Lo propio de la Casta es cuidar de sí misma

…antes que cualquier otra consideración, como el bien de los gobernados. Precisamente del grado de iniquidad que alcance esta automunificencia deriva la clasificación de los regímenes políticos en democráticos, oligárquicos o abiertamente despóticos. En España hace tiempo que nos han (hemos) acostumbrado a la endogamia enfermiza de los círculos del poder, no tan distintos los actuales a los de hace un siglo -o por lo menos no cambian mucho los apellidos-.

De aquí que no extrañe la habitual manera de proceder en esta crisis pandémica como en cualesquiera de las otras, económicas o de corrupción al por mayor: primero han de salvar su cabeza los miembros destacados de la Casta (Juan Carlos I y Suárez, Pujol y González, los jelkides del PNV de Arzallus a nuestros días, los socialistas andaluces y sus camaradas de la UGT, los superespías tipo Villarejo y los superdirectivos del Íbex), y de ahí para abajo.

Algo que resulta incluso más patente en las filas de los salvapatrias desfachatados de Podemos, cuyos dirigentes todos han cometido entre unos y otros la práctica totalidad de los delitos y faltas atribuibles al ejercicio corrupto de un cargo público, y lo meritorio es que ya lo hacían antes de llegar a ocupar cualquier puesto político (Monedero, Echenique, Mayoral, Rodríguez, Espinar, Serra, Errejón, Maestre y el propio Iglesias).

Tenemos una casta política que al menos en lo que llevamos de siglo ha funcionado siempre por cooptación de lo peor: lo más ignorante, resentido, servil y sectario; los más brutos, rencorosos, sumisos y al par fanáticos de La Causa de la Política que pasa, a sus ojos, por establecer un nuevo Poder que ordene, a través de la discriminación y el encuadramiento, lo complejo de una sociedad (o magma social) que se resiste a ser inmovilizada en su lecho de Procusto.

Pero el último ejemplo de la prioridad en la vacunación contra el coronavirus que se han dado unos cuantos cargos electos y sus cohortes respectivas no debiera, pese a su gravedad y el patetismo de la situación en la que han acabado atrapados, hacernos olvidar que las costumbres del privilegio y del nepotismo vienen de antiguo, que las formas democráticas escasean -tal vez por falta de tradición- en la vida pública española, y que la ejemplaridad no está a la orden del día entre nuestras presuntas “élites” locales y nacionales.

Tal vez por una cosa y por la otra y por la de más allá, luego resulta que éstos y aquéllos ya “pasan olímpicamente” de recomendaciones, avisos y restricciones; lo hacen siguiendo el perverso ejemplo de esos otros que hacen de su condición “excepción” en vez de servicio al público: al ver cómo los miembros de la Casta se sitúan por encima y desde allí deciden (decretan) lo que les estará bien merecido a los del pueblo-chusma-gente.

Se trata de los mismos que durante años y décadas se han agenciado los recursos para hacer buenos negocios con información privilegiada obtenida en razón de su cargo; los que gozan de todo tipo de facilidades para sus créditos y del negociado de las dietas y de sus pensiones vitalicias; quienes deciden quién y en qué se puede invertir, cómo y a qué precio se puede contratar, qué negocios quedan al abrigo del poder político y cuáles pueden ser expropiados a voluntad.

Hace mucho tiempo ya que el régimen del 78 no es más que la pantalla hecha jirones de este estado de cosas oligopólico, donde la rebatiña entre las facciones implicadas se vuelve feroz cada vez que la situación financiera (y) de las cuentas públicas amenaza quiebra, y lo único que de 2008 ahora ha cambiado es que el Gobierno Sánchez-Iglesias pretende tener un proyecto ideológico para España y los españoles que haría superar lo funesto del tiempo presente.

Cosa que, sobre falsa, no sería incompatible con el nihilismo cierto de estos últimos saqueadores de la Casta que piensan, ante todo y sobre todo, en enriquecerse “como sea” antes de que todo haga definitivamente implosión -la salida siempre podrá ser un paraíso fiscal caribeño (o un régimen cleptocrático afín, en el Caribe o cerca) para los que porten consigo las suficientes maletas del despojo-.

