El tiempo de Casado pasó

…y ¿tan breve fue? Efectivamente, tan breve: por sus múltiples errores y la nula confianza que suscita a estas alturas entre propios y ajenos, electores o suegras, columnistas o jugadoras de ajedrez. Ya nadie traga a Pablo Casado, por mezquino, precisamente, por no haberse atrevido a ser el sustituto de Rajoy sino su heredero, pertinaz en la lengua de trapo aunque con otro estilo.

Ya no puede enmendarse Pablo Casado, presidente del PP que nunca se ha creído tal, al parecer, o desde luego nunca se ha comportado como tal, pese a convenciones y faramallas varias, cuando se trataba de constituir una genuina alternativa de Poder, comenzando por el Gobierno, a esta coalición abigarrada de despropósitos y desmanes que perpetra a diario el Ejecutivo de Sánchez, vulgo Sánchez El Ejecutor de despropósitos y desmanes.

En vez de ello, con denuedo digno de mejor causa se ha dedicado a enfrentarse o “confrontar” con Isabel Díaz Ayuso, la que debiera ser su primera baza como alternativa creíble al proyecto de Sánchez, que tiene desde luego un estilo propio y un coraje a prueba de maledicencias y trampas varias, y una imagen ya consolidada de buena gestión que no resulta incompatible con cierta cercanía sentimental, y hasta populachera, con “la gente”.

De hecho, ríete tú y riámonos todos de la “empatía” que se gasta un Pablo Iglesias con esa misma “gente”, pongamos por caso, por no hablar del Casado que se pasa media vida subiendo al tractor y tomándose unos vinitos a media mañana, aunque luego apoye sin mayor esfuerzo las anticonstitucionales medidas de confinamiento y suspensión general de derechos que han desconcertado a todos, empresarios, trabajadores y familias, durante todo este tiempo.

Así ha conseguido Casado reforzar el liderazgo de Ayuso, al dar durante meses la impresión de que hacía optar a todos, cargos de su partido y militantes, votantes y meros opinadores afines al PP, por el dilema “O ella o yo”. Pero los hechos actuales, las acusaciones sin pruebas y los descalificativos aparejados contra Díaz Ayuso no tienen perdón, y no lo conocerán, entre los más acérrimos defensores de lo que debe ser el PP: un partido democrático e integrador.

La partida se les acaba a los tahúres de Génova, pero no al PP, y en esto me muestro en desacuerdo con la mayoría de los comentaristas en la hora actual: tarde o temprano creo que a Casado le harán ver la única salida de aquel “bufete europeo”, porque su crédito está por completo agotado y sería incapaz de ganar unas elecciones aunque fuese el único candidato. La ocasión es más clara que nunca: un congreso para ungir a un candidato de consenso y ya.

Y que Mañueco haga el favor de aceptar el apoyo de Vox de inmediato, o su condenación será similar a la del propio Casado en no mucho tiempo. Amén.

Anuncio publicitario

Isabel Díaz Ayuso, candidata al Gobierno 2023

…a nada que se esmeren los asesores rojiverdes del PP, que puestos a la tarea de encontrar enemigos a batir siempre acaban eligiendo a las mujeres protagonistas de su propio partido: San Gil, Aguirre, Álvarez de Toledo y ahora la presidenta de la Comunidad de Madrid, genuina figura prominente de la Derecha europea que los enanitos a duras penas tratan de aplacar: lo llevan crudo.

Uno piensa en Pablo Casado, con ese suculento puesto “europeo” en una gran empresa internacional, y no ve más allá de la carrera de un niño bien que se prestó a las peores fabulaciones de Rajoy, como portavoz, para después presentarse como alternativa al rajoyismo-sorayismo sin desearlo en realidad, o eso parece ahora.

Alguien, en todo caso, sin vida al margen de unas siglas, las del PP, que parece que les pertenecen a él y a su camarilla por haberse impuesto en unas primarias a la arribista primera del partido, Sáenz de Santamaría, y poco más. Pero ni esto ni aquello: si el PP se mantiene hierático ante las maquinaciones del “aparato” contra sus líderes más populares lo pagará caro.

