Tome Sánchez por la senda constitucional

…y es más que probable que muchos hayan de seguirle, si no la mayoría de los que vienen apoyándolo a excepción hecha de los separatistas y los izquierdistas retrasados (comunistas en sus varias tribus); pero qué duda cabe que sería apreciable que el presidente del Gobierno se ajustara a la Ley y dejara de injuriar todos los días a los principales poderes del Estado.

De hecho, no necesitamos someternos a los dictados de la Constitución quienes defendemos la igualdad de todos los españoles ante la Ley, si bien considerado no somos más que una minoría incordiona, por lo que lo de veras meritorio sería ver a un líder del PSOE en la presidencia del Gobierno acatando la Ley incluso después de haber sido expulsado del Poder.

Porque de nuevo con el PSOE con mando y plaza constatamos una vez más que ni saben ganar, ni mucho menos perder; que siempre que son reemplazados se refugian extramuros del sistema para preparar la próxima jugada -el próximo golpe- parapetados no ya detrás de la Ley que se disponen a socavar, sino de ese ente informe de relaciones públicas generado en los años del Poder.

En consecuencia no solamente se trata de que la Oposición a este corrupto y degradado estado de cosas pueda ganar unas elecciones, pues de lo que hablamos es del fortalecimiento de unas instituciones capaces de hacerse respetar por los ciudadanos -el Pueblo-, dignas por tanto de sobrevivir y susceptibles de poder encarar a cualquier arribista con ínfulas caudillistas, tal que nuestro Señor Presidente Pedro Sánchez.

Un peligro para la Nación en primer término, para el sistema democrático desde incluso antes, y por tanto para esa vaga acepción del Pueblo o la Nación que conocemos por “sociedad española” y que evidentemente no puede seguir existiendo si se produce la quiebra del Estado seguida de la desintegración nacional.

Ésa es la tarea insoslayable que urge emprender a la Oposición, que para empezar se reduce a PP y Vox -por si queda en el campo de los opositores a Sánchez alguna duda-, y pasa por el bloqueo de la acción del Ejecutivo en todos los frentes no menos que por la exhibición de una verdadera alternativa compartida por ambos partidos.

El tiempo repartirá razones entre unos y otros, pero desde ya conviene ir preparando el terreno de La Alternativa a Sánchez.

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Las instituciones decrépitas

…de nuestro tiempo no son la Monarquía ni el Senado, ni siquiera el Congreso -a estrenar de nuevo como cámara de debate público y sede de la Soberanía Nacional desde la instauración zapaterina del régimen del 11-M-, sino más bien los sindicatos paraestatales (UGT y CCOO), la mayoría de las universidades públicas -si no la Universidad como tal- y los medios de comunicación.

Porque en la época de la prevalencia total del Ejecutivo sobre el Legislativo -con excepción tal vez de la república presidencialista de los EEUU-, ni el Bundestag ni la Asamblea Nacional ni, desde luego, las cámaras (camarillas) autonómicas presentan ninguna relevancia pública más allá de sostener numéricamente (por disciplinados diputados por cooptación) al Gobierno de turno.

Lo cual no hace a los parlamentos instituciones decrépitas o vacías de contenido, sino entes necesitados de regeneración radical para que sirvan a la función para la que nacieron como instituciones públicas: sostener y reglar el permanente debate sobre las cosas del Común -de los asuntos económicos a la Defensa, pasando por la Administración de Justicia y otros servicios públicos- y proteger junto con el Gobierno los derechos y libertades individuales.

Pero de nada pueden servir ya unos sindicatos financiados opacamente por los Presupuestos Generales del Estado, cuando actúan desde hace medio siglo con particulares fines ideológicos y al servicio más bien de su propio bienestar y hegemonía, concordando lo que haga falta con la presunta “Patronal” que a tan pocos representa, con el fondo unívoco del “Diálogo Social” que es sin duda el rasgo más distintivo del Fascismo.

Una característica tan destacada de la Italia de Mussolini como de la España de Primo de Rivera, en cuyo Directorio el PSOE y la UGT se hicieron con la cartera de Trabajo -para Largo Caballero, justamente: “el Lenin español”-, o de la de Franco, cuyo Ministerio del ramo fue siempre dirigido por la Falange y sus entusiastas militantes, y fue siempre lo más fascista del régimen más allá de imperiales oropeles y soflamas patrioteras.

A destacar entre esos falangistas, por cierto, el abuelo de Pablo Iglesias Turrión (ex “paseador” durante los inicios de la Guerra Civil) o los progenitores del ex ministro de Justicia de Zapatero Fernández Bermejo, o de la ex vicepresidenta de Zapatero y actual mihembra del Consejo de Estado Fernández de la Vega. Del PSOE al Fascismo y del Fascismo al PSOE, en resumidas cuentas.

