Por no hablar de Cataluña

…ni mucho menos del País Vasco (o de Valencia, o de Baleares, ¡o de Galicia!), el PP de Pablo Casado se ha puesto a hablar de Madrid, donde arrasa… Díaz Ayuso, del PP -¿del “PP de Pablo Casado”? Esta es la cuestión… para Pablo Casado, pero no para los demás dirigentes, militantes y simpatizantes de la formación-. ¿De veras vuelve la caza de brujas rajoyana al PP?

Hay una mayoría clara de ciudadanos españoles dispuestos -casi diría que preparados a conciencia, a lo Savater- a votar por las candidaturas de PP y Vox para desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa y poder con ello retomar, aun a trancas y barrancas, la senda de las reformas democráticas de la que la Nación -“concepto discutido y discutible”- fue desviada por el perverso Zapatero desde 2004.

Entre dichas reformas, por descontado, el nuevo Gobierno debiera resolver con arreglo a la Constitución la elección de los jueces, el establecimiento de un sistema educativo nacional digno de este nombre y exigente en pos de la excelencia, la implantación de una tarjeta sanitaria para todos los españoles de uso en cualquier lugar del territorio nacional…

Pero en el PP no parecen del todo dispuestos a hacerse cargo de semejante responsabilidad -decisiva para el porvenir de España y de los españoles en las próximas dos o tres décadas-, y de ahí su constante distanciamiento de las posturas de Vox, no hace tanto defendidas con ilusión y hasta coraje por buena parte de los simpatizantes, militantes y dirigentes del PP.

A estas alturas de la legislatura (y del embrollo) que comanda el psicopático mádelman que se pretende Presidente, reiterar que Casado sólo alcanzará el Gobierno con el apoyo de Vox -porque de lo contrario, de apoyarse en un PSOE de Sánchez semiderrotado, llevaría a la definitiva quiebra moral (¡y política también!) al PP- no sirve, en rigor, de nada.

En el PP debieran ser perfectamente conscientes de ello, habida cuenta de la situación estrictamente política en comunidades como Andalucía, Castilla y León y Murcia -donde sus gobernantes dependen del apoyo de la formación de Santiago Abascal- no menos que en otras como el País Vasco o Cataluña, donde los “populares” se encuentran al borde de la extinción.

Más aún, de atender a las encuestas que tanta coartada habitual les proporcionan para no hacer nada a los gerifaltes de Génova, los ciudadanos dan por descontado esa mayoría de PP y Vox, que además entienden que debe alcanzar el rango de absoluta para, precisamente, llevar a cabo sin dilación y con firmeza las reformas democráticas antedichas y otras tantas en consonancia con ellas.

Y algunos, por no hablar de “lo de Cataluña”, barajando los nombres de una Camins o de un Martínez-Almeida para presidir el partido de Isabel Díaz Ayuso. Déjà vu?

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Tome Sánchez por la senda constitucional

…y es más que probable que muchos hayan de seguirle, si no la mayoría de los que vienen apoyándolo a excepción hecha de los separatistas y los izquierdistas retrasados (comunistas en sus varias tribus); pero qué duda cabe que sería apreciable que el presidente del Gobierno se ajustara a la Ley y dejara de injuriar todos los días a los principales poderes del Estado.

De hecho, no necesitamos someternos a los dictados de la Constitución quienes defendemos la igualdad de todos los españoles ante la Ley, si bien considerado no somos más que una minoría incordiona, por lo que lo de veras meritorio sería ver a un líder del PSOE en la presidencia del Gobierno acatando la Ley incluso después de haber sido expulsado del Poder.

Porque de nuevo con el PSOE con mando y plaza constatamos una vez más que ni saben ganar, ni mucho menos perder; que siempre que son reemplazados se refugian extramuros del sistema para preparar la próxima jugada -el próximo golpe- parapetados no ya detrás de la Ley que se disponen a socavar, sino de ese ente informe de relaciones públicas generado en los años del Poder.

En consecuencia no solamente se trata de que la Oposición a este corrupto y degradado estado de cosas pueda ganar unas elecciones, pues de lo que hablamos es del fortalecimiento de unas instituciones capaces de hacerse respetar por los ciudadanos -el Pueblo-, dignas por tanto de sobrevivir y susceptibles de poder encarar a cualquier arribista con ínfulas caudillistas, tal que nuestro Señor Presidente Pedro Sánchez.