Uno piensa en Isabel Díaz Ayuso, que se ha tenido que reinventar en varias ocasiones no sólo como presidenta de Madrid, sino incluso antes de entrar en política, y ve el camino esforzado de una mujer que no se arredra, que parece hasta obstinada en la manera de llevar sus decisiones hasta la realización final, hasta su cumplimiento definitivo, que no le encuentra igual.

Y frente a un liderazgo arrollador -ideas claras y distintas (vulgo “convicciones”), coraje y proyección carismática- los petimetres peperianos de la Escuela de Control de Daños de Arriola, que sólo sirven para desactivar iniciativas singulares, obstruir carreras emergentes y anular todo tipo de oposición radical al Gobierno… por parte de los compañeros de partido.

Esto lleva siendo así dos décadas, siguiendo el criterio de selección de lo peor y más sumiso, para lo cual el mejor modelo político sigue siendo el PSOE, como para todo lo malo, que el PP asume dócilmente como lo más “in”, u “on”, o “plus”, que lo mismo da. Esta gente es tan incapaz de articular discursos morales como apta para desatar campañas de calumnias contra los propios.

Y a fin de cuentas, habiéndose cargado ya la relación con el líder de Vox, Santiago Abascal, y con el mejor activo parlamentario -político, discursivo, ejemplarizante- del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, ¿qué se podía esperar de Pablo Casado? Pero que este niñato ponga en almoneda la alternativa radical al despótico Doctor Sánchez sólo por presumir de “sentido de Estado”…

No habrá tal posibilidad, ni desde el Gobierno ni, por supuesto, desde la Oposición: si Casado mantiene el pulso contra Ayuso con la intención de derrotarla y humillarla, cuando ella arrase en las primarias madrileñas el que se verá definitivamente derrotado y humillado será él, aparte del tontolaba Martínez Almeida y del escupe-aceitunas García Egea. ¿Y entonces, qué?

La IDA, como una flamenca desabrida por el desengaño, aún podrá decir “Dejarme sola” y luego concurrir por Vox, pero… ¿qué le quedará entonces al PP de cara a las Generales? El órdago de Casado ha sido de órdiga, pero sus cartas son muy malas.

Todavía puede enmendarse Casado

…si después de la Convención no se dedica a sestear lo que resta de legislatura; porque a fin de cuentas parece decirse el candidato del PP que de aquí a 2023 todo lo que haga Sánchez o pase en España o deje pasar el nefasto presidente del Gobierno le va a restar crédito político, autoridad moral y músculo electoral a la hora de encarar las próximas Generales.

O sea, como si lo estupefaciente -sobre todo después de 150.000 muertos como balance desastroso del Ejecutivo actual durante la pandemia de Covid- no fuera constatar que ahí sigue el Dr.Sánchez haciendo lo que le da la gana, en vez de haber sido procesado junto a varios de sus ministros por los distintos desmanes ilegales, anticonstitucionales y, en ocasiones, directamente criminales que han perpetrado en comandita socialistas y comunistas desde el mismo día en que se hicieron con el Poder.

Como aún no se puede decir que Pablo Casado haya ganado nada por sí mismo, salvo tal vez Madrid por la elección de los dos candidatos al Ayuntamiento y a la Comunidad -Martínez Almeida y Díaz Ayuso-, resultaría inexplicable que fiara a su carisma el resultado en las próximas elecciones andaluzas, pongamos por caso, cuando en las últimas fue la acertada campaña de Bonilla la que salvó los muebles pese a perder escaños, pese a lo cual no sería presidente de la Junta si no fuera por el apoyo de Cs… y de Vox.