Son los mismos responsables de haber convertido a las universidades en madrasas, si bien es un fenómeno que se observa en todo Occidente: los nazis echaron a los intelectuales marxistas de Europa, que recalaron en América en Buenos Aires o en Nueva York, y de ahí a México y California. De sus universidades importó Europa la nueva ola desde los 60’ acá, y desde entonces su flujo no precisamente benigno es incesante y deletéreo.

La Censura se ha enseñoreado de los claustros porque se supone que, más allá de instituciones para el libre pensamiento y la libre discusión de las ideas, se trata de formar profesionales cualificados para servir al establishment con una coartada de índole moral, cuando en rigor el capitalismo es compatible con la corrupción económica de las élites pero se viene abajo ante el cinismo generalizado de los que pretenden mantener riqueza y posición a costa de la Mentira.

Una legión de redomados arribistas se aviene en consecuencia a prestar ese cierto prestigio que sólo brindan las palabras a quienes han de mantenerles en la ilusión del medro personal, de la ascensión social y del posterior reconocimiento de los suyos (la élite, con la distinción) y de los comunes (la sociedad, con la fama); cuando en rigor a este juego sólo pueden ganar los dueños del Dinero y del Poder, conchabados de paso con la Banca.

Lamentablemente, del mismo proceder son los medios de comunicación (más obsoletos si cabe que las editoriales) cuando sin una dirección independiente sólo actúan de meras correas de transmisión de la propaganda de la Casta de los poderosos y adinerados; porque parecen haber olvidado que su función nunca fue la de aleccionar al Público, sino la de brindarle historias veraces, interesantes, descarnadas… incluso sobre lo que en torno al Poder acontece.

De ahí que la lectura comparada de diarios impresos se haga tediosa, cuando han decidido replicar unívocamente las directrices de los departamentos de Comunicación de los partidos, sindicatos, corporaciones, gremios, grandes emporios (de la Economía, del Deporte, de la Solidaridad, de la Cultura)… mientras las televisiones repiten machaconamente los mantras y nuevos códigos morales de los Transformadores de la Humanidad.

Instituciones decrépitas, pues; a la espera de su demolición o de su derrumbe en un tiempo tasado. Sólo dudo de que la imaginación de la época se encuentre bien dispuesta para alumbrar las nuevas instituciones de que dependerá la sociedad del futuro inmediato para continuar como tal sociedad y no como este todo dividido de amorfidades. ¡Pero habrá que imaginárselas, después de todo!

Un Gobierno de la Mentira

…o que no titubea a la hora de recurrir a la mentira como uno de sus recursos fundamentales para sostenerse corre el riesgo cierto de ser percibido como una mentira de Gobierno, puro simulacro, después de algún tiempo en que su mentirosa acción política ha quedado al descubierto como tal en uno otro trance, en este o en otro momento.

Y ello pese al denodado esfuerzo por aparentar -la producción y proyección de eslóganes y  futuros seriados para cada cual- que el Gobierno tiene un programa de progreso para el bienestar generalizado de los ciudadanos, cuando obviamente los damnificados se multiplican por las cesiones constantes que debe hacer un individuo a todos sus acreedores políticos para retener el Poder…

Así con Sánchez y su ministra de Sanidad ahora que por fin parecen querer coordinar las medidas para enfrentar la pandemia de Covid19, a unas alturas en que ya no se les necesita ni se les demanda apenas nada por parte de los ciudadanos y/o de los gobiernos regionales: que simplemente deje hacer; que el Gobierno no se inmiscuya en ningún ámbito; que nos deje en paz por favor.

Es lógico en consecuencia el tono desabrido del Gobierno Sánchez, desde el punto de vista de que la percepción generalizada entre los españoles es que la vacunación transcurre a su ritmo pero sin pausa, gracias no al Gobierno sino a su pesar -su confusionismo, su inhibición y su intervención a partes iguales, pero siempre a destiempo, mal, de manera tan improvisada como intempestiva-.

Por lo que ya no queda sino llegar a septiembre, mirar en derredor los decrecientes estragos del “virus chino” y tratar de recomenzar la vida normal con el nuevo curso, que se prevé aciago para los más aunque el Gobierno ya prepare nuevos escándalos (propios y ajenos), crisis políticas y persecuciones a los disidentes como no se vieron en siglos por estos lares.

A fin de cuentas, hablamos de esa banda de bribones liderada por un tal Sánchez, armario de luna y tonto con ventanas a la calle que en cualquier película clásica de cine negro no pasaría de segundo o tercer escolta-matón del peligroso capo de turno. Pero aquí resulta que no sale Edward G.Robinson, sino Ábalos, o Redondo, y ambos como subalternos, lo cual es decididamente como para echarse a temblar.

Como recordatorio, baste indicar que el susodicho presidente del Gobierno se pasó por el Memorial de las Víctimas del Terrorismo y visitó la recreación del “zulo” de Ortega Lara, presidente a su vez de un partido como Vox al que Sánchez considera peor que a los representantes de sus secuestradores, gracias a los cuales se hizo con el Poder este mentiroso patológico.  