Un peligro para la Nación en primer término, para el sistema democrático desde incluso antes, y por tanto para esa vaga acepción del Pueblo o la Nación que conocemos por “sociedad española” y que evidentemente no puede seguir existiendo si se produce la quiebra del Estado seguida de la desintegración nacional.

Ésa es la tarea insoslayable que urge emprender a la Oposición, que para empezar se reduce a PP y Vox -por si queda en el campo de los opositores a Sánchez alguna duda-, y pasa por el bloqueo de la acción del Ejecutivo en todos los frentes no menos que por la exhibición de una verdadera alternativa compartida por ambos partidos.

El tiempo repartirá razones entre unos y otros, pero desde ya conviene ir preparando el terreno de La Alternativa a Sánchez.

El Señor Presidente no tiene quien le tosa

…ni a Izquierda ni a Derecha -Él está por encima de esas desavenencias de temporada (o casual trendies)- porque Él-preside-el-país y así se retrata: en la portada de un diario que también parece presidir, ante la sede del Poder que detenta y de manera tan frenética padece (aunque tampoco mucho) ostentar a todas horas como con miedo a que se fuese a acabar.

No se le espere por el Congreso, ni se crean los periodistas de los medios -prácticamente todos sometidos al diktat de La Moncloa- que les vaya a contestar el Señor Presidente a cualquiera de sus preguntas, absurdas por lo demás en el punto en que nos encontramos salvo aquellas precisamente insidiosas, capaces de mudar el rostro pétreo del Señor Presidente en irascible rictus.

Y de reentrada en el curso Pablo Casado se le ofrece una vez más, le pone el cuello a la espada flamígera del Señor Presidente a cuenta de la reforma del “Poder judicial”, con la coartada habitual de llegar a “pactos de Estado” entre, se supone, “partidos de Estado” como el PP y ¡el PSOE de Sánchez! En rigor, ni PP ni PSOE debieran haber sobrevivido (con tales siglas, al menos) a 2014.

Así que de nuevo al contubernio establecido, a salvar los muebles de la ingente tropa política, funcionarial y “temporal” con ansias de hacerse con el cargo vitalicio; a repartir los fondos de la UE entre los gentlemen recurrentes del Ibex-35 y asociados (medios de comunicación, bufetes de abogados, consultorías de todo tipo y condición); a financiar las “políticas sociales” disparadas cuando no directamente disparatadas.

El Señor Presidente proveerá… hasta que el Estado quiebre. Pero qué cosa pueda ser ello, y por qué debiera inquietar a los españoles de hoy mismo aunque se trate de jubilados, no nos lo podrá explicar ese fino analista político que vicepresidió hasta hace poco lo del Señor Presidente, dado que dejó sentado para los restos que “un Estado no puede quebrar”.

Menudo panorama, todavía.

Rechazo de las leyes de reclutamiento

…es lo que cabría mostrar, al ritmo de los Pogues, si por las venas de los españoles corriera algo más que los restos de antiviruses, ansiolíticos, somníferos y posos de alcohol y resto de drogas duras (legales e ilegales) que nos vamos administrando día a día para poder transcurrir en este tiempo de Sánchez y compañía.

Y a despecho de que el protoCaudillo pretenda uniformarnos, con la falsa promesa añadida de que él en persona acaudillará las huestes de la Nueva Solidaridad Socialista, lo cierto es que como un Luis Enrique esquizoide podría provocar exactamente el efecto contrario como reacción en cadena de todo lo que en verdad se opone a sus designios megalómanos.

Pues no me imagino desfilando con marcialidad a todos aquellos que han hecho del disimulo y la discreción -“ahora no toca”, “es mejor dejar las cosas tranquilas”-, o del confort más bien precario y del bienestar fingido -“si digo lo que sé me la juego”, “es que yo tengo familia”-, las bases todas de este sistema de silencios cómplices y cobardías bien remuneradas.

Ni siquiera apetece ya dar más nombres: al final sabrá cada uno qué le reclama su conciencia; pero lo cierto es que entre los que carecen de tal -como el primer psicópata del país, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, y su adicto Iván Redondo, carente asimismo de escrúpulos de cualquier índole- y los puramente inconscientes de la situación…

“Españoles, la Patria está en peligro: corred a salvarla”, alertaba el afamado bando del alcalde de Móstoles en aquel Mayo Español en que verdaderamente fue la Nación la que se levantó contra el Invasor, y no sólo contra él -que también hubieron de guardarse las élites de la furia popular, de la gente, de los españoles de a pie… hasta que se reunieron de nuevo con ellos-.

