Sánchez encabeza la sedición

…contra las instituciones todas del Estado prácticamente desde el día en que se aupó al Poder a través de la fraudulenta moción de censura contra Rajoy y de la mano de quienes lo hizo: un partido netamente alineado con las dictaduras bolivarianas de Hispanoamérica como Podemos, más Bildu-ETA y ERC, Junts -estos dos últimos partidos implicados desde la cúpula a las bases en el proceso separatista que fue parcialmente abortado en octubre de 2017- y el PNV. O sea, todos los mejores amigos de España y de los españoles, de sus leyes y libertades.

No es por tanto nuevo lo que pretende El Señor Presidente, porque es lo que ha pretendido el PSOE de toda la vida (en el 23 como en el 34, en el 81 como en 2004): la liquidación irreversible de cualquier oposición a su régimen particular, donde el PSOE y la UGT son hegemónicos y, más allá de esto, inmunes frente a cualquier tipo de responsabilidad por sus numerosos quebrantos de la Hacienda Pública y de las particulares, por su habitual recurso a las algaradas y a la violencia directa, desde el mismo Estado o desde la puta calle.

Una impunidad necesaria, pues, no sólo para los golpistas separatistas, o para los criminales de ETA reconvertidos en pacíficos activistas por “la Paz”, sino para las decenas, si no es que se trata de cientos y de miles, de cargos y simpatizantes de este Socialismo ramplón hasta en su manera de saquear al contribuyente, véanse los distintos apartados del caso de los ERE -verdadera y necesaria causa general contra el PSOE y la UGT- o los escandalosos contratos de compra de mascarillas por parte del Ministerio de Sanidad de Salvador Illa en el momento más grave de la pandemia de coronavirus.

Ante semejantes desmanes, coreografiados con firmeza por el Doctor No, la Oposición continúa su errático viaje hacia la nada, en el caso del PP ahora de Feijóo, o la irrelevancia, caso de un partido como Vox cuyos dirigentes parecen incapaces de articular una organización moderna y dinámica que ofrezca batalla todos los días del año. Obviamente, el principal problema lo tiene el PP, que es tanto como afirmar que la Derecha tiene un problema con el PP, cuyos cuadros fuera de Madrid presentan tantas veces esa mezcla de indolencia y cobardía tan característica del Rajoyato, pero presente aún antes.

Con estas cartas, todas marcadas por las reglas de juego que estableció Zapatero ante la indolencia precisamente de los Rajoy, Soraya y Montoro, la Oposición no puede hacer otra cosa que presentar una alternativa radical, en clave nacional, a todo un período convulso de la historia reciente de España que abarca al menos desde el 11 de marzo de 2004 a nuestros días. Pues existe ahora, como no se daba a principios de siglo, la suficiente masa crítica entre los españoles para poner fin de una vez por todas a este proceso de disgregación y degradación democrática.

Tal vez de lo que carecemos todavía es de partidos nuevos a izquierda y derecha que resulten tan atractivos como eficaces; aunque más importante, y condición puede que insoslayable para su creación y desarrollo, sería determinar de antemano un nuevo sistema de representación en sustitución del actual. Hasta entonces, la pregunta más recurrente a la Oposición debe ser la misma: ¿a qué esperan PP y Vox para desalojar a Sánchez de La Moncloa lo antes posible? Igual es que no son capaces de calibrar la dimensión del desafío, o bien no saben cómo reaccionar al mismo; en ambos casos, se corroboraría la tesis con que abría este párrafo.

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Ni la Verdad ni la Memoria se imponen

…a no ser despóticamente, desde luego no por mayoría simple pero tampoco por mayoría cualificada, y eso es lo que pretende y pretenderá cualquier llamada Ley de Memoria o Ley de Verdad Histórica, pues que la memoria es particular de cada cuál o de un grupo reducido, por cuanto cuando se amplía el número de los implicados sólo algunas verdades generales, si no directamente abstractas, siguen pareciendo tales a ojos de todos.

