El dilema Vox

…no es tal para nadie, salvo para los dos partidos del régimen, PSOE y PP, que sólo se acuerdan de lo peligroso de pactar con “populismos” cuando a ellos no les dan los números para hacerlo, y la prueba la tenemos en el abrazo Sánchez-Iglesias después de la repetición electoral de noviembre de 2019 tanto como en las declaraciones de Casado respecto al partido de Abascal antes de sus primeras Generales como candidato del PP, el viernes 26 de abril de 2019:

 «Al final, Vox o Ciudadanos, tengan 10 escaños o tengan 40, van a tener la influencia que ellos quieran tener para entrar en el Gobierno o para decidir la investidura o la legislatura. ¿Para qué vamos a andar pisándonos la manguera entre nosotros?»

No se entiende bien qué haya podido pasar en estos últimos tres años para que el aún presidente del PP considere a Vox más “extremista” o “derechista” que entonces, sobre todo después de haber podido formar gobiernos en varias comunidades gracias, precisamente, al apoyo activo o pasivo (abstención) de la formación que ahora vuelve a ser de “extrema derecha” e incompatible con el perorado “estándar democrático UE”, en rigor tan degradado.

«Queda claro que es falso que en España haya tres derechas, era un opción falsaria, hay otro partido de extrema derecha, que es Vox, y un partido que, como mucho, está en el centro izquierda (Ciudadanos), facilitando el gobierno de Pedro Sánchez.»

Pero es que estas declaraciones las realizaba Casado el martes 30 de abril de 2019, apenas cinco días después de las citadas en primer término, por lo que nadie puede llamarse a engaño a estas alturas respecto a la cierta esquizofrenia del barbado presidente del PP, si bien se podrían explicar porque las expectativas del viernes eran superar los 100 escaños y resultó el martes que el PP sólo tenía 66… ¡para hablar después de la “veleta naranja” o de “resultadismo”!

Qué decir de Pedro Sánchez, el más interesado de toda España en este momento y desde hace varios años en fomentar la “extrema derecha” como espantajo para incautos, sobre todo para los que no acaban de enterarse de que Vox no ha puesto un millar de cadáveres sobre la mesa para negociar ningún gobierno, presupuesto o auxilio político, a diferencia de los socios del Doctor No.

Verdaderamente las caras duras de Sánchez y Casado, como las de sus cada vez más exiguas cohortes, paniaguados y cráneos privilegiados como Lastra o Casero, y tantos otros, son las necesarias para continuar en la vida pública como los miembros vitalicios de esa casta política en la que todos convergen por igual.

Pero no sé qué me da que su tiempo se acaba, y el teatrillo del Bipartidismo ofendidito y censor que se ha desplegado a partir de los últimos resultados electorales en Castilla y León no es más que el reflejo de ello; y, hablando estrictamente, un acto reflejo de líderes desaforados en la agonía de unas vidas políticas que se prevé, aun y todo, no muy larga.   

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El “diálogo social” muestra sus tripas

…en la escabechina por los fondos europeos en que se ha convertido la política española al completo, pues las empresas o los proyectos dependen del Dr.Fraude, al cabo, y de Presidencia para abajo de los distintos niveles de la Administración Pública -como se sabrá a estas alturas, parasitada por decenas de partidos políticos, sindicatos y organizaciones amigas-.

De ahí que al esperpento en el Congreso mientras se trataba de aprobar una reforma laboral aceptable para las autoridades de la UE le siga otra medida netamente agresiva contra el empleo, como es elevar una vez más el Salario Mínimo Interprofesional, medida que se calcula que ha destruido durante la legislatura unos 100.000 empleos.

Ahora celebrarán Sánchez y Díaz no sé qué cosas, con tres millones de parados fijos y las tasas de paro juvenil más altas de Occidente, pues que el “diálogo social” para ellos, como durante el Fascismo italiano y el Franquismo, consiste básicamente en hacer como que Patronal y Sindicatos (verticales/paraestatales) se ponen de acuerdo en firmar “la paz social”.

A diferencia de aquellos regímenes -ambos dictaduras paliadas por la corrupción, como dijo aquél-, en que a veces se les torcía el brazo a los industriales, y otras a los obreros y sus representantes, en el vigente sistema y desde la defenestración de Redondo Urbieta el Gobierno, cuando es del PSOE, se vale de UGT y CCOO para imponer sus demagógicos planes.