Una cuestión esta del apoyo externo de Vox que, lejos de haber sido resuelta durante la convención, va a seguir presente en el ánimo y las expectativas de los votantes, también y en primer lugar en Andalucía, para trasvasarse después a lugares como Madrid, donde asimismo tocan elecciones en un par de años, antes o después de que el PP con Pablo Casado afronte de veras la precampaña electoral que lo enfrentará a Pedro Sánchez por la Presidencia del Gobierno.

Así que no es el momento de lanzar propuestas sin ton ni son, ni de pasar revista a las propias filas en aquellos lugares donde se encuentran perfectamente adiestradas y en forma para las batallas que se avecinan; pero haría bien en trabajar discretamente, en este no tan largo tiempo de que dispone antes de la crucial cita electoral, en todo sitio donde apenas disponga de fuerzas para tratar de articular una opción que se crea merecedora de voto, o de lo contrario echará a faltar escaños decisivos en el recuento de la noche electoral.

Esto no se logra, obviamente, invitando a ex de Cs a engrosar las listas electorales, ni metiéndose con el discurso de Vox en la figura prominente de su líder, Santiago Abascal, ni arengando meramente por la libertad y la igualdad de todos los españoles en partes del país donde hay que disimular el más mínimo patriotismo. De hecho, haría bien en acudir una y otra vez a todas esas comunidades donde no por casualidad ha evitado poner un pie en su recorrido convencional: País Vasco y Cataluña, significativamente.

Tal vez así lograra recuperar, aunque sólo fuera como imagen creíble, la definición del voto al PP en cualquiera de ambas comunidades como “útil” -que va a servir en realidad para algo-. Algo que ni esta convención ni los gestos (cambiantes y contradictorios) del PP en la última década pueden garantizar como cierto en 2023, aunque Casado haga promesas de cambio que nada podrían alterar en lo sustancial la grave situación sociopolítica que todavía a día de hoy se vive en estas regiones.  

Por no hablar de Cataluña

…ni mucho menos del País Vasco (o de Valencia, o de Baleares, ¡o de Galicia!), el PP de Pablo Casado se ha puesto a hablar de Madrid, donde arrasa… Díaz Ayuso, del PP -¿del “PP de Pablo Casado”? Esta es la cuestión… para Pablo Casado, pero no para los demás dirigentes, militantes y simpatizantes de la formación-. ¿De veras vuelve la caza de brujas rajoyana al PP?

Hay una mayoría clara de ciudadanos españoles dispuestos -casi diría que preparados a conciencia, a lo Savater- a votar por las candidaturas de PP y Vox para desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa y poder con ello retomar, aun a trancas y barrancas, la senda de las reformas democráticas de la que la Nación -“concepto discutido y discutible”- fue desviada por el perverso Zapatero desde 2004.

Entre dichas reformas, por descontado, el nuevo Gobierno debiera resolver con arreglo a la Constitución la elección de los jueces, el establecimiento de un sistema educativo nacional digno de este nombre y exigente en pos de la excelencia, la implantación de una tarjeta sanitaria para todos los españoles de uso en cualquier lugar del territorio nacional…

Pero en el PP no parecen del todo dispuestos a hacerse cargo de semejante responsabilidad -decisiva para el porvenir de España y de los españoles en las próximas dos o tres décadas-, y de ahí su constante distanciamiento de las posturas de Vox, no hace tanto defendidas con ilusión y hasta coraje por buena parte de los simpatizantes, militantes y dirigentes del PP.

A estas alturas de la legislatura (y del embrollo) que comanda el psicopático mádelman que se pretende Presidente, reiterar que Casado sólo alcanzará el Gobierno con el apoyo de Vox -porque de lo contrario, de apoyarse en un PSOE de Sánchez semiderrotado, llevaría a la definitiva quiebra moral (¡y política también!) al PP- no sirve, en rigor, de nada.

En el PP debieran ser perfectamente conscientes de ello, habida cuenta de la situación estrictamente política en comunidades como Andalucía, Castilla y León y Murcia -donde sus gobernantes dependen del apoyo de la formación de Santiago Abascal- no menos que en otras como el País Vasco o Cataluña, donde los “populares” se encuentran al borde de la extinción.

