…o de lo que deje tras de sí el-amado-líder Pablo Iglesias, tan aburrido de su actual papel inoperante e irrelevante como vicepresidente segundo del Dr.Sánchez como dispuesto a embarrar el campo de aquí al 4 de mayo (fecha de las elecciones madrileñas), que es en definitiva lo que a él le gusta, porque es básicamente lo único que se le da bien -aparte de las conspiraciones para decapitar a los que le llevan la contraria en su (ejem) partido-.
Pero aparte de su tradicional (y desaforado) interés por acaparar los focos (“¡A mí dame la TVE y quédate con lo demás!”) con astucia oportunista -dado que Isabel Díaz Ayuso es ahora mismo, y por buenos motivos, la auténtica bestia negra de esta Izquierda corrupta y fascistoide, más incluso que Abascal y una vez liquidada Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del PP-, más que para enfrentar el “enorme peligro” de un gobierno de Madrid del PP con Vox da la impresión de que se quiere cargar a su otrora íntimo amigo Iñigo “Errejín” Errejón, que no en vano le montó Más Madrid.
Porque pretende entablar con este partido negociaciones para una candidatura única, y con ello vuelve la burra podemita al trigo de esta pareja de arribistas fanáticos, ¿pues no andan desde 2014 Iglesias y Errejón jugando a presentar al otro como el “traidor” y “divisor de la Izquierda”, casi como única estrategia para ganarse la confianza de los suyos? Y encima resulta que la posible candidata de Podemos en Madrid, Isa Serra, todavía podría acabar inhabilitada al haber sido condenada por insultar y agredir a una agente de la Policía.
Así que el-amado-líder cree poder matar varios pájaros de un tiro, comenzando por su marginación de hecho en el Gobierno Sánchez-Iglesias, continuando por su falta de presencia diaria en los medios y sobre todo en la TV, pasando por la necesidad de relevar a Serra en una plaza tan sensible como Madrid (también a nivel organizativo interno de Podemos) y culminando con la posibilidad de poder enfrentarse a su bienodiado Iñigo, “el Niño” que le robó la merienda con la ayuda de la abuelita Carmena.
Todo en orden, pues; menos lo esencial: Pablo Iglesias difícilmente logrará que los seguidores de Errejón le entreguen la cabeza de éste, puesto que no les va tan mal ahora mismo y se ven libres de la tutela jerárquica (verdadera dictadura del Coletariado) de la pareja del chalet en Galapagar; ¿cómo habrían de querer una lista única con el-amado-líder de salida en el primer puesto, monopolizador de seres y évoles y alcachofas, ferreras y ondas catódicas, cintoras y grisos y demás, sólo Él, “VUELVE», Pablemos y Pablemos y Pablemos al cabo?
Por otro lado, uno ve el vídeo en que justifica su decisión y sólo cabe concluir una vez más que el caudillo de esta banda de iluminados complutenses no sólo nos toma por idiotas, sino que se pasa largamente de listo: ¿pues no se atreve a hablar de corrupción el que gobierna con el PSOE (el partido más corrupto de la Historia de España y de Europa), y alarma contra la “ultraderecha” a los madrileños que llevan votando lo mismo más de tres décadas, y encima de la manita de sus amigachos de la ERC y las CUP (golpistas separatistas y antisistema) y de Bildu (ETA)?
Como estos de Podemos -que a veces parece que de la Guerra Civil sólo se conocen unas pelis, cuatro fotos y dos carteles- no saben mucho de la Historia, me imagino a el-amado-lider Iglesias lanzando su primer mitin bajo una pancarta del “No pasarán. El fascismo quiere conquistar Madrid. Madrid será la tumba del fascismo”, si bien en la presentación “formal” -¿en verdad resultará telegénico este sujeto con semejantes pintas de pirata malayo?- de este lunes aparecía sentado delante de las banderas de España (¡la Patria!) y la Unión Europea (¡la Pasta!).
Ya que no parece (o no lo creo) capaz de haber evolucionado ideológicamente tanto en año y poco de pertenencia al Ejecutivo, tal vez haya que explicar la escenificación por el contexto -los deterministas históricos como él hablarían de “signo de los tiempos” y de reconocer “la clave histórica del momento”, cuando lo que les pasa en rigor es que su proyecto se desintegra y tienen que aparentar formalidad y buenas maneras-, que en resumidas cuentas, y si hablamos de Madrid, tiene que ver con que ni Sánchez ni Iglesias pueden salir a dar una vuelta sin que les abucheen los ciudadanos, esa «gente» (¿o vuelve a ser «lumpen»?) y esos trabajadores (o más bien parados) a los que dicen representar y defender.
Al cabo, confrontando su proyecto -si no común con el del PSOE, vinculados por el Gobierno- al de Díaz Ayuso, nada bueno depararán a Podemos las próximas elecciones en la comunidad madrileña, aunque proclamen ser “la Izquierda transformadora” que defiende a los trabajadores y a las minorías, y prometan pan y vivienda y dignidad si hace al caso. Que en este último año de ruina económica y desastre social y sanitario los madrileños (y el resto de los españoles, también) ya han tenido tiempo de sobra para conocer el percal de quien vela por sus intereses.
Por esto mismo, reitero, Sánchez es abucheado e Iglesias se encuentra como sitiado en su propio chalet-fortaleza, mientras Almeida y Ayuso (pero también Abascal) salen a la calle -en Madrid como en Barcelona como en Murcia- y la gente se les echa encima… para darles las gracias o un abrazo, para hacerse selfis y hasta para recomendarles pareja a los dos primeros. ¡Como para que el-amado-líder pretenda ganar Madrid para la causa antifascista! Simplemente, no pasará.