Pero el PP, jugando a que respeta “los consensos democráticos básicos”, no acaba de llevar a cabo en esta materia ni siquiera su programa de mínimos, tal vez porque prefiere también él descargar la responsabilidad del acuerdo por la citada “paz social” en los “agentes sociales” o sospechosos habituales desde principios de la Transición: CEOE, por un lado, y UGT y CCOO.

A estas alturas de la crisis pandémica, cuando decenas de miles de pymes atacadas directamente por las restricciones o han cerrado ya, o están a punto de quebrar, o se encuentran con la tremenda dificultad de levantar ERTEs y devolver créditos, y no acaban de ver un solo euro de los fondos porque Sánchez los quiere distribuir entre quienes puedan servirle mejor…

PROSIGUE LA COMPRA DE VOLUNTADES CON EL AMÉN GENERALIZADO DE LOS MEDIOS

Con la luz disparada por negligencia y corrupción de políticos y gestores de las empresas energéticas en su coyunda manifiesta e ininterrumpida desde las privatizaciones de los años Aznar, más todas las tasas de unos ayuntamientos que perviven en su sobredimensionado tamaño gracias a las rentas del suelo que no dejan de encarecer la vivienda y el alquiler comercial…

Que así y todo nos tengan durante días y semanas con las monsergas consabidas de la “seguridad” y la “estabilidad” en el empleo, o con los episodios chuscos de errores en la votación, o “transfuguismo”, o chalaneo de apoyos, tratándose del Dr.Fraude y sus chapuzas de cara a la galería UE, indica bien a las claras la cierta conjunción de intereses por el despiste de la opinión pública.

Para que los españoles no nos demos cuenta de la gran estafa y del intenso saqueo institucionalizado que siguen perpetrando desde el Poder los que mandan, ahora mismo el PSOE con Sánchez a la cabeza, con los que se reparten el botín a la carta, visitadores a La Moncloa de grupos de comunicación, banca, aerolíneas, energéticas renovables…

Entre eso y el negociado mismo entre partidos, escasamente transparente y, por ende, dudosamente democrático, que tiene ahora mismo en el Consenso sobre el Saqueo a todo el arco parlamentario -incluidos PP, UPN y Cs (“Navarra Suma”)- salvo Vox, igual resulta que a los ciudadanos de Castilla y León no les importa tanto el agro como su futuro como españoles.

Vamos, se me ocurre a mí.  

La guerra no salvará a Sánchez

…de su más que previsible hundimiento electoral -constatable a lo largo del presente 2022 en algunas elecciones autonómicas- porque no queda claro al español medio qué se le ha perdido a España en el conflicto entre Rusia y Estados Unidos, más allá de servir a los intereses de la Alianza Atlántica de la que forma parte, pero irrelevante, siendo además de los países que menos aportan presupuestariamente en relación a su PIB (como ya denunciara Trump en su día).

Queda no obstante por ver si los partidos españoles desarrollarán, al albur de la situación, una orientación estratégica para el Gobierno que pueda calificarse propiamente de “política exterior”, lo cual es más que dudoso, incluso en el caso de Vox. Básicamente, porque la situación geoestratégica de España demanda la protección de la entrada al Mediterráneo, según el eje Mallorca-Gibraltar-Canarias, como no se cansa de reiterar Pío Moa casi a diario.

En consecuencia, debería alterarse la política respecto a Gibraltar, que es un punto de la Defensa estratégicamente indispensable; como reforzar la seguridad en el Mediterráneo con el control del tráfico ilegal de personas, también hacia las Islas Canarias; y reafirmar la españolidad de Ceuta y Melilla con la debida, si es menester, presencia militar naval y terrestre.

O sea: Gran Bretaña, Marruecos, Francia (por su ascendiente sobre Marruecos y Argelia, y su propio interés) y, en segundo término, USA son los obligados interlocutores de cualquier Gobierno de España que pretenda asegurar la Defensa y Seguridad de la Nación; dicho lo cual cabe referirse al agravio comparativo de que, como miembros de la OTAN, ésta no se comprometa a defender la españolidad de las ciudades autónomas citadas ni de las Canarias.