Hoy la épica no pasa por sus mejores momentos, pero algo más que la Ayusada y sus tímidas consecuencias posteriores va a hacer falta para galvanizar una vez más a todas esas bases fecundas de la Nación Española que tan sólo están esperando -como en aquel 3 de octubre de 2017 con el discurso del Rey, ahora en apariencia tan remoto- un liderazgo firme y arrojado contra sus enemigos.

La hora es clara, las caretas ya cayeron mucho antes que las mascarillas -con la llegada de Zapatero al Poder en 2004 y su asunción de un “proyecto nuevo” para España, que pasaba por el Tinell y el negociado con la ETA; o lo que es lo mismo: por la exclusión del PP del nuevo régimen que iba a buscar legitimación en la fraudulenta victoria electoral del Frente Popular en 1936-.

El PSOE vuelve otra vez a las andadas prácticamente con los mismos aliados o “compañeros de viaje” que entonces -comunistas y “antisistema” (antaño anarquistas), ERC, PNV… Se trata de esa eterna Guerra Civil que no aceptan perder no ya en el pasado histórico, dado que efectivamente la perdieron, sino en “el Futuro”, último mantra y refugio de absolución para esta escuela de canallas.

No deberán extrañar entonces, de lograr sus propósitos la siniestra entente que nos desgobierna, las manifestaciones masivas de encuadramiento patriótico a lo chino -amenazan, a fin de cuentas, con “requisas de bienes” en la inconstitucional nueva Ley de Seguridad Nacional- a las que concurrirán encandilados nuestros profes de madrasa universitaria, los activos y pasivos del entramado LGQTvoyacontar, y demás caterva parasitaria.

Y al fin puede que todos tengamos lo que en verdad nos merecemos por nuestra pasividad de lustros, impostada o resignada, que tan bien hemos sabido conciliar con un mero nivel de vida poco exigente con cualquier deber cívico o patriótico, pero muy cómoda al fin de poder disponer de horas sin cuento para los consiguientes atracones de series de TV.

Las instituciones decrépitas

…de nuestro tiempo no son la Monarquía ni el Senado, ni siquiera el Congreso -a estrenar de nuevo como cámara de debate público y sede de la Soberanía Nacional desde la instauración zapaterina del régimen del 11-M-, sino más bien los sindicatos paraestatales (UGT y CCOO), la mayoría de las universidades públicas -si no la Universidad como tal- y los medios de comunicación.

Porque en la época de la prevalencia total del Ejecutivo sobre el Legislativo -con excepción tal vez de la república presidencialista de los EEUU-, ni el Bundestag ni la Asamblea Nacional ni, desde luego, las cámaras (camarillas) autonómicas presentan ninguna relevancia pública más allá de sostener numéricamente (por disciplinados diputados por cooptación) al Gobierno de turno.

Lo cual no hace a los parlamentos instituciones decrépitas o vacías de contenido, sino entes necesitados de regeneración radical para que sirvan a la función para la que nacieron como instituciones públicas: sostener y reglar el permanente debate sobre las cosas del Común -de los asuntos económicos a la Defensa, pasando por la Administración de Justicia y otros servicios públicos- y proteger junto con el Gobierno los derechos y libertades individuales.

Pero de nada pueden servir ya unos sindicatos financiados opacamente por los Presupuestos Generales del Estado, cuando actúan desde hace medio siglo con particulares fines ideológicos y al servicio más bien de su propio bienestar y hegemonía, concordando lo que haga falta con la presunta “Patronal” que a tan pocos representa, con el fondo unívoco del “Diálogo Social” que es sin duda el rasgo más distintivo del Fascismo.

Una característica tan destacada de la Italia de Mussolini como de la España de Primo de Rivera, en cuyo Directorio el PSOE y la UGT se hicieron con la cartera de Trabajo -para Largo Caballero, justamente: “el Lenin español”-, o de la de Franco, cuyo Ministerio del ramo fue siempre dirigido por la Falange y sus entusiastas militantes, y fue siempre lo más fascista del régimen más allá de imperiales oropeles y soflamas patrioteras.