Más aún, de atender a las encuestas que tanta coartada habitual les proporcionan para no hacer nada a los gerifaltes de Génova, los ciudadanos dan por descontado esa mayoría de PP y Vox, que además entienden que debe alcanzar el rango de absoluta para, precisamente, llevar a cabo sin dilación y con firmeza las reformas democráticas antedichas y otras tantas en consonancia con ellas.

Y algunos, por no hablar de “lo de Cataluña”, barajando los nombres de una Camins o de un Martínez-Almeida para presidir el partido de Isabel Díaz Ayuso. Déjà vu?

Después de la resaca de la Ayusada

…debiéramos repensar los “libres e iguales” el proyecto de renacionalización de España que es tan necesario en regiones enteras como el Levante (Cataluña, Baleares, Valencia) o el Norte (País Vasco, Navarra, Cantabria, Asturias, Galicia), una vez que parecen o deben ser salvadas –elecciones mediante- Andalucía y Murcia; salvadas efectivamente del asalto dirigido desde La Moncloa con todos sus aliados antiespañoles.

Lo bueno de los resultados electorales de Isabel Díaz Ayuso en Madrid es que insuflan ánimo a todos los descreídos de una alternativa al Sanchismo, porque ella exhala por todos sus poros una alegría por el triunfo capaz de contagiar a otros líderes de la Derecha que ahora apenas se vislumbra en las agotadas canteras de PSOE y Podemos, PNV, ERC y demás.

Todo un logro añadido, aunque nunca faltaron en el PP los aspirantes juveniles, ni en Madrid ni en otras partes de España, y bien pudiera ser el momento de reorganizar a nivel interno los medios de promoción y selección de candidatos a cargo público en el que se mantiene aún como “gran partido del centro derecha español”; ganarían ellos para empezar, y con ellos los ciudadanos exigentes de excelencia en la gestión pública.

Pero, ¿cuál es el proyecto nacional del PP? Se desconoce; y ello hace difícil que los buenos resultados matritenses se puedan proyectar o basten para la candidatura de Pablo Casado a la Presidencia del Gobierno tras unas próximas Elecciones Generales: quedan como siempre pendientes los escaños de País Vasco y Cataluña, con Valencia en medio y Madrid y Andalucía aparentemente ganadas para la Derecha.

Queda, más aún, resolver la “cuestión catalana” de la única manera posible a estas alturas: suspender todas las instituciones en las que se ha enquistado el separatismo después de décadas de inoperancia del Estado; liquidar la financiación de sus grupos de operaciones y medios de comunicación; deslegitimar por todos los medios sus ardides en el exterior y refutar todos sus asertos mentirosos de cualquier índole: histórica, literaria, política o económica.

Respecto al “problema vasco”, qué decir que no se haya dicho ya: Bildu es el partido de la ETA y debe ser ilegalizado por no haber condenado hasta la fecha el historial criminal de la organización de la que es pantalla; los medios separatistas financiados con dinero público deben ser cerrados; las competencias de Seguridad, Hacienda y Educación deben ser reasumidas por el Estado central, sin ambages…

…y, ya de paso, la ikurriña –que es bandera de parte o facción, PNV o “movimiento abertzale”, o “euscalerríaco” o “bizkaitarra” o euskadiano (que me viene a dar igual)- debe ser arriada de todos los edificios públicos, porque no deja de ser la enseña de una ideología delirantemente racista en su profundo e inusitado odio antiespañol.

Llegado ese día esplendoroso igual me creo que España es un país libre y democrático donde concurren electoralmente diferentes opciones moderadas en pie de igualdad, alternativas siempre respetuosas con el ordenamiento constitucional que constituyen medios de acceso y de comunicación de los ciudadanos con la política y sus representantes públicos… Y no el campo de facciones saqueadoras que se nos ofrece ahora.

A la espera me encuentro: ¡Pasa chanda!