La Historia, o el relato de los hechos verídicos y comprobables del decurso humano, funciona por elaboración de conceptos, imágenes y visiones del pasado a partir de fuentes dispares, luego resulta sin duda un producto de la imaginación abstracta más aún que de la erudición, sin que ello signifique que se puede hacer tabula rasa de los mismos datos, de los estudios anteriores, de las anteriores filosofías de la Historia.

La Memoria, por el contrario, corresponde a cada uno según factores que nadie controla a priori, como la tradición familiar -de antepasados y sus costumbres tanto como de sus relaciones actuales- o como el entorno de los iguales a uno en edad -caso de la escuela y los equipos deportivos, las cuadrillas y grupos de amigos, etc.-, dándose el contraste generacional entre lo asimilado en el seno familiar y lo que uno descubre por sí junto a sus pares.

Nada de esto es tomado en consideración, por descontado, por los últimos beneficiarios de este régimen infausto de partidos dedicados al Saqueo Institucional no menos que al Adoctrinamiento Ideológico, que les reporta pingües beneficios no sólo en forma de réditos políticos sino asimismo a través de subvenciones a sus plataformas “sociales” o “culturales” o “verdes”, medios de comunicación, productoras de TV y así hasta el infinito y hasta la náusea.

De forma que el Antifranquismo a día de hoy es prácticamente una industria, con decenas de miles de trepas haciendo de maquis de la Información y de la Cultura con sus bodrios -fanzines, libros, pelis, documentales, ponencias, conferencias y demás- cuando a duras penas conocen de la Guerra Civil que comenzó en 1936 y terminó en 1939, y dudosamente atinarían con la fecha de la muerte de Franco, o con la edad a la que murió.

Pero todo da igual cuando se trata de crear apartados, aparatos, departamentos, comités y consejas, con muchísimas mujeres por todas partes, para impulsar de corrido la imposición de esta Verdad y esta Memoria a todos los españoles, con su propia Gestapo para multar y amedrentar a los que no se sometan al Discurso Oficial del Progreso, de hace décadas enarbolado por los del PSOE hasta que, de tanto progresar, han ido a coincidir en fondo y forma con la ETA.

Los días de Pedro Sánchez en el Poder están contados. Queda por ver ahora si habrá algo más de reacción por parte de los pretendidos defensores de la Nación y de la Constitución que la que se ha dado en las dos últimas décadas ante los desmanes de todo tipo que el PSOE, en comandita no sólo con la ETA sino con ésta liderando la entente con el PNV y con los otros separatistas -de la extinta CiU o PdCAT a ERC-, ha perpetrado contra la integridad de España y de sus instituciones.

De nuevo, y más allá de cualquier cálculo mezquino, el PP con Feijóo al frente debe estar preparado para gobernar… con el apoyo de Vox y un programa amplio, capaz de suscitar adhesiones entre lo que aún quede de Izquierda nacional entre los diputados del PSOE; pero sin perder de vista en ningún caso que este régimen que tanto parece querer sostener la Derecha no es sostenible ni un solo día más contra semejante amenaza a nuestras libertades.

España no soportará un segundo rajoyato

…y lo digo, más o menos convencido, en el doble sentido de que no está dispuesta (la Nación) a hacerlo y además tampoco lo resistiría, dado el contexto de grave crisis cronificada (en lo político no menos que en lo económico) que amenaza con devastar la sociedad de relaciones que es una democracia, justo antes o justo después de haber culminado la liquidación institucional.

Pedro Sánchez es el responsable máximo, por lo tanto el culpable principal de la situación; pero el PP de Rajoy y luego de Casado y ahora de Feijóo no le va a la zaga, precisamente, lo que es tan obvio por sus políticas respecto a Cataluña, Baleares, Valencia, País Vasco, Navarra y Galicia, como en lo referido a sus diversas trapacerías con el PSOE para hacerse con todos los recursos y mecanismos del Poder: de la Justicia a la Prensa, del “diálogo social” con el Íbex al CNI.