A destacar entre esos falangistas, por cierto, el abuelo de Pablo Iglesias Turrión (ex “paseador” durante los inicios de la Guerra Civil) o los progenitores del ex ministro de Justicia de Zapatero Fernández Bermejo, o de la ex vicepresidenta de Zapatero y actual mihembra del Consejo de Estado Fernández de la Vega. Del PSOE al Fascismo y del Fascismo al PSOE, en resumidas cuentas.

Son los mismos responsables de haber convertido a las universidades en madrasas, si bien es un fenómeno que se observa en todo Occidente: los nazis echaron a los intelectuales marxistas de Europa, que recalaron en América en Buenos Aires o en Nueva York, y de ahí a México y California. De sus universidades importó Europa la nueva ola desde los 60’ acá, y desde entonces su flujo no precisamente benigno es incesante y deletéreo.

La Censura se ha enseñoreado de los claustros porque se supone que, más allá de instituciones para el libre pensamiento y la libre discusión de las ideas, se trata de formar profesionales cualificados para servir al establishment con una coartada de índole moral, cuando en rigor el capitalismo es compatible con la corrupción económica de las élites pero se viene abajo ante el cinismo generalizado de los que pretenden mantener riqueza y posición a costa de la Mentira.

Una legión de redomados arribistas se aviene en consecuencia a prestar ese cierto prestigio que sólo brindan las palabras a quienes han de mantenerles en la ilusión del medro personal, de la ascensión social y del posterior reconocimiento de los suyos (la élite, con la distinción) y de los comunes (la sociedad, con la fama); cuando en rigor a este juego sólo pueden ganar los dueños del Dinero y del Poder, conchabados de paso con la Banca.

Lamentablemente, del mismo proceder son los medios de comunicación (más obsoletos si cabe que las editoriales) cuando sin una dirección independiente sólo actúan de meras correas de transmisión de la propaganda de la Casta de los poderosos y adinerados; porque parecen haber olvidado que su función nunca fue la de aleccionar al Público, sino la de brindarle historias veraces, interesantes, descarnadas… incluso sobre lo que en torno al Poder acontece.

De ahí que la lectura comparada de diarios impresos se haga tediosa, cuando han decidido replicar unívocamente las directrices de los departamentos de Comunicación de los partidos, sindicatos, corporaciones, gremios, grandes emporios (de la Economía, del Deporte, de la Solidaridad, de la Cultura)… mientras las televisiones repiten machaconamente los mantras y nuevos códigos morales de los Transformadores de la Humanidad.

Instituciones decrépitas, pues; a la espera de su demolición o de su derrumbe en un tiempo tasado. Sólo dudo de que la imaginación de la época se encuentre bien dispuesta para alumbrar las nuevas instituciones de que dependerá la sociedad del futuro inmediato para continuar como tal sociedad y no como este todo dividido de amorfidades. ¡Pero habrá que imaginárselas, después de todo!

El presidente Sánchez ya puede ser procesado

…por prevaricación (al menos), teniendo en cuenta cómo está de dispuesto a contrariar los designios de la Ley haciendo caso omiso de sentencias en firme del Tribunal Supremo -algo, por cierto, no tan insólito por estos lares: ahí están las relativas a la “inmersión lingüística” en Cataluña o el tristemente célebre “antenicidio” a cargo de PRISA-.

Pero de nuevo, y contra toda esa caterva de estupendos “demócratas” y “constitucionalistas” -los peores de entre todos ellos, ya lo he dicho veces mil: los catedráticos de Derecho Constitucional (!) que estiman factible poner en cuestión el sujeto mismo de la Soberanía Nacional (¡consideran que “cabe” en el texto o en el “espíritu” de la norma constitucional!)-…

Pero de nuevo, y contra todos esos presuntos representantes de alguien -patronal o sindicatos, periodistas o politólogos, feministas o asociaciones y plataformas de la “sociedad civil” (siempre a cargo del erario público, comenzando por los locales de sus sedes), gente “de la Cultura” o más bien de la kulturkampf subvencionada desde hace medio siglo-…

Pero de nuevo, digo, contra los viejos clérigos y estamentos de la España integrista de toda la vida… los ciudadanos del Común, los patriotas españoles, los que aún somos capaces de atisbar un mañana en libertad y concordia, próspero para las siguientes generaciones y pacífico de puertas adentro y de puertas afuera de la Nación, tenemos que luchar para hacerlo posible.