Sin embargo nada de esto podría importar ya -¡a estas alturas de junio!- cuando los españoles nos hemos vuelto a ir de vacaciones (como el año pasado por estas mismas fechas) sin que nada más importe. ¿O será tal vez que llevamos más de cuarenta años de “vacaciones democráticas” pagadas a escote o por el Estado?

La clave del despotismo de Sánchez (y de la casta política en general) radica exactamente ahí: en el escapismo voluntario de los ciudadanos.

Les conviene que haya tensión

…a nuestros habituales fascistas de la Izquierda -válgame la redundancia- por ver de confundir a la gente con aquello del “conflicto”, cuando las hostias siempre las reparten los mismos a los mismos que las aguantan con mayor o menor estoicismo, mientras la Policía hace sólo lo que puede y todavía reciben sus miembros los palos de la turba que habrían de llevarse sus inmediatos superiores y los dirigentes políticos que rehúsan hacer valer su monopolio de la violencia.

Viene siendo así desde hace medio siglo, pero como el “conflicto” parecía circunscrito a las provincias vascas quien más quien menos confiaba en que la situación mejoraría con el tiempo… hasta que se extendió a Cataluña y Madrid y ha permanecido latente desde entonces hasta prácticamente los (ne)fastos que siguieron al 11-M de 2004 -algaradas promovidas por el PSOE y sus aliados antisistema- y más aún después del 15-M de 2011 que vio nacer (darse a conocer públicamente) a Podemos.

Progresivamente, la corrosión de la legalidad y del mismo respeto democrático a los adversarios políticos y a las instituciones ha producido la práctica destrucción del entramado de convivencia conocido como “régimen del 78”, hasta el punto de que las fuerzas contrarias al liderazgo del PSOE -al frente de la entente anticonstitucional de la que participan Podemos, ERC y Bildu (ETA) significadamente entre otras facciones- son calificadas de “ultraderecha” con vistas a expulsarlas del sistema.

Ciertamente, poco éxito podría cosechar esta estrategia sin la entrega de los medios de comunicación a una falsaria vocación de salvapatrias, presuntamente “democrática”, que no oculta sino un estéril y fraudulento elitismo apoyado en la ignorancia fanática de los biempensantes sin contacto con la realidad. Una casta aún más perversa que la de los políticos por sus fantasiosas ideas sobre la sociedad, por su particular y asumida irresponsabilidad práctica y por su cinismo inmaduro (que de ambos aspectos deriva) cuando son pillados en falta.

Así, ya no se puede saber cuándo conviene más al Poder, a sus sicarios o a sus medios de reproducción de propaganda fomentar la violencia, porque todos parecen en extremo dependientes de la existencia de un enemigo ominoso al que endosar todos los extremos del mal para poder cargar contra él sin ambages ni escrúpulos. Sed de violencia, “nos conviene que haya tensión”; para acto seguido pasar a escenificar los roles de víctimas y agraviados secularmente. La matraca de siempre, al servicio de los dictadores de la hora.

En todo caso, ahora como en el 34, siempre el PSOE instigando al enfrentamiento civil: siempre.

El resentimiento es mutuo

…entre la clase política española y la ciudadanía, sobre todo a partir de la profunda crisis económica mundial de 2007-8, crisis de la que no hemos llegado a recuperarnos los españoles -ni otros países de la UE- ni en tiempos de Rajoy con los indicadores más optimistas y las perspectivas más halagüeñas.

Con el mal fario del Gobierno Sánchez-Iglesias a las puertas de una pandemia que ha acabado por arrasar lo que quedaba estable y próspero -el sector terciario en general, el vinculado a servicios turísticos al extranjero en particular; más la hostelería-, las perspectivas actuales para la sociedad española parecen directamente cegadas.

Pese a todo, las maniobras del pérfido caudillo de Podemos no lograrán ocultar la estrecha relación de sus socios del PSOE sanchista en el Ejecutivo de España con el Madurato venezolano -de tal forma que de allí llegaron unas cuarenta maletas traídas por una jerifalta del régimen matarife que tiene prohibido pisar suelo de la UE, ¿dónde están ahora, Ábalos?-.

Lo que necesariamente ha de redundar en un mayor celo por parte de las autoridades competentes de las que depende librar los fondos europeos para reanimar la exhausta economía nacional, fundamentalmente la de pymes y autónomos, mientras el Ejecutivo PSOE-Podemos pretende arruinarlos para hacerlos dependientes de su Poder.

Hasta ahora -desde la caída de Zapatero a la de Rajoy-, bastaba al PSOE y sus agitadores de la Extrema avivar ese indeleble resentimiento popular contra la Derecha (“los fachas”, “los ricos”) en las calles, las redacciones y los platós, quedando vacíos para la protesta una vez los suyos alcanzaban el Poder (ante el remanso de buen rollo e indudable progresismo a fuer de subvención).