En rigor, siempre nos parecerá más pulcro un Gobierno del PP que del PSOE a los que conocemos los datos de corrupción, negligencia criminal y despilfarro de cada cual, pero eso viene a encubrir el problema máximo de nuestra democracia, que es la falta absoluta de representatividad NACIONAL de la misma, cuando el viejo juego del “bipartidismo imperfecto” PSOE-PP -que no estaba llamado a ser tal, desde el momento en que los socialistas con Felipe al frente y Polanco dando por detrás aspiraban a convertirse en el PRI- consiste en simular divisiones antagónicas entre ellos que les impedirían otra opción que gobernar con CiU-PNV, como en los viejos buenos tiempos de los 80 y 90, o con esos tripartitos y hasta heptapartitos “de progreso” que tanto le van al viejo y corrupto y menguante PSOE desde los tiempos del malhadado Zapatero a hoy mismo.

Es hora de que un Gobierno de España sea nacional, al menos, en su proyección y representación, o de lo contrario habrá que asistir a una reorganización total de los territorios en la que según las banderías se estará en zona amiga o enemiga, o en zona franca, o no se estará de ninguna de las maneras por alguna especie de traspapeleo burocrático o maldición bíblica que nos hará perder los más elementales derechos de un día para otro.

Porque la arbitrariedad campa desde la cúpula del Estado, con excepción del Rey -que por ello mismo no está precisamente “a salvo”- hasta el último de los portavoces de los partidos, decididamente convertidos en partidas, que no saben hasta qué punto una palabra suya más allá del tiempo indicado puede hacer arder, en lo sucesivo, algo más que las redes sociales.

Lo presumible, aunque Feijóo no se lo quiera creer, es que Vox se halle cerca o incluso supere al PP en próximas elecciones. Si no quiere el nuevo viejo líder del PP asistir a su vez a la debacle de uno de los dos grandes partidos, mejor haría con atender cuidadosamente, con saber escuchar finamente lo que los españoles que jamás votarán Izquierda (no a ésta, desde luego, del PSOE y Podemos) están esperando desde ya del nuevo Gobierno que sustituya al presente.

A partir del Otoño, a Sánchez no lo salva ni la ETA

…que lo puso a fin de cuentas en el Poder, pero como las Cuentas ya no le van a cuadrar al desGobierno del Doctor y sus bandadas de ministros del PSOE y socios poco fiables de Podemos, conviene hacerse a la idea de que alguna última treta tramará el que desde el principio lo fió todo a la exaltación de su imagen y al ejercicio indiscriminado de su voluntad de poder. ¿Con qué escaños espera contar Sánchez a partir de las próximas Elecciones Generales?

Cuando por segunda vez consecutiva en breve plazo, después del triunfo incontestable de la Derecha en las elecciones de Castilla y León, un gobierno PP-Vox, esta vez de Andalucía, una de las tres regiones más potentes de España en todos los ámbitos junto a Madrid y Cataluña, demuestre que es posible la alternativa a ese marasmo de intereses creados que conocemos vulgar y genéricamente por “la Izquierda” -sin serlo del todo-, el tiempo de Sánchez habrá acabado.

Pero aún habrá que encarar el reto máximo, el desafío supremo que para la Nación Española tanto como para el Estado y sus principales instituciones, como los Partidos, la Justicia y las FSE, supone el permanente desacato a la legalidad vigente por parte de las (presuntas) “autoridades competentes” en Cataluña, que no han empezado a pagar todavía por sus crímenes recientes contra la Constitución y ya pretenden retomar la insurgencia de nuevo.

El “tema vasco”, como acostumbran hacer “en Madrid” desde hace dos décadas, quedará aparcado mientras el PNV no vea alterada su hegemonía en “Euskadi”, pero al cabo la distópica “excepcionalidad vasca” todo lo puede, y si Feijóo llegara a presidir España con mayoría absoluta y el apoyo prioritario de Vox, no sé qué me da que el nuevo Gobierno se daría por más que satisfecho si lograra liquidar decisivamente la ofensiva separatista de los catalanistas.

Y no hay más: ¡como para que nos interesen las historietas de los Iturgáiz, Alonso, Oyarzábal… o de los Madina o Andueza o Itxaso de turno! Pues viven todos en una realidad paralela, perfectamente al margen de quienes aún les votan o de quienes, antaño, lo hicieron, creyendo además que viven en el mejor de los mundos posibles, porque “ahora que ETA ya no mata” nos encontramos de nuevo con que “como aquí no se vive en ningún sitio”, aunque sigan persiguiéndolos.