Y cuando todo ello suceda, y todos seamos testigos de estos hechos, todavía se llamarán a sí mismo “exiliados” y apelarán al “derecho internacional” para no verse de pronto extraditados. Al tiempo.

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Los directores del Estado

…o aspirantes a Conducator, Duce, Caudillo, Führer o Lehendakari del Pueblo (de la ETA, ERC, Podemos…) van a Madrid lo mismo para “tumbar el régimen” que para hacerse con un chalet de lujo en Galapagar -esto último debe de ser una innovación venezolana respecto a la cruda clandestinidad que patrocinaba la Cuba castrista hace décadas-.

Y es que no en vano los tiempos han cambiado: ya desde 2004 con Zapatero fundando el régimen actual del 11-M con ERC y la ETA, “cordón sanitario” contra el PP mediante, en el “nuevo tiempo” inaugurado por el “proceso de paz” y las soluciones dialogadas y dialogantes para Cataluña -el mayor granero de votos del PSOE con Andalucía hasta la quiebra de 2010-.

Por eso si Mas sale rana se le puede sustituir por Otegui -siente a uno de estos vascos a su mesa y devorará hasta los cubiertos por mero prurito de raza-, que según la “memoria histórica” podría pertenecer a “la ETA buena” que dijo aquél o a la ANV republicana que, a diferencia del PNV de entonces (1931-1940), no se relacionaba con carlistas, fascistas y nazis.

Da igual que la ETA sea básicamente el instrumento coercitivo -amenaza y represión- del movimiento abertzale controlado por el PNV, sin el cual ni siquiera podrían estos hablar de “Pueblo vasco” porque todos nos mearíamos de risa por las esquinas -empezando por los que somos de aquí-, como da igual que sea la Raza su programa ideológico todo: ETA es “la Izquierda”… anhelada.

Y si ETA es “la Izquierda” anhelada es porque nuestros izquierdistas añoran básicamente aquellos hechos violentos de su pasado ideológico que consideran las más altas cumbres de su actividad política, porque ETA se atrevió a hacer todo aquello que todo izquierdista sueña hacer siguiendo el Sagrado Mandato de la Justicia Social: dar matarile a los “enemigos de clase”.

Así, mientras que el PNV debiera tener cuidado en no insistir sobre la filiaciones franquistas de otros partidos para que no les sacaran a los burukides los colores -azul mahón, por supuesto- de sus propios padres y abuelos, los etarras pueden presumir (dados los tiempos que corren) de ser modelo y ejemplo para el Frente Popular, aunque sean en verdad una especie de Falange Abertzale o Aberriana.

Es desolador, con todo, seguir asistiendo a este lisérgico baile de mascaras ideológicas que no puede ocultar por más tiempo el Integrismo antisistema de los socios todos del PSOE de Pedro Sánchez en el Gobierno, sólo dispuesto y preparado para la Mentira, el Saqueo y la satisfacción de las bajas pasiones ideológicas de los actores políticos más mezquinos de nuestra historia reciente: Sánchez, Iglesias, los etarras, los racistas antiespañoles de PNV, ERC…

Y en frente, al cabo -desengañémonos-, nada ni nadie: el Estado es suyo (el PSOE siempre fue el Partido del Servicio Oficial del Estado), la población es rehén del Presupuesto ni más ni menos que la Prensa lo es del BOE, el Rey calla; la Nación agoniza entre la corrupción de sus (presuntas) élites, el rencor restablecido entre españoles y la ignorancia masiva de su situación.

Era a este punto al que nos querían dirigir los fautores del 11-M, y ya estamos aquí.

Perseguir la crítica al Gobierno

…es el principio de la Dictadura, considerando la democracia básicamente como un régimen de opinión pública (plural, se comprende) que más allá de la disputa por el Poder de las facciones garantiza la alternativa -la misma alternancia en el Gobierno- de otras opciones distintas a las que los votantes pudieran haber instalado en un momento dado al frente de las instituciones.

Precisamente para esto nace la publicidad profesionalizada -los periódicos, al margen de partidos- de las virtudes de unos no menos que de los vicios de los otros, en un debate que es lucha política que se dirime no en el frente de guerra, sino en la colisión sobre el papel de las diferentes versiones (opiniones) y de los mismos datos (hechos) de la realidad.