Pero en el momento en que se quiebra de manera general la confianza en la clase política, en sus prácticas habituales y en los modos que tienen sus miembros de relacionarse -reducido todo de pronto a tejemanejes de corrupción política y económica, entreverados con ambiciosos afanes o vanidades delirantes-, todo torna a volverse incierto… electoralmente.

A su vez, también los políticos parecen haber perdido el respeto por las formas democráticas, no ya respecto a los adversarios partidistas: respecto a los mismos electores. Y es que hace mucho en verdad que recurren a sondeos y estadísticas, que prefieren a comunicarse directamente con sus bases y los posibles votantes en general -aquéllos por lo visto dicen siempre la verdad, cuando éstos se dedican a hacer preguntas y a demandar explicaciones-.

Es el triunfo de la vídeopolítica o política/dictadura de la Imagen, socavada únicamente por el masivo y deletéreo abuso de las redes sociales por parte del común y, paradójicamente, por la manipulación perpetrada en ellas de continuo por los propios agentes que sirven al establishment de lo políticamente correcto para la estabulación social.

Definitivamente enrocados en sus comités a puerta cerrada y sus ejecutivas blindadas contra la crítica de propios y ajenos, los partidos españoles que aún se mantienen sobre la lona parecen destinados a lanzar golpes a diestro y siniestro por si alguno suelto lograra noquear al adversario, cuando el peor adversario es ahora el público que abuchea a ambos -así la TVE (o Atresmedia o Mediaset) quite el sonido o vaya a fundido en negro-.

Al menos ya se comienza a conocer los nombres de los principales valedores del Saqueo -Mediapro, Abengoa, Duro Felguera, Globalia…- así como el tipo de aviones (compañía Air Plus Ultra) en que habrán de salir algunos con sus maletas rumbo al Caribe y más allá cualquier día de estos, casi de manera inopinada, por una serie de condenas judiciales en cadena. A ver.

Recogimiento y desolación

…a partes iguales es lo que nos depara la política antipandémica generalizada en casi todos los países -bastante desorientada a la espera de la vacunación masiva-, después de ser augurado en Occidente que con cierres preventivos de la actividad comercial y hostelera se podría “salvar la Navidad”, entendida tanto como reuniones de decenas de personas de distintos lugares en espacios cerrados cuanto como oportunidad irrecuperable de negocio.

Ciertamente, resulta contradictorio proceder a dichos cierres y restricciones parciales de actividad y movilidad en espera de que el tiempo (el plazo decretado) ponga distancia puramente física entre nosotros y la infección vírica, a expensas de los diversos perjuicios causados por las arbitrarias interrupciones con el objeto algo artificioso de preservar “la Navidad” como “fechas muy especiales para todos” como mero eslogan moralizante.

Porque la reacción de la población no puede ser otra que la de abarrotar entonces las calles, con ocasión de la oportunidad brindada (otra vez) por autoridades que no son tales de salir nuevamente y realizar las compras navideñas y citarse “en fechas tan señaladas” con familiares, amigos y/o allegados y compañeros del trabajo para tomar algo. En pura lógica, si lo que se quiere es evitar contagios lo suyo implica suspender la Navidad, no la pre ni la postNavidad.

Pero esto equivaldría a no se sabe bien qué apostasía o herética sublimación de los más bajos instintos de “la gente”, cuando nada más cercano al espíritu navideño que esta sensación de cerco, aislamiento, persecución y carencia de libertad misma de movimiento que representa simbólicamente el nacimiento de Cristo en Belén, cuando además de la sensación de desamparo nada hacía presagiar que por ese miserable rincón del mundo se apareciesen Tres Reyes Magos de Oriente.

Así que prescribamos para todos y cada uno recogimiento y paciencia -que es esperanza para unos, resignación para otros y divertimento de cualquier índole para el resto-; y que 2020 pase ya de una vez y no por ello nos creamos salvados de ningún modo ante la persistente amenaza del SARS-CoV2 y su análoga, en España, de este maledicente Gobierno maldito PSOE-Podemos.

Una sociedad inerme

…ante el desgobierno, zombificada (antes, durante y después del colapso), que parece seguir por inercia lo mismo las recomendaciones generales de las distintas administraciones -varias y plurales- frente al coronavirus que las consignas más obscenas del Gobierno Sánchez-Iglesias respecto a la Corona, la Guerra Civil o la unidad de España.

Ahora resulta que vamos a tener a Pedro Sánchez ocho años más (¡lo mínimo!) porque lo han debido de planificar mientras jugaban al póker unos “agentes” de los diversos estamentos del país, que a riesgo de ser asemejados a una especie de seres mitológicos resulta que agasajan al Señor Presidente en la Casa de América, y beben los vientos por él (por su magnanimidad…).