Convencionales siempre

…estos señoritos del PP, que han sumado a su tradicional capacidad para la organización de saraos -en ocasiones vanamente interesada (recuérdese de qué va lo de “la Gürtel”)- la sofisticada vacua cursilería de los incorporados desde Cs, quienes, evidentemente, viniendo de donde vienen, sólo creen en las encuestas y el márketin soft; o sea: para qué hablar con la gente si ya disponemos de estadísticas, estadísticos y estadístiques.

Fue precisamente esta “falta de calle” un factor decisivo en el derrumbe de Cs y en la desaparición de UPyD, cosa que no caracteriza al PP en Galicia desde los tiempos de Fraga, ni por lo general al de Castilla y León, ni desde luego al de Madrid desde tiempos de Álvarez del Manzano en adelante, con Esperanza Aguirre y ahora Isabel Díaz Ayuso y Martínez-Almeida. Por el contrario, en Andalucía fueron siempre vistos como señoritos, y en Cataluña, desde la defenestración de Vidal-Quadras, como inanes.

No del todo en balde, Cs fue fundado estrictamente para darle el relevo en el discurso al bienhumorado Alejo, quien se dedicó a los asuntos europeos antes de su traspiés como candidato de Vox y su postrer paso en falso al solicitar el voto para Cs. Después de su intervención en la presente convención contra las tesis de Edurne Uriarte -ex del ministro Wert, convencido de la necesidad de “españolizar” a los niños catalanes-, yo creo que lo suyo, consecuente como es él, es que Vidal-Quadras pida el voto para Vox ¡y la disolución de la UE!

Pero peor es lo de sacar a pasear a Mari Mar Blanco, sempiterna colocada del PP por la cuota vasca, que nunca ha valido como representante público, ni siquiera de las víctimas del terrorismo, y que (recuérdese) vino a ser la nueva coartada o escudo moral tras el que guarecerse los que liquidaron a María San Gil -los Alonso y Oyarzábal y Maroto (estos dos, ahí siguen), Sémper y demás enanitos-, todos ellos a las órdenes del memo primordial, Mariano Rajoy.

Por esto, y estando tan reciente el escarnio último de la ETA a las víctimas del terrorismo en Mondragón, conviene insistir en que abrir convenciones con Rajoy, o posar delante del rótulo de una calle de Valladolid (aunque se llame “Avenida de Miguel Ángel Blanco”), poco puede hacer por Pablo Casado si lo que desea es allegarse a los desencantados con la política antiterrorista del PP en sus últimos gobiernos, que además coinciden a grandes rasgos (si no son los mismos) con los que jamás perdonarán al PP lo que dejó crecer en Cataluña hasta el 1-0.

Como da la casualidad de que la demente chusma que ocupa la Generalidad de Cataluña no se ha movido un ápice desde dicha fecha de 2017 hasta ahora, que han pasado cuatro años de delirio institucionalizado, uno tendría que hacer muchos esfuerzos para interpretar el rechazo del “populismo” como rechazo total y absoluto a pactar con partidos como los sucesores de CiU y el mismo PNV, “socios fiables” de Rajoy según Rajoy, el bobo de solemnidad que perdió dos veces consecutivas las Generales contra el pérfido oligofrénico de José Luis Rodríguez Zapatero.

Vamos, que Casado lo tiene fácil para disputarle a Vox la primogenitura en la única Derecha que puede ser -la que se oponga radicalmente a este deprimente estado de cosas que amenaza con desintegrar el Estado y la Nación-, ya que basta con hacer literalmente lo justo contrario de lo que diga (y de lo que hizo) Mariano Rajoy en lugares como País Vasco y Cataluña para lograr crecer en las encuestas y, con una adecuada presencia de líderes locales tanto como nacionales, volver con fuerza a participar en el discurso y en el mismo espacio público.

