competencias que ejerce el Estado central en el territorio. En este aspecto, la propuesta de Álvarez de Toledo va más allá de lo defendido por aquellos tanto como de lo defendido, todavía a día de hoy, por el PP nacional.

2. El 13 de octubre de 2009 el Congreso aceptó tramitar el conocido como “blindaje” del Concierto económico vasco, con el voto en contra del PP menos el de sus tres diputados por Vizcaya (José Ignacio Astarloa), Guipúzcoa (José Eugenio Azpíroz) y Álava (Alfonso Alonso), que salieron del hemiciclo para no votar ni romper la disciplina de voto -Mariano Rajoy tampoco asistió al pleno-. Los dos primeros fueron a la postre purgados por sus posiciones conservadoras escasamente “rajoyistas”, no así Alonso con su cacareado “perfil propio”.

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