La farsa electoral

…tiene que ver con que el régimen llame a urnas con el eslogan “comunismo o libertad” (o “democracia o fascismo”) -¡aunque hablemos de circunscripción única, democrática al cabo!-, cuando sostenemos cifras inverosímiles de parados desde hace décadas e importamos cuasi cotizantes de todas las naciones parias de la Tierra para -dicen que- subvenir al mantenimiento de unas pensiones que se pretenden indexadas (por derechos adquiridos de jornada, que parecen de pernada) al IPC.

Padecemos un sistema que nos tiene atados por los machos a los unos con los otros, sin verdadera libertad personal ni posibilidad real de emancipación del común -de la sociedad-, que es algo a lo que no se presta debida atención política cuando en rigor es lo que ha permitido la prosperidad toda y la libertad con mayúsculas en Occidente de un par de siglos atrás a nuestros días: no estar sujetos necesariamente a ningún proyecto colectivo concreto, sino poder elegir nuestro destino en uno.

Ahora que se aprecia claramente la erosión, la verdadera degradación de esta visión de la vida (de estas ideas tan genéricas como acertadas) en los mismos USA que la consagraron como modelo universal de conducta y proyecto moral para todos los hombres, parece que a los madrileños les queda votar por Ayuso como a los ingleses apostar por el Brexit y Johnson y a los franceses elegir a Marine Le Pen como nueva presidenta de la República, pero no obviemos la cuestión principal.

Occidente se ha convertido en un geriátrico o centro de esparcimiento de mentalidades cansadas, sin esperanza o nada que decir al respecto de nada -aunque sólo sea por no ofender demasiado a nadie, a cualquiera- mientras el inmenso resto de la Humanidad que aguarda impaciente a asaltar nuestras fronteras se desenerva a cada nueva muestra de debilidad, de decrepitud, de insolencia propia de vejestorio que muestran unas élites globales tan caducas como soberbiamente descreídas.

Y, a la postre, resulta que el último faro (¡la luz!) susceptible de guiarnos hacia nuevos futuros se encuentra entre nosotros, en nuestra misma mirada crítica hacia las autoridades, los responsables, la dirigencia, la casta de los gestores… Que desde luego se hallan bajo control, y sometidos al escrutinio de la opinión pública, en sociedades maduras (civilizadas) sean más o menos democráticas. Quisiera creer que es el caso de la española; pero prefiero creer que pudiera ser el caso: el 4-M, para mí, será un aperitivo (o mero divertimento); la farsa consumada.

Lo que me interesa ver es lo que vendrá después.

La pulsión nihilista

..de nuestra sociedad se evidencia cada vez que salen a la luz los datos sobre natalidad, bastante más indicativos que los de densidad de población para obtener cierta imagen fija de nuestra sociedad: un jubilado de más de 75 años que espera su segunda dosis de la vacuna antiCovid para poder seguir cuidando del único nieto de su descendencia de tres o cuatro hijos.

Claro que ahora mismo la mitad o casi de los hijos de la generación jubilada -pongamos que de 65 a 90 años- se encuentra en ERTE o en el mismo puto paro, tal vez desde hace meses o desde hace un par de años, y sin visos de salir de la estacada; claro que muchos de ellos no necesitan tampoco trabajar, viven de algunas rentas heredadas y propias: invirtieron en ladrillo mucho antes de la crisis…

Así que de no ser liquidada la opción antisistema de Podemos, la grave crisis económica -disfrazada o al fin traducida como “grave crisis sociopolítica”- podría cronificarse, volverse endémica, y suscitar finalmente ese estado especial de convulsión civil -en cada ciudad, calle a calle- que hace imposible la convivencia, incierta hasta la mera coexistencia, y propicia básicamente la erección de caudillos de bandas criminales y facciones violentas como garantes de la seguridad particular.