Cosa inimaginable a día de hoy, donde la marginalidad del PP en ambas comunidades veta de entrada su acceso a una gran mayoría, por supuesto a la mayoría absoluta, y refuerza paradójicamente al siempre tapado Feijóo, que reivindica lo suyo como clave del éxito -no tan lejana a ciertos de sus postulados se halla Díaz Ayuso, por cierto- como si la defensa cerrada de la unidad de España y de la igualdad de todos los españoles fuera el motivo del fracaso electoral.

Se equivoca Feijóo, pero a su favor. No es el caso de Casado, que si se deja tentar por los gurús de la mercadotecnia y los sondeos volverá a perder la oportunidad de constituir Gobierno; para él, la definitiva. Y todavía le (nos) queda por ver cómo ha de acabar de enredarlo el otro ex presidente de su partido, José María Aznar. ¿Para qué demonios, a fin de cuentas, necesitaba Pablo Casado esta convención? Da la impresión de que ni él lo sabe.

No llores por ti, Cayetana

…que el PP murió en las Generales de 2008 en las que obtuviste el escaño por primera vez, después de haberte desempeñado como jefa de gabinete de Ángel Acebes -delfín “en diferido” de José María Aznar al que Rajoy dejó colgado de una brocha inmediatamente después de esos comicios de 2008–, pero tú decidiste repetir en 2011.

Podrías llegar a pensar que a la tercera va la vencida; creo más que probable que rechaces ofertas de Cs y Vox para unirte a sus filas, donde de tanta libertad como autoridad podrías gozar. Pero es pertinente señalar que el PP es incorregible o por lo menos no es el partido que tú y tantos han creído o querido tener como defensor de sus intereses e ideas. Ya no desde 2008.

El PP de Rajoy renunció a esclarecer el 11-M, se sometió a los designios de Zapatero respecto a ETA -blanqueamiento para incorporarla al nuevo régimen-, buscó hacer de CiU y PNV “socios fiables” una vez en el Gobierno y con mayoría absoluta, nunca procuró las reformas estructurales que le demandaban la crítica hora y la propia UE, se anuló en Política Exterior, etc.

Ahora resulta que Pablo Casado no se puede permitir una portavoz tan libre como Cayetana Álvarez de Toledo, que ciertamente pretende del PP que sea el partido que no es -y nunca ha sido-. Pero las formas, de nuevo -como con Alfonso Alonso-, presentan a un líder sin autoridad ni liderazgo, débil e incluso blando, que finalmente debe recurrir a segundones para que le hagan el trabajo sucio.

El caso vasco es paradigmático y sirve para resumir toda la situación (y la necedad de los responsables de la misma): el “sorayista” Alonso deseaba continuar con la mimetización del PP con el ambiente “de Euskadi”, aun siquiera para dilatar en el tiempo la acelerada descomposición de la formación en todas las instituciones, sin ningún respaldo social.

Cayetana deseaba confrontar con el abertzalismo detentador de la hegemonía política y económica (que no social o cultural), incluso cuestionar “los privilegios vascos” de conciertos y fueros y “derechos históricos” preconstitucionales, así como denunciar la (todavía a día de hoy) ominosa presencia de ETA en todos los ámbitos públicos y privados de la comunidad vasca.

La cuestión se resolvió con la imposición de Carlos Iturgaiz -más que amortizado desde hace dos décadas- después de la vergonzante defenestración de un Alfonso Alonso que, no gozando de la cómoda posición de un Feijóo, creyó que podía lanzar su órdago a Génova y ser después considerado y atendido.

No hay nada que hacer con el PP -como tampoco con el PSOE-, o no tenemos nada que hacer ni que ver los que como programa de bases mínimas exigimos una España unida de ciudadanos libres e iguales en derechos y oportunidades, más allá de castas regionales y endogámicos estamentos como el partidista. Y si CAT no ha sido capaz de verlo es porque le ha perdido la soberbia.

Una soberbia -esa conciencia clara de superioridad intelectual unida a la convicción voluntarista de que “el mejor”, “el aristócrata del espíritu”, debe sacrificarse y servir a los demás, a sus conciudadanos, al Pueblo- que justifica su nueva y errada apuesta por el PP como plataforma para su activismo cívico; pero que no debiera sofocar una serena reflexión sobre los propios errores.