Pero no puede ser magnánimo quien ni siquiera ha vencido, quien no considera la realidad de los gobernados (por total falta de empatía) y se limita a la guerra de posiciones contra el (presunto) principal partido de la Oposición… Sánchez únicamente busca investirse de una autoridad por encima de lo político, para verlas venir y dejarlas ir… sin que nada le afecte.

Así que no es frívolo añadir que ahora mismo no hay Gobierno de la Nación, o ha devenido ilegítimo por su mero ejercicio -con todas sus mentiras, su negligencia criminal en la gestión de la pandemia por su nula capacidad de prevención y supervisión, las corruptelas asociadas a las compras de material sanitario…- en apenas tres trimestres de ejecutoria.

Y ¿cuál es la solución, la alternativa; de qué disponemos los españoles en la hora actual para afrontar tanto la gestión sanitaria de la pandemia como la grave crisis económica que ya padecemos hondamente; cómo canalizamos o encauzamos nuestro malestar (¿los medios de comunicación, los sindicatos, los partidos políticos?)…

Si algo vivimos en pleno primer cuarto del siglo XXI es la escisión entre los ciudadanos (“la gente”, “la sociedad”, “la Nación”) y nuestros presuntos representantes políticos, “sociales” y “culturales”. Con un perfil psicopático tan marcado como el de Pedro Sánchez y sus dos pelotas testiculares, Iván Redondo y Pablo Iglesias, las tornas parecen haber cambiado.

Ahora es de nuevo el Poder, incluso en “democracia”, el que está decidido a ajustarle las cuentas a la realidad de una sociedad que no les gusta a estos dementes “hijos del régimen del 78” -casi todos los dirigentes de la hora nacieron en aquella década-, y me parece ya tiempo de que se sea consciente de ello, plenamente. O las consecuencias serán devastadoras para todos.

Este Gobierno es un puro simulacro

…de gobierno -de “gobernanza”, como se dice ahora para seguir diciendo nada-, lo que explica que se base única y exclusivamente en la mentira, que no existiera ninguna “comisión de expertos” sobre la epidemia del coronavirus que justificase las decisiones del (simulacro de) Gobierno Sánchez-Iglesias, sólo dispuesto y preparado para organizar y difundir la Gran Mentira del Gobierno: que este Gobierno gobierna.

Pero aunque la Nación se encuentre inerme, todo el tinglado podría desmoronarse según arrecia la nueva ola de Covid19, si no fuera por la actitud sumisa, más que sospechosa, de los presuntos partidos de Oposición PP y (sobre todo) Cs a los designios del (simulacro de) presidente del Gobierno, un hombre desabrido e incapaz de comunicar nada que no sea su (simulacro de) voluntad de gestionar la grave crisis española de la mejor manera posible.

¿Pero cuál es su plan, cuál su estrategia -la de Redondo u otros- para sacar al país del atolladero, para recomenzar el curso escolar y universitario con garantías básicas, salvar a cientos de miles de autónomos de la quiebra y afrontar cifras de paro nunca antes vistas? No hay Plan -ni puede que simulacro de plan, estrategia, proyecto- que no pase en la mentalidad del (simulacro de) Doctor Sánchez por hacerse fuerte en La Moncloa -incluso a la manera allendista, en los delirios compartidos de esta Izquierda de esnobs del radicalismo-.

Así que el Otoño se cierne con toda la brutal incertidumbre que depara una pandemia para la que no ofrece soluciones claras la comunidad científica mundial, mientras la Prensa nos aburre a estas alturas con homenajes a etarras decrépitos, el desagradable 11-S de los tribalistas que pastorea un tal Torra, (simulacro de) presidente de Cataluña -inhabilitado ¿de manera simulada? para el cargo-, o con todas esas insulsas triquiñuelas de los partidos o partidas en que se han convertido PP y (sobre todo) Cs, siguiendo con años de retraso a todos los demás.

Todo para no perder posiciones, cargos, relaciones sociales de (simulacro de) poder… reducido todo a este Consenso de las Facciones que deshace el Estado aunque presente una especie de “diálogo multilateral” como mejor forma de “cohesionar España”, cuando el PSOE aspira a una hegemonía indiscutida en el marasmo institucional producto directo de sus alianzas con el conglomerado de formaciones antisistema -y Vox que decidió dormirla hasta septiembre, cuando para entonces igual ya los han confinado a todos en un CETI por “extremistas”-.

Ineptos para hacer política -idear, decidir y ejecutar-, la mayoría de nuestros representantes políticos y cargos públicos asumen su irresponsabilidad factual -lo superfluo de su función, de su misma presencia en el (simulacro de) puesto de trabajo- por la vía de la adhesión a lo que determine la cadena de mando -con sus manidos argumentarios pastosos, que cortapegarán perezosamente los “periodistas” para rellenar los huecos que dejó la publicidad privada en los diarios-.