Pues no cabe ya mayor infamia ni humillación a todos por parte de quien se ha autoerigido en Caudillo para los restos -¿¡2050!?- y está dispuesto para ello a constituir un régimen a su imagen y semejanza comenzando por hacer de su capa un sayo, y de su voluntad Ley, en la cuestión de los indultos ilegales a los separatistas catalanes, que excede con mucho su potestad.

¿Seguirán los españoles únicamente pendientes de su ombligo -de las vacaciones a las pensiones, del Erasmus a los viajes del IMSERSO, de la prestación del INEM a “la ilusión de la ONCE”-, de su tranquilidad amnésica y de su seguridad paralítica? ¿Acaso pueden/podemos hacer otra cosa? ¿Dónde están los liderazgos de la hora? ¿Cómo podríamos poner coto a Sánchez?

Obviamente, cuanto todas las instituciones corren el riesgo de desmoronarse ante la fuerza bruta de las decisiones -¡el decisionismo de marras!- de quien las violenta con el exclusivo fin de detentar un Poder omnímodo, nos hallamos ante un asalto al Estado democrático con la previsible consecuencia de la instauración de una dictadura civil unipersonal.

En consecuencia, Sánchez debe ser procesado por el Tribunal Supremo antes o después de que el Rey rechace firmar unos indultos que, en rigor, no son tales -sino efectivas medidas de gracia por parte de quien no puede otorgarlas, o más bien auxilio directo a criminales sin escrúpulos que, básicamente, forman parte de la banda que apoya al “magnánimo” indultador-.

Lo que pasa es que el régimen del 78’ -ya basta de indulgentes mentiras- no ha consolidado precisamente una democracia en España, sino el Saqueo Institucionalizado por parte de las facciones, aunque de un tiempo a esta parte -desde el 11-M de 2004 y Zapatero- el PSOE haya pretendido sacar al PP del tablero de juego para quedárselo todo él.

Un reciente plebiscito de la Casta

…llevó a los catalanes –a una buena parte de ellos- a votar en urnas de cartón y sin ningún tipo de registro censal ante la estupefacta mirada de todos (es un decir) los demócratas del mundo, y me remonto a tiempos anteriores a la proclamación-farsa de Independencia de septiembre de 2017.

Y es que ha transcurrido casi una década de vulneración sistemática de la Ley por parte de las autoridades del Estado… en Cataluña; ¿un autogolpe sistemático? ¡En parte sí! Ahí seguro que podemos recordar a Mas escapando en helicóptero del Parlament asediado por las turbas fanatizadas (en no menor medida que subvencionadas) por la misma Generalitat…

Una chusma, digamos, tan okupa como dependiente, tan parasitaria como demente, violenta y contradictoria en sus fines pueda resultar la carne de cañón o “masa crítica” que el separatismo fomentado por esas (presuntas) élites barcelonesas necesita para satisfacer sus voraces ansias de hegemonía y poder político, cultural, mediático y, fundamentalmente, económico; ¡pero siempre a cuenta del BOE!

Ciertamente, han hecho depender durante más de siglo y medio toda solución de continuidad histórica de la Nación Española de sus mezquinas, codiciosas pretensiones; como si una “voluntad de poder” insaciable guiara su “pensamiento”, su acción toda en pos de arrancar de una vez por todas la mancha eterna de “lo español” de la pureza pretendida de “lo catalán”.

Luego tenemos a los untuosos «empresarios» de siempre, como si son «Grandes de España» o «hereus» de fortunas fruto de la especulación protegida por el Poder, cuando no directamente producto del Saqueo Institucionalizado, fungiendo de almas cándidas que abogan -siempre templados sin ser capaces de templanza alguna a la hora cruda de la verdad- por «el diálogo», «la moderación», «la cesión por ambas partes» y demás catálogo justificador de primorriverismos, conllevancias, pujolismos o directísimos (¡obviamente «unilaterales»!) golpes de Estado contra la Ley y el Común.

Y mientras se suceden esos patéticos juegos de manos televisados entre los diversos figurones y subalternos del Poder en torno a la mera cuestión de los indultos a los golpistas, se advierte ya por todas partes ese aroma a crisantemos tan propio del mal llamado “proceso de paz” con ETA; sólo que ahora es toda España (y no sólo la sociedad vasca) la que apesta a cementerio.