EL PAÍS DEL “NO A LA GUERRA”

En su día, el presidente Aznar ofreció a la OTAN la sede canaria para albergar una especie de submando atlántico, pero cabe recordar que toda política “atlantista” del Gobierno español quedó arrumbada por el asalto del PSOE de Zapatero a las instituciones después del 11-M de 2004, razón por la cual (para llevarnos de vuelta al “corazón de Europa”) no existe desde entonces “política exterior española” que no sea los siniestros comisionados de los Bono, ZP, Monedero … de Guinea a Bolivia y Venezuela.

Cabe recordar al respecto que antes de Aznar tampoco parecía haber una coherente “política exterior” en los gobiernos del Felipismo, aunque con Solana de secretario general de la OTAN se bombardease Belgrado mientras participábamos con fragatas, aviones y legionarios en lo más crudo de la Guerra de los Balcanes -honor por siempre a nuestros aguerridos defensores de Móstar, que evitaron una más que segura masacre genocida-, como antes en la del Golfo.

Así las cosas, más allá de nuestra “tradicional amistad con los países árabes” -que viene del Franquismo, pero que el Juancarlismo convirtió en muy otra cosa-, la “Alianza de Civilizaciones” ha sido el trampantojo utilizado por el Gobierno -con Z, con Rajoy y con el Doctor- para despistar a los españoles, pues a fin de cuentas tanto España como Turquía forman parte de la OTAN a fecha de hoy, pese a todas las desavenencias con Erdogan y los pujos de éste por lograr una posición intermedia entre Rusia y EEUU.

Vamos, que no tiene tan poca razón ese discursito de manual bolchevique que ahora tienen la oportunidad de esgrimir los podemitas -se les ha olvidado aullar el “¡Fuera bases!”-, porque, ciertamente, España es “el país del No a la Guerra” (y del No a la Muerte, No al Machismo, No al Coronavirus y otras obviedades, también). Sólo que entonces cabría haber recordado a su socio bolivariano los aviones que mandó, sin pedir permiso alguno al Congreso, a bombardear la Libia de Gadafi junto a sus amigos de la hora: Cameron, Sarkozy, Berlusconi…

¿HABRÁ SELFI PRESIDENCIAL EN EL INVIERNO UCRANIO?

Por eso digo que, más allá de las críticas oportunistas de Podemos, que le vienen hasta bien para dar algo de imagen de estadista occidental, Sánchez no podrá salvarse gracias al papel de España -al suyo como presidente del Gobierno-, en una guerra que tampoco ha de dar para imágenes vistosas, como tampoco las han brindado los alrededor de 14.000 muertos que desde 2014 ha sembrado en suelo ucraniano.

Podemos entretenernos, pues -como durante la Gran Guerra de la que permanecimos felizmente al margen-, con las especulaciones de expertos y no tanto que estos días inundan los medios/miedos de comunicación, dando pie a múltiples teorías o meras tesis sobre la resolución del conflicto, sus implicaciones y consecuencias, etc. Entre la casta política nacional y la creciente irrelevancia de los medios patrios, precisamente por su falta de credibilidad en tantos momentos cruciales, han logrado conducirnos a esta situación de “espléndido aislamiento”.

Porque no niego que la guerra, cualquier guerra en este mundo actual que es uno solo, podría generar todo tipo de derivadas para España, aunque mucho más en este caso para la Europa oriental -sobre todo si Putin decide, sin ir más lejos, hacer estallar el polvorín balcánico, seguro de que los serbios se dejarán querer-. Lo que pretendo decir es que, dada la ausencia de política exterior del Gobierno, del Estado mismo, a los españoles nos queda mirar los toros desde la barrera, con barcos o sin ellos.

Y eso es todo, por lo que “El Guapo” apenas podrá lucirse aunque pose en el Falcon “con las gafas de puto amo”, como escribió Gistau de la famosa (y ridícula) imagen “a lo Kennedy”. A fin de cuentas, Sánchez sólo controla omnímodamente las teles españolas, lo que a estas alturas ya viene a ser un consuelo. La guerra (o la no-guerra), para enterarnos de algo, la habremos de seguir los españoles por la BBC o la CNN -como en tantas otras ocasiones, dicho sea de paso-.