La transparencia del Poder no tiene sentido si no es a través de los “medios de comunicación”, pues que no se otorga graciosamente por parte de los que mandan, sino que se obtiene para los ciudadanos por aquellos que han hecho de la cláusula de informar al público un servicio en sí mismo, más acá de beneficios pecuniarios o prestigios de cualquier índole.

Obviamente, tratándose de medios no hay ni puede haber otra realidad que la de su instrumentación por agentes públicos o privados, que buscan sus fines y presentarlos a la sociedad (ese régimen de opinión pública antes citado) como benéficos para el “interés general”, susceptibles incluso de elogio y respaldo, cuando no de mera necesidad “social”.

Pretender por tanto el control de las noticias y de la opinión -como si bastara establecer un canon sumarísimo sobre la Verdad para que todas las determinaciones del Poder pasen como racionales, y así sean aceptadas mansamente por los ciudadanos- no revela otra cosa que la inseguridad de las propias causas, la desconfianza en el juicio del común y el desprecio por las ideas ajenas.

Pero es que es esta obcecación, producto de intelectos pueriles y voluntarismos psicopáticos, la que distingue en nuestros días al fundamentalismo progresista -motejado por otros como “Izquierda reaccionaria”-, siempre inasequible al desaliento que le procuran la realidad de los hechos, los actos humanos y las manifestaciones frecuentemente inesperadas y hostiles de la Naturaleza.

No hay más que repasar los hechos y declaraciones de los principales representantes del Gobierno en la gestión de la pandemia -del presidente Sánchez al bufón Simón, de los vicepresidentes Calvo e Iglesias a los ministros Ábalos, Illa, Campo, Grande-Marlasca y Garzón- para reconocer toda una estrategia (¿de Iván Redondo?) basada en la mentira, el miedo y la difamación.

Simultaneando el soborno institucional de televisiones (grupos y presentadores particulares) y otros medios privados, con la usurpación de los medios públicos (televisiones y radios, pero más aún las agencias de noticias que sirven a todos ellos) y la financiación de todo un ejército de propagandistas, trolls y crackers en las redes sociales e Internet, el Gobierno PSOE-Podemos ha declarado la guerra a cualquier información que no responda a su Verdad.

Mas no son tiempos para el autoengaño; que más fácil lo tienen para que nada cambie manteniendo los programas “de evasión” y sus publicaciones derivadas -de las revistas a las novelitas absurdas de nuestros de días- que con la promulgación de leyes que hacen saltar todavía a las ranas con algo de conciencia de la enorme cazuela hirviendo en que han convertido el panorama político español en apenas un año de legislatura.

Así, para qué van a prohibir diarios y libros que nadie lee; o tuits injuriosos contra el Gobierno que acaban sepultados por millones de otros tuits injuriosos contra la Oposición, la carne de cerdo, las mascarillas tuneadas o el rock progresivo; para qué esa denodada contraprogramación de la realidad cuando su práctica impunidad legal les ha sido regalada por el acceso al Poder.

¿No será que aún y todo temen que “algo” pase y, volteada la tortilla, den todos con sus huesos en la cárcel? ¡En España (con su presunta opinión pública) no caerá esa breva!

Bufones, esbirros y lacayos

…de la nueva España que brinda Pedro Sánchez y su sicario asociado, Pablo Iglesias, se nos presentan por doquier; como ese fraudulento “Doctor” Simón que, rijoso perdido, se prodiga cual estrella de rock con disco en promoción por las más variopintas modalidades de “medios de comunicación”, del callejero televisivo a las redes más “sociales” -donde todo lo que no es puro Odio hacia “la Derecha” es buenrrollismo de progres arribistas actualmente en el machito-.

Pero la lista de lacayos en estos mismos medios y redes es larga, sobre todo en estos tiempos críticos, por lo que les veremos repetir encantados las enfermizas consignas de “progreso” y contrarias a la “ultraderecha” que a ciencia cierta no está quemando las calles -si Vox, que sirve para armar el espantajo, tuviera semejante poder de convocatoria para organizar disturbios violentos en Mondragón, Burgos o Barcelona, el Poder ya estaría en sus manos-.