Se trata de la Unidad de España

…como única garante de que -premisa sin la cual no– la Soberanía Nacional existe, esto es: los españoles conformamos el único e indivisible sujeto decisorio sobre el territorio nacional, constituimos el Estado nacional por decisión propia e irreversible, democráticamente… aunque ciertamente no sea así más que sobre el papel (“el papel del 78”), pues que antes de todos nuestros arbitrios y decisiones ya existía no sólo España sino el mismo Estado español, y no precisamente por consenso democrático “de todos” o de “los libres e iguales”.

Por eso rechina tanto el discurso de “la defensa del orden constitucional” practicada por los “constitucionalistas” pata negra con cualquier motivo, como en el caso de los ilegales indultos a los golpistas catalanistas, cuando en rigor el germen de todo separatismo y disgregación de la Soberanía Nacional halla su acomodo en la Constitución del 78 y sus posteriores desarrollos y desarreglos, algo tan patente ahora como entonces, como prueba que todavía se tratase de enmendar el yerro con la LOAPA.

No hubo tal, Pujol mediante y la voluntad tal vez abúlica de un Rey que ya comenzaba a relajar costumbres, dignidad y bragueta a partes iguales, siendo el gran valedor o justificante último de la corrupción sistemática que imprimieron a aquel “régimen constitucional del 78” los Felipe González, Pujol, Arzallus… No hubo tal y, desde entonces, con el leve paréntesis de las legislaturas de Aznar, nos han/hemos encaminado al sinsentido último a que nos abocaba de primeras el redactado nefando de una Ley nunca acabada de interpretar del todo.

Corrupciones todas ellas de largo alcance cuyos últimos coletazos despiden por el espacio público casos de golpismo separatista, evasión fiscal al por mayor, prebendas para condenados por terrorismo, censura de medios públicos y privados, coerción sistemática en centros educativos y universidades, connivencia de los gestores de intereses privados con los dadores del Poder y, en definitiva, todo un espeso manto de compra de voluntades a través de una estrategia de dominio hegemónico que nos ha deparado la España que vivimos hoy.  

Contra todo este estado de cosas haría mucha falta un decente e innovador Partido de Izquierda Nacional, dado que al menos ahora podemos afirmar que contamos con un genuino Partido de Derecha Nacional (Vox), pero hace mucho ya que el nicho electoral o “la ventana de oportunidad” se halla abierto/abierta, de par en par. ¿Ha de servir lo de Colón para la debida conformación de dicha alternativa?

Un Gobierno de la Mentira

…o que no titubea a la hora de recurrir a la mentira como uno de sus recursos fundamentales para sostenerse corre el riesgo cierto de ser percibido como una mentira de Gobierno, puro simulacro, después de algún tiempo en que su mentirosa acción política ha quedado al descubierto como tal en uno otro trance, en este o en otro momento.

Y ello pese al denodado esfuerzo por aparentar -la producción y proyección de eslóganes y  futuros seriados para cada cual- que el Gobierno tiene un programa de progreso para el bienestar generalizado de los ciudadanos, cuando obviamente los damnificados se multiplican por las cesiones constantes que debe hacer un individuo a todos sus acreedores políticos para retener el Poder…

Así con Sánchez y su ministra de Sanidad ahora que por fin parecen querer coordinar las medidas para enfrentar la pandemia de Covid19, a unas alturas en que ya no se les necesita ni se les demanda apenas nada por parte de los ciudadanos y/o de los gobiernos regionales: que simplemente deje hacer; que el Gobierno no se inmiscuya en ningún ámbito; que nos deje en paz por favor.

Es lógico en consecuencia el tono desabrido del Gobierno Sánchez, desde el punto de vista de que la percepción generalizada entre los españoles es que la vacunación transcurre a su ritmo pero sin pausa, gracias no al Gobierno sino a su pesar -su confusionismo, su inhibición y su intervención a partes iguales, pero siempre a destiempo, mal, de manera tan improvisada como intempestiva-.

Por lo que ya no queda sino llegar a septiembre, mirar en derredor los decrecientes estragos del “virus chino” y tratar de recomenzar la vida normal con el nuevo curso, que se prevé aciago para los más aunque el Gobierno ya prepare nuevos escándalos (propios y ajenos), crisis políticas y persecuciones a los disidentes como no se vieron en siglos por estos lares.