No debemos olvidar del todo

…lo que vivimos en el 2020, primer año de la pandemia coronavírica, ni los desafueros pasados, ni las negligencias de toda índole por parte de todos, a fin de cuentas, para poder al menos contrastar todo ello con un 2021 que ha transcurrido con cierta normalidad pese a la expansión mundial del virus, en gran medida gracias a la vacuna susceptible de prevenir en alto grado el contagio y la enfermedad.

Esta última ola pasará, menos mortífera que la anterior, y aun y todo quedarán todavía por ver y resolver las cuestiones, más técnicas (luego políticas) que científicas en torno al origen y a la posible erradicación del virus, la vacunación masiva global, los tratamientos susceptibles de frenar en seco el proceso letal del síndrome de deficiencia respiratoria, etc.

Pero es desde luego en el campo político, social, donde se jugará la partida del futuro de nuestras sociedades cada vez con más ahínco, una vez realizado todo lo que en el campo clínico aconsejan los conocimientos actuales sobre el virus.

A eso es a lo que debemos estar atentos en el 2022 que viene, que de los virus de la naturaleza ya se han de encargar nuestros organismos, también naturales, con el apoyo suplementario de los productos de nuestro conocimiento.

La mascarada no tiene fin

…y por eso, dos años después del inicio de la pandemia coronavírica que los negacionistas del Gobierno se empeñaron en ignorar hasta que ya fue demasiado tarde, nos quieren de nuevo embozados, amordazados, a instancias de los socios separatistas del Ejecutivo del fraudulento Doctor Sánchez, ERC y PNV, que no saben qué hacer con sus competencias ahora que por vez primera tenían la oportunidad de comportarse como un gobierno de verdad.

Nos quieren con el barbijo aunque sea de babero, después de que no haya habido restricción ninguna al acabar el verano y se hayan sucedido conciertos masivos, maratones de miles de participantes, puentes festivos y los partidos incesantes de la Liga, con los estadios sin límite de aforo, aunque de nuevo haya que insistir en que los contagios se producen mayoritariamente en el puesto de trabajo o en el seno del propio hogar.

Para el caso da igual, dan lo mismo los altos índices de vacunación en España, porque se trata de aparentar que hacen algo por nuestro bien los partidos que, viniendo de celebrar mítines multitudinarios este fin de semana, ahora abogan por prohibirnos la reunión de más de diez personas. Ciertamente, en muy poco deben considerar a sus simpatizantes y afiliados: cualquiera de nosotros vale por cientos de los suyos, a juzgar por las cifras y las proporciones.

Pero se trata de prohibir, no sólo de aparentar: Apariencia y Poder como origen y producto todo del Gobierno Sánchez y de sus adláteres, que se muestran dispuestos a aplicar las medidas más extremas siempre que se ejecuten en nombre de otro, por ejemplo “Madrid” (por no mentar España), y todo para “luchar contra un virus” invisible y todavía no del todo comprendido por los científicos en sus fases y grados de mutación.

Contra lo que no les compete, porque sin información adecuada ninguna de sus medidas restrictivas resulta útil, desde luego se muestran tremendamente concernidos nuestros trasuntos de gobernantes, pero contra lo que de verdad debieran imponer su autoridad y la aplicación rigurosa de las leyes se muestran inermes, indiferentes, tibios o directamente cómplices: desde las algaradas de los separatistas catalanes a las asechanzas de los etarras.

Un bozal es lo que preferirían ponernos, no sé si a todos, para que no sigamos refiriendo las peripecias ridículas pero criminales de este Gobierno del PSOE con el Doctor Fraude a la cabeza, más sus socios bolivarianos de Podemos, apoyado por la ETA, los golpistas catalanes y el demediado PNV del mustio Urkullu, que pacta presupuestos -luego parte de su proyecto político- con los tradicionales representantes de los asesinos (todos ellos, al cabo, abertzales).

Todo vale para este Gobierno, porque todo le da igual a Sánchez: mascarillas lo mismo contra el coronavirus que contra el hedor a cadaverina que desprenden sus pactos, todos ellos encaminados al asesinato de los principios constitucionales y de la misma Nación que se supone que ordenan, todo ello para encaramarse al Poder como última ratio, todo ello de la mano de los enemigos de España, de sus gentes y de la democracia.

Ojalá 2022 sea la tumba del Sanchismo.