Son los mismos que no se cansan de reiterar que el discurso incendiario de un Trump causa violencia, para justificar básicamente la que de manera generalizada provocan los “antifas” y demás cuerpos de activistas de Extrema Izquierda respaldados allí por lo más granado de los multimillonarios blancos progresistas a quienes les importa una higa que sean saqueados los comercios y las propiedades de sus vecinos más humildes -si hablamos de California, la mayoría de ellos chicanos-.

Como ya se han escrito decenas de miles de folios sobre la apropiación indebida de la violencia por parte de la Izquierda, por lo visto legitimada siempre por alguna causa de orden superior -en consecuencia, irracional- para sus desmanes, al margen y directamente en contra muchas veces del (monopolio exclusivo de la violencia por parte del) Estado, bastará repasar someramente las últimas cuatro décadas de la historia de España para concluir que todos los altercados violentos claramente organizados corresponden a ETA, ERC, CUP, BNG, Podemos, etc.

Son los esbirros del movimiento antisistema que acampan en Barcelona desde los 90’, ahora bien representados por la “activista” Colau y cuates como Pisarello; o las CUP del chófer del terrorista Arnaldo Otegi, siempre juntos en la lucha contra el “Estado español opresor” aunque ahora puntales y valladares del Gobierno de ese mismo Estado; aunque pretendan vivir del mismo para los restos; aunque sean responsables de irreparables daños humanos, morales y económicos al conjunto de la sociedad española.

Luego resulta que el nuevo morroi del PP en el País Vasco, un tal Mikel Lezama -un Corominas o Sémper de la vida, para entendernos- presenta a la formación política de la ETA (considerada así en sentencia firme por el Tribunal Supremo) como “legal”, en oposición precisamente a Vox, al que al parecer cabría ilegalizar o acordonar como se pretende -y lo pretende el PP de Carlos Iturgaiz, que ya mismo podría dimitir e irse a su casa- con la única parlamentaria del partido de Abascal en la cámara vasca.

¿El mundo al revés? Es que el PP hace mucho tiempo (¿ya desde la victoria de Aznar en el 96’, cuando apareció Soraya en Génova con su CV entre los dientes?) que no es más que mera agencia de colocación de los niños bonitos -vulgo “hijos tontos de”- que merodean por los alrededores de la Casta para llevar el tren de vida que consideran que se merecen (lo que les pete hacer en cada momento).

Habría que mandarlos a todos a Telecinco de tronistas, triunfitos o tertulianos; como a los de Cs. Ya que no tienen escrúpulo alguno ni vergüenza, odian a la gente real empezando por sus propios (ex)votantes y se consideran algo así como privilegiados por derecho propio -contradicción en los términos y a la vez no-, se nos ahorraría el bochorno y la indignación ante el papelón de mequetrefes que finalmente les ha tocado representar en el “nuevo tiempo”.

En realidad, a mí no me extraña: ya era para ellos un “enemigo de la Paz” hace 12 años…

Presupuestos para el Saqueo

…son en cualquier lugar del mundo la falta de respeto a la Ley por parte del Ejecutivo y la ausencia de autoridad alguna que lo enfrente y limite, se trate de fuerzas de Oposición, Prensa o Justicia, Ejército o el denominado “Poder económico”. Y ejemplos de ello abundan en América como en África y en Asia.

En el caso de España, con una mayoría en el Congreso dispuesta a dejar en suspenso el parlamento, el Ejecutivo de Sánchez-Iglesias pretende abonarse a un arbitrario estado de excepción, que no responde a amenaza real alguna que pudiera ser neutralizada con medidas tales como toques de queda o confinamientos perimetrales -por mencionar las primeras, ya de por sí excesivas, que abren la puerta a cualesquiera otras (según barrios y sin supervisión judicial)-.

Así las cosas, con el estamento judicial arrumbado -la Fiscalía no aceptó querellas contra el Gobierno por la negligente gestión de la pandemia- y la Oposición tan dividida como la Prensa y los demás “poderes fácticos” del entramado oligárquico financiero del país, sólo la cierta presión de la UE puede poner límites a la voluntad hipertrofiada de un presidente Sánchez que quiere convertirse a toda prisa en una especie de primer Presidente de España.