A fin de cuentas, hablamos de esa banda de bribones liderada por un tal Sánchez, armario de luna y tonto con ventanas a la calle que en cualquier película clásica de cine negro no pasaría de segundo o tercer escolta-matón del peligroso capo de turno. Pero aquí resulta que no sale Edward G.Robinson, sino Ábalos, o Redondo, y ambos como subalternos, lo cual es decididamente como para echarse a temblar.

Como recordatorio, baste indicar que el susodicho presidente del Gobierno se pasó por el Memorial de las Víctimas del Terrorismo y visitó la recreación del “zulo” de Ortega Lara, presidente a su vez de un partido como Vox al que Sánchez considera peor que a los representantes de sus secuestradores, gracias a los cuales se hizo con el Poder este mentiroso patológico.  

Sin embargo nada de esto podría importar ya -¡a estas alturas de junio!- cuando los españoles nos hemos vuelto a ir de vacaciones (como el año pasado por estas mismas fechas) sin que nada más importe. ¿O será tal vez que llevamos más de cuarenta años de “vacaciones democráticas” pagadas a escote o por el Estado?

La clave del despotismo de Sánchez (y de la casta política en general) radica exactamente ahí: en el escapismo voluntario de los ciudadanos.

La política de baja estofa

…del Ejecutivo Sánchez obra al fin en su contra, hasta el punto de que pospuesta -más que resuelta- la crisis pandémica no han cesado de aflorar todos esos casos con los que nos entreteníamos en vísperas del confinamiento forzoso: de Villarejo a Delcy y su mafia narcobolivariana, y de los separatistas catalanes que apoyan al Gobierno a la misma ETA.

Así aparece ahora desnudo el Presidente y su consiglieri de ideas redondas, recibiendo los insultos y golpes de los que hasta anteayer callaban, con el inaudito esfuerzo de autodefensa que supone tener que ser apoyados por el ex presidente -y prácticamente ex ciudadano- José Luis Rodríguez Zapatero, ministro plenipotenciario de Venezuela para Asuntos Europeos.

Y ante los propios compañeros de partido, los periodistas caídos del guindo perenne del “constitucionalismo” del PSOE, jueces y empresarios, amas de casa y pensionistas y desempleados y agricultores y pequeños comerciantes, la farsa de este Gobierno simulacro no puede durar mucho más si no fuera por la informe situación de los que se encuentran en frente.

Ahora van de nuevo PP, Vox y Cs a concentrarse en Colón, pero no porque lo hayan concertado como hasta cierto punto sucedió en la anterior cita en Madrid, sino porque los convoca una Unión 78 que de nuevo es el impulso activista de los consabidos Díez y Savater y otros como ellos -esto es: la Izquierda (o el PSOE que pudiere ser algún día) “constitucionalista”-.

Y entonces, ¿ya va a servir para algo? Esto es: ¿saldrá articulada de semejante encuentro una alternativa con una estrategia clara para echar a Sánchez y su camarilla del Poder? Obviamente, se busca relanzar la contestación contra el Ejecutivo que pareció suspenderse después de las dos citas electorales consecutivas de 2019, pero ¿qué se sigue de ello?

Escribí en su momento a cuenta del acto de Colón que las manifestaciones de domingo servían básicamente para exhibir músculo político, como genuina demostración de fuerza y poder político por parte de una oposición en funciones de alternativa al Gobierno; pero bastó la convocatoria de elecciones para que Casado, el primero, y Rivera y Abascal después fuesen única y exclusivamente a lo suyo.

Las consecuencias quedaron patentes apenas medio año después de «la foto de Colón», pero ahora que el papel que puede jugar Cs es nimio, convendría al menos que de esta nueva reunión en la Capital que espero que sea masiva surgiera el “espíritu de concordia” que tanto reivindican los autoproclamados “constitucionalistas” y que el Dr. Sánchez no ha dudado en tergiversar -para variar- y en apropiarse para sus espurios fines.

A fin de cuentas, Savater ya apadrinó en su día la entente Redondo Terreros-Mayor Oreja (precisamente Redondo y Oreja, nada menos), como María San Gil puede ser reivindicada por PP y Vox aunque no haya querido proseguir su carrera en ninguno de ambos, puede que para acabar convocando a un acto el próximo 13 de junio al que debieran ir de la mano Casado y Abascal.