Un Estado que no protege a sus ciudadanos

…aunque éstos meramente tuvieran condición de súbditos, dado que desde Hobbes al menos tiene como función principal y excluyente de otros poderes evitar que se maten entre sí, no puede a la larga ser viable, o no como una Administración moderna que alcanza con su potestad todos los rincones de un territorio.

Tendremos así estados fallidos como muchos lo son efectivamente en África, o alguno peculiar como el de la India, o el del mismo Brasil, no tanto incapaces como impotentes para extender su dominio por todo el territorio que les compete: por las enormes distancias, las insalvables dificultades de la orografía y el clima, el imposible control demográfico…

Dificultades a las que también se enfrentan China o Rusia, pero que resuelven mal que bien con los dispositivos de control y represión que les son inherentes a regímenes como los de Jinping o Putin. Ahora bien, pese a su propaganda, la libertad organiza mejor a los seres humanos que el permanente medio del ordeno y mando y el oscurantismo oficial en los fines.

El Estado de España se ve minado fundamentalmente por los partidos políticos, con sus secretos consensos extraparlamentarios desde hace décadas que no logran ocultar, porque nada mejor pueden aducir, que el “espíritu de concordia” de que se habla tanto con relación a la Transición sólo fue la antesala del apaño, del saqueo y de la corrupción general de las instituciones.

Mal que bien, como recordaban el ex presidente González y el editor de Prisa Cebrián para evitar el único pacto de Estado que ha tenido sentido después del 78, “con el PNV íbamos tirando” de apaño en apaño, con la ETA de por medio, porque se podía hacer todavía mucho dinero en “Euskadi”, como en Cataluña, como en Andalucía… como todavía en Venezuela.  

Pero veinte años después, habiendo sufrido a Zapatero, Rajoy y Sánchez, con el “proceso de paz” devolviéndole parte de la hegemonía política y social a la organización criminal del movimiento abertzale, y con el PNV de guardián de la viña, con los separatistas catalanes yendo de la quiebra de la Generalidad al golpe separatista buscando el enfrentamiento civil sangriento…

Que el presidente con menos escaños y apoyos de toda la historia de la democracia española, incluidos los de la Restauración, se atreva a todo lo que se atreve contra -¡directamente contra!- los intereses, las normas fundamentales, los principios constitucionales del Estado, y no sea desde el mismo Estado que se le deponga, dice mucho acerca de este presunto “régimen democrático y social de derecho”.

Pues no es que el Estado español sea incapaz de restablecer el orden y la ley en todo el territorio, haciendo entrar en vereda a todos y cada uno de los representantes y cargos públicos, políticos y funcionarios; es que resulta que el Estado ha sido parasitado y corrompido del 78 a acá por los principales partidos políticos nacionales y regionales.

Unos partidos que se han enquistado en el funcionamiento ordinario de la Administración, desde la cual han extendido sus tentáculos hacia la gran empresa, los medios de comunicación, el mundo de la cultura y la universidad, etc. Y luego andamos a vueltas con la reforma o no de la Constitución, cuando ésta no se cumple en lo más básico porque los partidos no quieren.

La sociedad dividida

…es el modelo que consagra el Izquierdismo ideológico cuando se encuentra en el Poder, prevaliéndose de todos los recursos públicos y yugulando parte de los privados con el fin de hacer ver a los propios que todo es necesario en pos de la victoria sobre los otros, pues se trata de victoria o muerte (políticamente hablando), victoria o derrota, pero en todos los órdenes de la vida.

Porque para la casta política la lucha por el Poder es la Vida, y a esa visión del mundo deben someterse los gobernados en todo tiempo y lugar, pues de ahí viene su presunción de legitimidad, de cierta infalibilidad, de necesidad misma para que la Política pueda simplemente existir, no digamos ya un sistema democrático como tal, con su pugna entre las distintas facciones o formaciones de representantes en una sociedad plural.

Pero, ¿es que esto es así? ¿No es la corrupción moral de los partidos la que se extiende por todo el Estado en que se han enquistado desde los inicios del régimen del 78? ¿No es su omnipresencia la que asfixia el Presupuesto, a las empresas y a los particulares? ¿No es su falta de escrúpulos y su evasión de responsabilidades las que tienen la Hacienda a punto de quebrar, comenzando por el insostenible sistema público de pensiones?