Y, siendo todo genuinamente mentira en la vida pública (¡politica!) de nuestros días -simulacro de España, de democracia, de libertades e igualdad-, ¿acaso no habrá entre tantos cientos de miles de cargos políticos (¡públicos!) quienes defiendan una mera y sostenida estrategia por la Verdad? Cabría empezar por pedir -y van…- el procesamiento de Sánchez, Iglesias, Illa y Simón, más el de Torra y sus esbirros también, por descontado; la convocatoria de nuevas elecciones; la ilegalización de Podemos, ERC, Bildu y CUP (al menos); la solicitud de un rescate a fondo perdido…

Pero en vez de ello, con el silencio de los borregos, (simulacro de) servidores públicos tanto como (simulacro de) Pueblo nos aprestamos a asistir en los siguientes meses y años al Nuevo Apaño para que este (simulacro de) Estado aguante, ¡España es la gallina de los huevos de oro, se entiende! Y lo más curioso es habernos percatado con el tiempo de la paciente (y aún bovina) observancia de nuestra situación por parte de las principales autoridades de la UE y de los “países de nuestro entorno”.

Que parece que nos miran como al alumno revoltoso, un poco corto de miras y entendederas, que no es mal chico después de todo -aunque se puede entrever que nunca llegará a nada…-. Y es que a todos en (el simulacro de) la UE les viene mejor a su vez el simulacro nacional practicado por las castas dirigentes (políticas, económicas y culturales) de cada país, ya que oculta o difiere el conocimiento de su propia realidad disimulada -la pandemia de Covid19 ha sido definitivamente esclarecedora al respecto de la “unidad” y la “política común” europea, por cierto-.

Un país de vacaciones

…pese a todo, con el Emérito haciendo méritos de mutis por el foro –“Volveré en septiembre”- y los demás acogiéndose a sagrado en segundas residencias tal vez más seguras que la vivienda habitual, cuando la mitad de los que trabajaban antes de la irrupción del coronavirus piensan ya en conseguir un nuevo trabajo a expensas de que los ERTEs devengan EREs, y así.

La información acelera tanto en los últimos agostos que cada nuevo escándalo de Podemos tapa el anterior del Gobierno Sánchez-Iglesias y cada nueva noticia de los desafueros de Juan Carlos I oculta la realidad de un régimen moribundo que no es desde hace tiempo el “del 78” sino el del 11-M, que agravó las deficiencias y vicios de aquél sin aportar nada nuevo a cambio.

Ora asoma por aquí una nueva rebelión de alcaldes zalameicos que rechazan que se haga Ley la voluntad de nuestros mediocres gobernantes –“El mejor alcalde, el Rey”-, ora resulta que la UE ha intervenido las cuentas nacionales y hace a Sánchez bizquear con la (única) posibilidad de cambiar de alianzas para no tener que renunciar a su único objetivo: mantenerse en el Poder.

De ahí que hayamos asistido a la enésima campaña para contraponer la alternativa de un PP presuntamente “moderado”, que se encarnaría en Feijóo, necesario y opuesto al “radical” y “aznarista” que habría planeado sobre las elecciones vascas con Itugaiz de candidato -pero Cayetana Álvarez de Toledo, única dirigente popular que conserva la cabeza sobre los hombros, en ninguna de ambas pudo aparecer-.

Toda una maniobra para facilitar la nueva entente PSOE-PP ahora que los grandes del Íbex han detectado (¡al fin!) que igual conviene moverle la silla a Pablo Iglesias en favor de Cs, para empezar, y de un PP recentrado con o sin Pablo Casado para que Pedro Sánchez pueda aprobar unos Presupuestos y lo que haga falta para que concluya la legislatura tranquilamente.

Ensoñaciones, delirios, conspiraciones, serpientes de verano… pero mientras nos entretenemos con la última escapada del Emérito -ese golfo- y el coronavirus se expande con alegría por la población del país, tenemos a un Gobierno de mentecatos y alfeñiques que se vale de las cuentas del vampiro Montoro para quedar bien ante la UE mientras se aplaude, como sonámbulo, y cuyo presidente se va de vacaciones como si no hubiera un mañana.

Realmente parece que el Gobierno llevara de vacaciones -abusando de Instagram y la TVE- desde hace años, pero la Nación, ¿acaso no desea regresar jamás de este (sobre raro) amnésico verano de la pandemia y del desastre económico y social? Las vacaciones permanentes, es cierto, podrían ahorrarnos explicarles a nuestros hijos por qué es posible que no vuelvan a clase en mucho tiempo…

Los hombres patriotas

Hace poco, poco tiempo, existieron unos hombres pérfidos e hipócritas que pretendían sojuzgar a los demás hombres y convertirlos en esclavos, y deseaban hacer de su particular patria un todo excluyente en que sólo pudieran encontrarse los mejores, es decir, los que por ellos fueran designados como mejores.

Los hombres patriotas habían surgido de la mediocridad del miedo y la humillación, de una guerra horrible entre hermanos de ignoradas ideologías ignorantes de los hombres; los hombres patriotas habían conservado en paño de oro su odio irracional, y habían aguardado durante tiempo para expulsarlo hacia la gente sobre la que ahora gobernaban.

