…son en cualquier lugar del mundo la falta de respeto a la Ley por parte del Ejecutivo y la ausencia de autoridad alguna que lo enfrente y limite, se trate de fuerzas de Oposición, Prensa o Justicia, Ejército o el denominado “Poder económico”. Y ejemplos de ello abundan en América como en África y en Asia.
En el caso de España, con una mayoría en el Congreso dispuesta a dejar en suspenso el parlamento, el Ejecutivo de Sánchez-Iglesias pretende abonarse a un arbitrario estado de excepción, que no responde a amenaza real alguna que pudiera ser neutralizada con medidas tales como toques de queda o confinamientos perimetrales -por mencionar las primeras, ya de por sí excesivas, que abren la puerta a cualesquiera otras (según barrios y sin supervisión judicial)-.
Así las cosas, con el estamento judicial arrumbado -la Fiscalía no aceptó querellas contra el Gobierno por la negligente gestión de la pandemia- y la Oposición tan dividida como la Prensa y los demás “poderes fácticos” del entramado oligárquico financiero del país, sólo la cierta presión de la UE puede poner límites a la voluntad hipertrofiada de un presidente Sánchez que quiere convertirse a toda prisa en una especie de primer Presidente de España.
Y, como tal, devendría impune por su inmunidad prácticamente de fuero regio, como una especie de “Padre Fundador” de la “España de los Pueblos” -un bonito sueño en su mente retorcida, aunque conduzca a la pesadilla a los españoles de la hora-. Un proyecto implícitamente liberticida y que de suyo se traduciría en un régimen homicida como el de Venezuela, de saqueo de las arcas públicas desde el Poder y de los recursos privados a través de medios coactivos (mafiosos y violentos).
Pero siempre al margen de la Ley y contra su espíritu, que molesta; o por lo menos molesta a los criminales y déspotas y nepotistas en aquellas Naciones que se consideran orgullosamente democráticas, pues en otras latitudes conocen que nadie está por encima de la Ley y como tal actúan en contra del tirano, del corrupto o del traidor. Mientras a veces parece que en España seguimos condenados a seguir a los malos gobiernos, sean su legitimidad política y respaldo popular los que sean, porque a fin de cuentas “ellos son los que mandan”. Y chitón.
Que el silencio es otro de los presupuestos necesarios para la Opresión.