Si este Gobierno no merece censura

…es que las tragaderas de la opinión pública española se han agigantado después de haberse visto obligada a engullir decenas de miles de muertos por la Covid-19 (y los que quedan), pero como millones de ciudadanos esperan ver en el banquillo a los máximos responsables del Ejecutivo Sánchez parece que los que siguen sin enterarse de nada son los señoritingos del PP -especie a extinguir-.

Resulta hasta patético que el presunto líder del PP Pablo Casado diga que la moción de censura de Vox no sirve para nada y no le interesa a nadie, cuando el español medio no quiere otra cosa que un cambio drástico en este estado de cosas que (sobre la corrupción y el envilecimiento de lo público) nos depara la ruina económica, el enfrentamiento civil y el agravamiento de la ya de por sí grave situación sanitaria a causa de la pandemia.

Y como siempre resulta lo mismo con el PP -no se sabe bien si la moderación es cobardía disfrazada de interés o es que el cobarde interés se disfraza de moderación (pero de aquí no salen)-, lo suyo es que Santiago Abascal avance con todo en su objetivo final por cambiar las cosas, puesto que los que volaron todos los puentes son los socialistas de Sánchez con el resto de sus antidemocráticos aliados.

Son los medios de comunicación asentados los que demandan “moderación” al PP, dado que estiman que “moderado” (informativamente hablando) es lo único que los ciudadanos pueden consumir y digerir en asuntos políticos, entendiendo por tal el pensamiento único falsamente progresista que abastece a cada cual de derechos a la carta: desde el aborto a la eutanasia, pasando por el “derecho” a odiar a Franco o al Rey, a la Iglesia o a los Conquistadores, a la Administración de Justicia o a la misma Prensa.

Así que Vox es “ultra derecha” y el PP no puede dejarse llevar por los “cantos de sirena del populismo”, cuando el Gobierno del PSOE es ultra sólo por la presidencia de Sánchez, para colmo de males aliado con los etarras de Bildu (antiguos y no tan antiguos terroristas), los criminales de ERC y otras facciones separatistas (criminales por su participación en el reciente golpe de Estado de 2017), los racistas del PNV, JxCat, etc.; y los fascistas/comunistas de Podemos.

Tal vez sea que Casado considera coherente denigrar el chavismo bolivariano y acceder a pactar con el plagiario y psicopático Dr.Sánchez la reforma del órgano de gobierno de los jueces (CGPJ); o criticar la connivencia abertzale con el terrorismo pero avenirse a ser sostén de fueros, conciertos y políticas lingüísticas en “Euskadi”; o manifestar su radical oposición al confinamiento general de la población y apoyar todos los sucesivos “estados de alarma” decretados arbitrariamente por el Gobierno.

Pero al que ya no pudo soportar la extrema velocidad del giro de la veleta de un tal Albert Rivera (de un partido que se llamaba Ciutadans, Cs), ¿qué le ofrece este PP “moderado” y fuerza “de Estado” que no tiene siquiera un planteamiento nacional coherente y sólo se jacta de su “gestión” viniendo del nefasto gobierno económico de los Rajoy y Montoro (que lo dejaron todo casi como estaba: en mantillas, con remaches y parches chapuceros para ir tirando)?

El PP no puede presumir ya de nada, y nada parece querer demostrar ante Sánchez aunque aparente crecerse ante Vox -¡aunque mande al rincón a Cayetana!-, porque debe de pensar Casado que esta vida es tan fácil para la gente como para él, otro niño bonito que podría hacer carrera en empresas multinacionales en UEropa -por lo visto hace falta mucho muñeco de traje y corbata en estas empresas para al final terminar dependiendo del burócrata de turno-.

Pero como la hora es grave, la democracia se encuentra asediada y la patria amenazada por esos con quienes pretende alinearse el PP en contra de Vox para hacer como que no ha perdido “la moderación”, mejor harían Casado y sus melifluos acompañantes en echarse a un lado y no musitar ni una leve protesta, o acabarán perdiendo hasta su último escaño a la menor oportunidad que tenga el votante para desalojar a los tibios de vida fácil de los puestos que tan mal -de manera tan fútil- ocupan.

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