Y, como tal, devendría impune por su inmunidad prácticamente de fuero regio, como una especie de “Padre Fundador” de la “España de los Pueblos” -un bonito sueño en su mente retorcida, aunque conduzca a la pesadilla a los españoles de la hora-. Un proyecto implícitamente liberticida y que de suyo se traduciría en un régimen homicida como el de Venezuela, de saqueo de las arcas públicas desde el Poder y de los recursos privados a través de medios coactivos (mafiosos y violentos).

Pero siempre al margen de la Ley y contra su espíritu, que molesta; o por lo menos molesta a los criminales y déspotas y nepotistas en aquellas Naciones que se consideran orgullosamente democráticas, pues en otras latitudes conocen que nadie está por encima de la Ley y como tal actúan en contra del tirano, del corrupto o del traidor. Mientras a veces parece que en España seguimos condenados a seguir a los malos gobiernos, sean su legitimidad política y respaldo popular los que sean, porque a fin de cuentas “ellos son los que mandan”. Y chitón.

Que el silencio es otro de los presupuestos necesarios para la Opresión.

El horizonte penal de Sánchez

…es de lo que se debería estar hablando en todos los despachos, cenáculos, contubernios y -por extensión- todos los hogares de este pueblo llamado España, donde tan dada es la gente al rumor innecesario y al cotilleo insidioso. Pues que la mayoría de los hombres-fuertes que le rodean son carne de banquillo a nada que la (administración de) Justicia se rebote.

Y parece ahora muy rebotada, con sentencias increíbles (por lo tardonas) contra miembros de Podemos por actos de violencia contra la Policía, cuando en rigor el partido del leninista Pablo Iglesias no podría haber concurrido a ninguna elección con la Ley de Partidos en la mano y lo que ya sabía el CNI de su financiación “irregular” a mano de los regímenes de Venezuela e Irán.

Y resuelve ahora la inhabilitación de un tal Torra -que más que inhabilitado, se encuentra para los restos-, cuando cualquier día de estos el aciago Puigdemont cometerá un error e irá a parar a la Audiencia Nacional, allí donde cualquier cosa es posible y ojalá mis ojos vieran el procesamiento del divo primero de la casa, Baltasar Garzón, por todo tipo de delitos.

Por de pronto, cabe desconfiar de toda oposición partidista que no sea frontal contra el Gobierno criminal de Sánchez, que persiste en su inhibición ante la pandemia después de haber impuesto su arbitraria ley marcial con la excusa sanitaria -recuérdese que nunca hubo “comité de expertos”-, el confinamiento más largo e inútil en todo el planeta (exagerando no mucho).

Pero a medio plazo, más allá de lo que sirva para denigrar al presidente del Gobierno la moción de censura que defenderá el negro Garriga -un negro contra el establishment suena demasiado bien, sobre todo cuando la habitual Izquierda descerebrada del país lo moteja de “racista” con la estelada al cuello-, todo lo que quede a la Derecha de Sánchez debe plantearse una estrategia de derribo.

Además, ayudarán las catastróficas circunstancias. Que no se equivoquen y pierdan tiempo replicando los dirigentes de PP, Vox y Cs a los muñecos de ERC (Rufián), a los de la ETA (Aizpuru, el propio Otegi) o al superviviente Pablo Iglesias. El que manda es Uno solo, pese a toda su debilidad parlamentaria, porque así está dispuesto y poco cabe hacer.

Salvo echarlo vía moción de censura, procesarlo o inhabilitarlo para el cargo. A elegir.

Una sociedad inerme

…ante el desgobierno, zombificada (antes, durante y después del colapso), que parece seguir por inercia lo mismo las recomendaciones generales de las distintas administraciones -varias y plurales- frente al coronavirus que las consignas más obscenas del Gobierno Sánchez-Iglesias respecto a la Corona, la Guerra Civil o la unidad de España.

Ahora resulta que vamos a tener a Pedro Sánchez ocho años más (¡lo mínimo!) porque lo han debido de planificar mientras jugaban al póker unos “agentes” de los diversos estamentos del país, que a riesgo de ser asemejados a una especie de seres mitológicos resulta que agasajan al Señor Presidente en la Casa de América, y beben los vientos por él (por su magnanimidad…).

Pero no puede ser magnánimo quien ni siquiera ha vencido, quien no considera la realidad de los gobernados (por total falta de empatía) y se limita a la guerra de posiciones contra el (presunto) principal partido de la Oposición… Sánchez únicamente busca investirse de una autoridad por encima de lo político, para verlas venir y dejarlas ir… sin que nada le afecte.