O sea: lo que se perpetró en el 34 por parte de PSOE-UGT, CNT, ERC y PNV; y lo que devino la tan manoseada como lastimera “II República Española” desde los primeros días del 36 hasta la derrota definitiva (!) del Frente Popular el 39, precisamente después de que los últimos reductos de poder del Frente se enzarzaran entre sí en una auténtica batalla sin cuartel por las calles de Madrid -como antes sucedió en Barcelona entre los estalinistas y los “hitlero-trotskistas” de CNT y POUM-. 

Ahora se trata de trasladar al imaginario público una especie de “Batalla por Madrid” (¿la del 36 o la del 39?), pero no cuaja; la cuestión es mucho más sencilla y se reduce a elegir entre lo bueno conocido en la gestión, que resulta además tolerante con la generalidad, o lo malo asumido como rasgo distintivo por el criminoso caudillejo de Podemos Pablo Iglesias y su chusma adicta de violentos extremistas de todo pelaje. 

El PSOE en el Gobierno está a la espera ansiosa de lo que suceda, aunque vayan quemándose en la campaña de manera tan torpe como innecesaria, y su propio candidato es el convidado de piedra al que todo el mundo hubiera podido invitar como “allegado” en las pasadas fiestas de Navidades sin mayor preocupación… Pero votarlo ya es otra cosa, ya.

Aun y todo, nada es descartable en esta España debido a la citada pulsión nihilista de sus gentes, que parecen vivir como si no hubiera un mañana ni delante ni -lo que es peor- detrás de sí mismas, lo que no redunda fácilmente en la asunción de valores y virtudes como el compromiso, la honradez, la templanza, la previsión ahorradora o la ética del (y en el) trabajo; ¡como para tratar de asuntos como el sacrificio, la disciplina, la urbanidad o la exigencia de responsabilidades a nuestros representantes!

Nos hemos acostumbrado quizás a esperar que nada puede durar demasiado -ni el mal español de los últimos quinientos o mil años, ni los males de nuestra joven (cuarentona ya) democracia, ni la crítica situación económica de los jóvenes, de los parados de larga duración, de las pequeñas empresas, de la misma Administración…-, porque de lo contrario no se comprende tanto hartazgo sofocado, tanta paciencia nerviosa, ¡tan pocas ganas ya hasta de hablar mal de nosotros mismos!

O tal vez se trate de mero senequismo, ¡más cornadas da el hambre! Si lo sabrán los del gremio…

Madrid será la tumba de Podemos

…o de lo que deje tras de sí el-amado-líder Pablo Iglesias, tan aburrido de su actual papel inoperante e irrelevante como vicepresidente segundo del Dr.Sánchez como dispuesto a embarrar el campo de aquí al 4 de mayo (fecha de las elecciones madrileñas), que es en definitiva lo que a él le gusta, porque es básicamente lo único que se le da bien -aparte de las conspiraciones para decapitar a los que le llevan la contraria en su (ejem) partido-.

Pero aparte de su tradicional (y desaforado) interés por acaparar los focos (“¡A mí dame la TVE y quédate con lo demás!”) con astucia oportunista -dado que Isabel Díaz Ayuso es ahora mismo, y por buenos motivos, la auténtica bestia negra de esta Izquierda corrupta y fascistoide, más incluso que Abascal y una vez liquidada Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del PP-, más que para enfrentar el “enorme peligro” de un gobierno de Madrid del PP con Vox da la impresión de que se quiere cargar a su otrora íntimo amigo Iñigo “Errejín” Errejón, que no en vano le montó Más Madrid.

Porque pretende entablar con este partido negociaciones para una candidatura única, y con ello vuelve la burra podemita al trigo de esta pareja de arribistas fanáticos, ¿pues no andan desde 2014 Iglesias y Errejón jugando a presentar al otro como el “traidor” y “divisor de la Izquierda”, casi como única estrategia para ganarse la confianza de los suyos? Y encima resulta que la posible candidata de Podemos en Madrid, Isa Serra, todavía podría acabar inhabilitada al haber sido condenada por insultar y agredir a una agente de la Policía.