Al principio, los hombres patriotas se habían constituido en partido para defender los intereses de su particular patria, y muchos hombres habitantes de la misma habían engrosado sus filas con devoción e idealismo, con ganas de hacer de su patria pequeña una más grande en la que pudieran vivir prósperamente y en la que no tuvieran que ocultar sus ideas ni sus tradiciones, en la que no tuvieran que callar su lengua ni su opinión, en la que pudieran ser libres como antaño habían sido. No todos los hombres de la Patria Pequeña engrosaron el Partido Defensor de Nuestra Particular Patria, pues veían en él cierto odio reconcentrado y camuflado en el ideal de prosperidad y defensa de las libertades de la Patria Pequeña.

Cuando los hombres patriotas alcanzaron por mayoría en el libre juego, en la lotería de «Las Elecciones Libremente Aceptadas», el Gobierno Patriota Popular de la Patria Pequeña, se produjeron múltiples estallidos de júbilo y alegría entre los ciudadanos votantes del Partido Defensor de Nuestra Particular Patria, y pronto se pudieron apreciar los primeros efectos de esta victoria con el reconocimiento, por parte de la Patria Múltiple, de la Distinción de Los Otros otorgada a la Patria Pequeña. Aquel día se enarbolaron banderas multicolores en gran parte de los balcones del lugar, y todo el mundo salió a las calles a festejarlo con libertad y vino.

Pasaron algunos años y la situación no había cambiado en exceso. Es decir, había cambiado bastante, pero los hombres patriotas no lo veían así pese a que cada vez habían ido consiguiendo más y más favores de la Patria Múltiple. Los hombres patriotas, en todo aquel tiempo, habían edificado numerosos Centros de Educación Patriótica para la Defensa de Nuestra Particular Patria; habían unificado los diferentes dialectos de la Lengua Patriótica y Popular de la Patria Pequeña; habían ordenado leyes para establecer la Convivencia Particularmente Patriótica y habían fomentado, desde el Gobierno Patriota y Popular, una serie de costumbres y ritos que, al parecer, eran los adecuados y necesarios para la restitución completa de las libertades y la prosperidad perdidas en aquella lejana guerra, pérdida que ellos achacaban, particularmente, a los hombres pertenecientes a la Patria Múltiple.

En un primer momento, todos aquellos hombres de la Patria Pequeña que no habían votado al Partido Defensor de Nuestra Particular Patria se habían sentido discriminados por las Leyes de Defensa Patriótica, pero tampoco se habían visto atacados directamente, o al menos no podían demostrarlo, y muchos hubieron de callar por falta de argumentos y por miedo a que la Convivencia Particularmente Patriótica se resquebrajara como, al parecer, «antaño, aquellos, Los Otros, Los de la Patria Múltiple, resquebrajaron nuestra Particular Patria y nos persiguieron a Todos.»

En un segundo momento, algunos de los hombres de la Patria Pequeña, que no creían que hubiera de reconocérseles una Distinción de Los Otros, se atrevieron a sugerir que la Patria Pequeña pertenecía, realmente, a la Patria Múltiple, y que siempre había sido así y que no había por qué alterarlo; se atrevieron a sostener que los hombres que habían destruido las libertades de la Patria Pequeña habían sido sólo algunos de los que integraban la Patria Múltiple; se atrevieron incluso a hablar en voz alta a los hombres patriotas y a pedirles que dejaran de adoctrinar en el Odio a Los Otros a sus hijos, que asistían a los Centros de Educación Patriótica para la Defensa de Nuestra Particular Patria como la práctica totalidad de los nacidos en la Patria Pequeña.

Los hombres atrevidos que habían hablado, que habían intentado convencer con palabras a sus hermanos, fueron entonces llamados ante el Tribunal de la Santa Defensa y juzgados y condenados.

-Os habéis atrevido a rebelaros contra el Gobierno Patriota y Popular; habéis difamado la Enseñanza Patriótica y Popular; habéis tachado de falsas las Tradiciones Patrias y los Ritos Santos de Defensa; oh, ingratos: ¡merecéis ser condenados!

Lo cierto es que nadie impuso una condena, pese a que el Tribunal ya había emitido su veredicto, pero poco a poco, en circunstancias extrañas, uno a uno los hombres de la Patria Pequeña que se habían atrevido a pedir la paz y la palabra fueron desapareciendo. Los informes forenses revelaron que todos ellos habían sido víctimas de la mordedura de una extraña serpiente, no conocida hasta entonces en aquel lugar, y que su muerte había sido instantánea, pero no aportaron luz a las extrañas desapariciones ni se encontró nunca a las serpientes que ocasionaron las muertes.