Partidos ahora mismo que no acatan la Ley, partidos que proceden del terrorismo, al que en su día sirvieron de pantalla, todos ellos socios en el Gobierno de un partido de historial criminal como el PSOE, que durante un tiempo se presumió liberado de las ataduras de su pasado revolucionario y antidemocrático, básicamente durante los años de Felipe González al frente del partido y del Gobierno de España.

Mas después sólo ha mantenido ciertas trazas de liberalismo democrático para disimular en tiempos de oposición, como en el caso de Zapatero y luego de Sánchez, ambos implicados hasta el cuello, a la hora de la verdad, en otorgar soluciones “de prestigio” a los problemas rarunos de los separatistas de la ETA, ERC, Junts, las CUP y demás ralea -como en el 34, al PSOE todo aliado extremista le parece poco, habiendo fijado ya el objetivo a batir como enemigo.

Por eso ahora, como prácticamente desde el momento en que Pedro Sánchez asaltó el Poder mediante la moción de censura -con el apoyo ya entonces de Podemos, ERC y Bildu-, sólo queda recordar una vez más a las formaciones de oposición, PP y Vox sobre todo, que así como sólo de manera conjunta podrán constituirse en alternativa y echar al Doctor Fraude de La Moncloa, para el Frente de la Izquierda ambos representan un todo que hay que dividir y finalmente liquidar.

Que impere la unidad, entonces; y a por ellos.

Isabel Díaz Ayuso, candidata al Gobierno 2023

…a nada que se esmeren los asesores rojiverdes del PP, que puestos a la tarea de encontrar enemigos a batir siempre acaban eligiendo a las mujeres protagonistas de su propio partido: San Gil, Aguirre, Álvarez de Toledo y ahora la presidenta de la Comunidad de Madrid, genuina figura prominente de la Derecha europea que los enanitos a duras penas tratan de aplacar: lo llevan crudo.

Uno piensa en Pablo Casado, con ese suculento puesto “europeo” en una gran empresa internacional, y no ve más allá de la carrera de un niño bien que se prestó a las peores fabulaciones de Rajoy, como portavoz, para después presentarse como alternativa al rajoyismo-sorayismo sin desearlo en realidad, o eso parece ahora.

Alguien, en todo caso, sin vida al margen de unas siglas, las del PP, que parece que les pertenecen a él y a su camarilla por haberse impuesto en unas primarias a la arribista primera del partido, Sáenz de Santamaría, y poco más. Pero ni esto ni aquello: si el PP se mantiene hierático ante las maquinaciones del “aparato” contra sus líderes más populares lo pagará caro.

Uno piensa en Isabel Díaz Ayuso, que se ha tenido que reinventar en varias ocasiones no sólo como presidenta de Madrid, sino incluso antes de entrar en política, y ve el camino esforzado de una mujer que no se arredra, que parece hasta obstinada en la manera de llevar sus decisiones hasta la realización final, hasta su cumplimiento definitivo, que no le encuentra igual.

Y frente a un liderazgo arrollador -ideas claras y distintas (vulgo “convicciones”), coraje y proyección carismática- los petimetres peperianos de la Escuela de Control de Daños de Arriola, que sólo sirven para desactivar iniciativas singulares, obstruir carreras emergentes y anular todo tipo de oposición radical al Gobierno… por parte de los compañeros de partido.

Esto lleva siendo así dos décadas, siguiendo el criterio de selección de lo peor y más sumiso, para lo cual el mejor modelo político sigue siendo el PSOE, como para todo lo malo, que el PP asume dócilmente como lo más “in”, u “on”, o “plus”, que lo mismo da. Esta gente es tan incapaz de articular discursos morales como apta para desatar campañas de calumnias contra los propios.

Y a fin de cuentas, habiéndose cargado ya la relación con el líder de Vox, Santiago Abascal, y con el mejor activo parlamentario -político, discursivo, ejemplarizante- del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, ¿qué se podía esperar de Pablo Casado? Pero que este niñato ponga en almoneda la alternativa radical al despótico Doctor Sánchez sólo por presumir de “sentido de Estado”…

No habrá tal posibilidad, ni desde el Gobierno ni, por supuesto, desde la Oposición: si Casado mantiene el pulso contra Ayuso con la intención de derrotarla y humillarla, cuando ella arrase en las primarias madrileñas el que se verá definitivamente derrotado y humillado será él, aparte del tontolaba Martínez Almeida y del escupe-aceitunas García Egea. ¿Y entonces, qué?