Así que el-amado-líder cree poder matar varios pájaros de un tiro, comenzando por su marginación de hecho en el Gobierno Sánchez-Iglesias, continuando por su falta de presencia diaria en los medios y sobre todo en la TV, pasando por la necesidad de relevar a Serra en una plaza tan sensible como Madrid (también a nivel organizativo interno de Podemos) y culminando con la posibilidad de poder enfrentarse a su bienodiado Iñigo, “el Niño” que le robó la merienda con la ayuda de la abuelita Carmena.

Todo en orden, pues; menos lo esencial: Pablo Iglesias difícilmente logrará que los seguidores de Errejón le entreguen la cabeza de éste, puesto que no les va tan mal ahora mismo y se ven libres de la tutela jerárquica (verdadera dictadura del Coletariado) de la pareja del chalet en Galapagar; ¿cómo habrían de querer una lista única con el-amado-líder de salida en el primer puesto, monopolizador de seres y évoles y alcachofas, ferreras y ondas catódicas, cintoras y grisos y demás, sólo Él, “VUELVE», Pablemos y Pablemos y Pablemos al cabo?

Por otro lado, uno ve el vídeo en que justifica su decisión y sólo cabe concluir una vez más que el caudillo de esta banda de iluminados complutenses no sólo nos toma por idiotas, sino que se pasa largamente de listo: ¿pues no se atreve a hablar de corrupción el que gobierna con el PSOE (el partido más corrupto de la Historia de España y de Europa), y alarma contra la “ultraderecha” a los madrileños que llevan votando lo mismo más de tres décadas, y encima de la manita de sus amigachos de la ERC y las CUP (golpistas separatistas y antisistema) y de Bildu (ETA)?

Como estos de Podemos -que a veces parece que de la Guerra Civil sólo se conocen unas pelis, cuatro fotos y dos carteles- no saben mucho de la Historia, me imagino a el-amado-lider Iglesias lanzando su primer mitin bajo una pancarta del “No pasarán. El fascismo quiere conquistar Madrid. Madrid será la tumba del fascismo”, si bien en la presentación “formal” -¿en verdad resultará telegénico este sujeto con semejantes pintas de pirata malayo?- de este lunes aparecía sentado delante de las banderas de España (¡la Patria!) y la Unión Europea (¡la Pasta!).

Ya que no parece (o no lo creo) capaz de haber evolucionado ideológicamente tanto en año y poco de pertenencia al Ejecutivo, tal vez haya que explicar la escenificación por el contexto -los deterministas históricos como él hablarían de “signo de los tiempos” y de reconocer “la clave histórica del momento”, cuando lo que les pasa en rigor es que su proyecto se desintegra y tienen que aparentar formalidad y buenas maneras-, que en resumidas cuentas, y si hablamos de Madrid, tiene que ver con que ni Sánchez ni Iglesias pueden salir a dar una vuelta sin que les abucheen los ciudadanos, esa «gente» (¿o vuelve a ser «lumpen»?) y esos trabajadores (o más bien parados) a los que dicen representar y defender.

Al cabo, confrontando su proyecto -si no común con el del PSOE, vinculados por el Gobierno- al de Díaz Ayuso, nada bueno depararán a Podemos las próximas elecciones en la comunidad madrileña, aunque proclamen ser “la Izquierda transformadora” que defiende a los trabajadores y a las minorías, y prometan pan y vivienda y dignidad si hace al caso. Que en este último año de ruina económica y desastre social y sanitario los madrileños (y el resto de los españoles, también) ya han tenido tiempo de sobra para conocer el percal de quien vela por sus intereses.   

Por esto mismo, reitero, Sánchez es abucheado e Iglesias se encuentra como sitiado en su propio chalet-fortaleza, mientras Almeida y Ayuso (pero también Abascal) salen a la calle -en Madrid como en Barcelona como en Murcia- y la gente se les echa encima… para darles las gracias o un abrazo, para hacerse selfis y hasta para recomendarles pareja a los dos primeros. ¡Como para que el-amado-líder pretenda ganar Madrid para la causa antifascista! Simplemente, no pasará.