Siguieron pasando años y nada había cambiado en exceso. Es decir, habían muerto aquellos atrevidos, se habían reforzado las Leyes de Defensa contra Los Otros, se habían edificado algunos Centros de Educación contra Los Otros y el Gobierno Patriota había exigido al Gobierno Democrático de la Patria Múltiple una cesión de territorios limítrofes a las fronteras de la Patria Pequeña; todo se le había concedido al Gobierno Patriota, y por eso nadie, ni siquiera los mismos hombres votantes del Partido Defensor de Nuestra Particular Patria, se sorprendió cuando la Patria Pequeña cayó como un fruto podrido de una de las ramas en que se dividía, inexorablemente, la Patria Múltiple.

Entonces comenzaron las restricciones: el Gobierno Patriota dictó nuevas Leyes de Defensa para restringir la «contrainformación, nociva para la Convivencia Particularmente Patriótica, que elaboran Nuestros Particulares Enemigos del Otro Lado», es decir, de la Patria Múltiple.

Muchos ciudadanos de la Gran Patria Particularmente Patriótica y Popular, como designaba el Partido a la Patria Pequeña, comenzaron a inquietarse viendo que quedaban incomunicados con el exterior; acudieron a ver a los Grandes Jefes Libertadores de la Patria para informarse de lo que sucedía en realidad, y estos les dijeron que todo lo que pasara a partir de ahora sería «en bien de Nuestra Particular Patria y de los hombres patriotas».

No muy convencidos regresaron a sus casas, al igual que aquellos empresarios que acudieron a ver a los Responsables del Partido para interesarse por el éxito de sus productos en el exterior y recibieron, por toda respuesta, la sentencia de que «todos los productos de Nuestra Particular Patria aportarán beneficios en sumo grado a Nuestra Particular Patria, y no a la Patria de Ningún Otro.»

Tampoco las flamantes Juventudes Patrióticas recibieron compensación alguna por las múltiples y pintorescas actividades de propaganda y difusión de la Ideología Patria Popular desplegadas; tampoco por sus incesantes actos multitudinarios para el Fomento de Nuestra Particular Lengua; tampoco por sus algaradas callejeras, sus sobres con amenazas, los destrozos en las calles para exigir al Gobierno Democrático de la Patria Múltiple -actual Gobierno Esclavo de la Patria Desgajada- la Separación Patriótica y Popular; y no recibieron tampoco, por supuesto, porque ya no las necesitaban ni a ellas ni a ellos, la ayuda económica que requerían para seguir incubando a sus extrañas serpientes.

Pasaron unos cuantos años más, ya muy pocos más, en la Cronología Patriótica de la Gran Patria Particularmente Patriótica y Popular. Los grupúsculos de hombres «no integrados; no patriotas; no particularmente hermanos nuestros: Enemigos, es más, amigos de Los Otros, nuestros Enemigos» habían sido desterrados; los hombres votantes del Partido que hacían demasiadas preguntas «poniendo en tela de juicio las Leyes de Defensa Contra el Enemigo, la Verdad Patriótica de Nuestra Particular Televisión, el Santo Gobierno Patriota y Popular» habían sido purgados; los hombres patriotas que mostraban algún tipo de duda u objeción, o que parecían mostrarlas, eran ajusticiados regularmente.

Los Grandes Jefes Libertadores de la Patria deliberaban, mientras tanto, para continuar ejerciendo el usufructo del poder:

-¿Tal vez la invasión de la Patria Bruna, o de la Patria Sur?

-Demasiado esfuerzo para el Ejército Patriótico; somos una nación pequeña.

-¿Quizás una subida de los Impuestos Populares?

-Nuestros empresarios ya no pueden con las cargas para…

-¡Al pueblo, hombre! Me refiero a que el pueblo sufrague nuestra economía autárquica.

-Vaya, no sé…

-Tal vez recrudeciendo las leyes consiguiéramos mayor delincuencia.

-¿Y eso en qué nos beneficia particularmente a nosotros?

-A más delincuencia, más represión y…

-Y ya tenemos toda la represión, ¿a qué más?

-Y más prisiones, más gasto público para construir cárceles o, en su detrimento, más condenas y ejecuciones.

-No sé; no me convence como política económica, aunque siempre viene bien para garantizar la seguridad de Nuestro Particular Gobierno.

-Cierto.

Finalmente, los Grandes Jefes Libertadores de la Patria decidieron convertir la Pequeña Patria en colonia penitenciaria e intentaron vendérsela a la Patria Desgajada para que pudiera colocar allí su excedente de reclusos, pero resultó que la Patria Desgajada ya no tenía dinero y había abolido, además, las penas de cárcel.

La Pequeña Patria, convertida en la peor de las prisiones, acabó en ruinas, empobrecida, incivilizada, reprimida, purgada, excluida y desgajada, pero, al menos, la hierba verde que renació, después de tantos años, entre las piedras destruidas de la extinta Gran Patria Particularmente Patriótica y Popular, sirvió de alimento a los últimos habitantes que subsistieron en aquel lugar: las vacas.

8 de mayo de 1998