La IDA, como una flamenca desabrida por el desengaño, aún podrá decir “Dejarme sola” y luego concurrir por Vox, pero… ¿qué le quedará entonces al PP de cara a las Generales? El órdago de Casado ha sido de órdiga, pero sus cartas son muy malas.

Atrapados en “un tiempo nuevo” permanente

…por lo menos desde 2004, los españoles no parecemos querer superar el actual marco de relaciones anquilosadas entre partidos, gran empresa, sindicatos, lobis varios de presión… y los propios ciudadanos, quienes como Caín están dispuestos a vender su primogenitura democrática -¿a quién cabe atribuir la Soberanía Nacional?- por un plato de lentejas que no sólo carece de sacramentos (como en un menú escolar cualquiera), sino que apenas tiene lentejas.

A cambio, el Gobierno Sánchez (gafe, nefasto, horribilis) ofrece récords de gasto público en los Presupuestos, precisamente en el momento de mayor endeudamiento público de la historia de España, con todos los indicadores económicos lanzando avisos preocupantes desde hace ya años -paro crónico y juvenil, inflación, encarecimiento de la energía y de la vivienda, insostenibilidad de las pensiones- sin que ello no parezca preocupar más que a una minoría.

Por el contrario, la ruina de la administración catalana asumida por el Gobierno sin ponerles límites a los que la han provocado, más la extensión de la política degradante (característica de la Generalidad y aledaños desde hace décadas) al conjunto de la Nación, sólo puede deparar un futuro a medio plazo, más que incierto, de pura carestía por falta de inversión, de empleo, de oportunidades reales de medro y progreso para la mayoría de los españoles.

Con los medios de comunicación y la Universidad sometidos al Poder político y económico, ante el que se arrastra miserablemente “el mundo de la Cultura” -y servilmente, además, cuando se trata de un Poder “repartidor” que patrimonializa la Izquierda-, los ciudadanos tienen difícil expresar su descontento porque se han quedado sin intermediarios -partidos, sindicatos, asociaciones empresariales, medios, universidades…-, todos en obscena coyunda como receptores netos de fondos públicos.

Con unas élites tan frívolas como nihilistas, que tanto parecen despreciar a “la gente” o Pueblo Español que es verdadero titular de la Soberanía -no Sánchez, ni el Parlamento ni el Rey-, todavía hay quienes motejan de “populismo” el más mínimo y tímido gesto de regeneración democrática, que nunca fue lo de Podemos sino lo de UPyD, Cs y, ahora mismo, lo de Vox, mientras el PP pareció renunciar de entrada a ello ya en tiempos de Aznar, pactando con el principal corruptor patrio Jordi Pujol mientras decidía “pasar página” a los años criminales del PSOE felipista.

Con un sistema educativo orientado a la liquidación del esfuerzo y de la misma transmisión de conocimientos, los partidos y demás acólitos mencionados del establishment se disponen, una vez más, a practicar el Saqueo Institucionalizado que les ha procurado la hegemonía total sobre la sociedad española sin apenas oposición intelectual, básicamente mediante el recurso al Soborno Público y gracias al control cada vez mayor sobre todo tipo de información crítica fiable.

Lo llamarán “tiempo nuevo” o “nueva normalidad” aprovechando que parece remitir la epidemia de coronavirus, pero aparenta más bien tratarse de los últimos días del mundo conocido y no por los ardores apocalípticos de los agendados para 2030 y 2050, sino porque cuesta imaginar que puedan mantenerse en el Poder los gobernantes más inútiles y delirantes que ha conocido España en su larguísima historia.

Hasta que los echemos, sin embargo, van a aprovechar para llevarse hasta los ceniceros -como han hecho siempre en el pasado-, sobre si todo si el PP se dedica hasta 2023 a deshojar la margarita de si gobernará con Vox o no si con éstos les dieran los números… Cuando para nada debiera ser ésta la cuestión, sino qué están dispuestos a cambiar una vez que alcancen (si lo alcanzan) el Gobierno.

Para más de lo mismo, no acabarán de tener ya más el apoyo electoral suficiente, precisamente porque ahora existe Vox para denunciar su inacción -y ésta es, sin duda, la mayor virtud del partido de Abascal-. A ver si son capaces de asumirlo de una vez y actuar en consecuencia.

Aburre tanto lo de Cataluña

…que al lector de periódicos le da a estas alturas por pinzar las páginas diarias dedicadas al asunto, donde salen todos esos tipos feos y vulgares -Aragonès o Borràs, Puigdemont o Puigneró, Jordi tal o Jordi para cual, Junqueras et al-, y pasarlas en conjunto para seguir con la realidad de la actualidad diaria en vez de con los disparates artificiosos de los saqueadores separatistas.

La cuestión al cabo es que esta gente que tanto pretende pintar no tiene un chavo propio que gastarse en nada, que malvive financiada por el Gobierno (éste como el anterior) desde la quiebra de la comunidad autónoma catalana en 2012 -con el sinvergüenza Artur(o) Mas al frente de la Generalidad, testaferro de Pujol con herencia también dudosa pero no en Andorra, sino en Liechtenstein-.

Basta por tanto con cortarles el grifo, ¡pero a todos! Pues políticos, jerarcas empresariales -de la Banca a la Edición de libros y prensa, del “mundo de la Cultura” a las asociaciones y plataformas relacionadas con las causas “de género”, ecologistas, antirracistas…-, avisados del ámbito privado (conseguidores) y público (subvenciones) se trate de sindicatos, universidades, autónomos (pocos) y comerciantes (casi ninguno), todos, como digo, viven del Soborno Institucionalizado.

La respuesta a los permanentes desmanes de la clase dirigente de Cataluña y a las decenas de miles de parásitos que financia -dentro y, por cierto, también fuera de la región- no puede consistir en consecuencia más que en la suspensión de la autonomía, el cierre de todos los medios públicos y la liquidación de cualquier tipo de ayuda a los privados, la intervención de los claustros universitarios para su regeneración democrática, etc.

Todo lo contrario a lo que propusieron ante la crisis de 2017 los partidos Ciudadanos y PSOE, con el acongojado PP de Mariano Rajoy en el Gobierno absolutamente paralizado ante los acontecimientos contundentes que deparó la realidad del 1 de octubre, pese a que los hechos más graves sucedieron a principios de septiembre y ni entonces fueron capaces de responder conjunta y rotundamente los tres partidos citados.

No son en cualquier caso futuribles que se me ocurre imaginar aprovechando que es domingo, sino el programa estricto que deberá desarrollar el nuevo Gobierno que suceda al fatídico Dr.Sánchez, puesto que si algo se puede aseverar a estas alturas de la mala película del “proceso” es que NADA HA CAMBIADO desde el golpe de Estado perpetrado por el disfraz de la corrupta CiU (¿JxCat, PDeCAT?), ERC y CUP, formaciones todas ellas que han de ser ilegalizadas.

Uno comprende que a Pablo Casado (PP) se le puede hacer muy cuesta arriba cumplir las proclamas por las que alcanzó el cargo que actualmente ostenta en el PP; como se comprende asimismo que a Santiago Abascal (Vox), un recién llegado a la política actual -más por la bisoñez de muchos de los miembros de su partido que por su propia trayectoria-, le sobrevendría a buen seguro un ataque de “moderación” de verse finalmente en La Moncloa.

Pero los unos por los otros, los hotros por los hunos, lo único cierto es que La Alternativa a Sánchez no podrá, de querer ser vista como dicha “alternativa”, dejar las cosas como están en casi ningún ámbito, y menos que en ninguno en lo que refiere a Cataluña, región española desde hace más de 2.000 años que se ha convertido por el contrario en el mayor semillero de enemigos fanáticos de la Nación por el racismo de unos, la irresponsabilidad culpable y frívola de otros y las cesiones de mera conveniencia por parte de los de más allá (“¡Matrit!”).

Yo creo que ya va siendo hora de que se acabe esto, de que de una vez por todas cambie la situación -a ser posible a mejor, ¡pero que al menos algo cambie!-; porque “lo de Cataluña” ya sólo genera un aburrimiento infinito entre propios y extraños, sumado a la desconfianza, el resentimiento (que no la envidia ya, desde luego) y el creciente desprecio por todo lo catalán. No lo merecen nuestros compatriotas, tan reiteradamente abandonados por el Poder como en la CAV: ojalá así lo entiendan los llamados a liderar el cambio en toda España.