Así que no es frívolo añadir que ahora mismo no hay Gobierno de la Nación, o ha devenido ilegítimo por su mero ejercicio -con todas sus mentiras, su negligencia criminal en la gestión de la pandemia por su nula capacidad de prevención y supervisión, las corruptelas asociadas a las compras de material sanitario…- en apenas tres trimestres de ejecutoria.

Y ¿cuál es la solución, la alternativa; de qué disponemos los españoles en la hora actual para afrontar tanto la gestión sanitaria de la pandemia como la grave crisis económica que ya padecemos hondamente; cómo canalizamos o encauzamos nuestro malestar (¿los medios de comunicación, los sindicatos, los partidos políticos?)…

Si algo vivimos en pleno primer cuarto del siglo XXI es la escisión entre los ciudadanos (“la gente”, “la sociedad”, “la Nación”) y nuestros presuntos representantes políticos, “sociales” y “culturales”. Con un perfil psicopático tan marcado como el de Pedro Sánchez y sus dos pelotas testiculares, Iván Redondo y Pablo Iglesias, las tornas parecen haber cambiado.

Ahora es de nuevo el Poder, incluso en “democracia”, el que está decidido a ajustarle las cuentas a la realidad de una sociedad que no les gusta a estos dementes “hijos del régimen del 78” -casi todos los dirigentes de la hora nacieron en aquella década-, y me parece ya tiempo de que se sea consciente de ello, plenamente. O las consecuencias serán devastadoras para todos.

El patio es un aburrimiento

…según me comenta la niña -y yo no he de creerle a ella menos que a las (presuntas) autoridades educativas, por cierto-; y eso que parece algo inútil adoptar según qué medidas de puertas adentro del recinto escolar si luego, a la salida del cole, los niños se quedan jugando en el parque como hacían antes, como han hecho siempre los niños: de manera algo violenta y escandalosa, entre alaridos y llantos y risas sin cuento.

Esta temporada gris que perdura -pese a las graves efusiones veraniegas: ¡no había que preocuparse hasta otoño, dijeron las (presuntas) autoridades sanitarias!- depara de nuevo esa sensación de extrañeza, de bilocación entre lo que se cree vivir y lo que en realidad vive uno, en cuanto que empezamos el curso con la confianza de que los niños por fin tendrán clases y, simultáneamente, resulta impensable que pueda durar mucho dada la extensión y número de los contagios en España.

Hasta ahora hemos asistido al inicial fracaso en la materia de Israel -antes del verano-, pero puede estimarse que pagaron por su osadía e incluso, en su descargo, podría aducirse que sólo se atrevieron a reabrir los colegios cuando creyeron tener bajo control la pandemia. Otros países como Francia y Reino Unido se enfrentan a similar incertidumbre con la vuelta a las aulas, cuando las tasas de contagio no dejan de ser tampoco preocupantes.

Y, pese a todo, el alarmismo generado en la sociedad española por el Gobierno y la mayoría de los medios de comunicación -bien que a disposición de las necesidades del tándem Sánchez-Iglesias en las tortuosas coyunturas que atraviesan en su declarada “nueva normalidad”- no hace sino reforzar esta sensación pasmosa de irrealidad que no nos ha de abandonar ya hasta que se produzca un nuevo colapso sanitario o se alcance el éxito en la vacunación (¿forzosa?) de gran parte de la población.

Entretanto, nuestros (presuntos) responsables políticos se divierten en el recreo con sus zarandajas y riñas de patio de colegio -precisamente-, pues ya abandonó la escena la única persona que ejercía de adulto. Así que puede que resulte extravagante fiarlo todo a la Buena Suerte, o bien encomendarse al Principio de Indeterminación, pero no menos en todo caso que esperar la adecuada planificación preventiva por parte de quienes todavía pretenden seguir como si nada hubiera pasado en lo que va de año -Primer Año Garrafal del Gobierno de Progreso, para más señas-.

Más Guerra Civil y más Sexo Cuestionado a falta de una sola idea sana para fomentar la recuperación económica, que total ya pagamos entre todos los desmanes del Gobierno -que es un desmán en sí mismo- sobre el fondo de un Estado de las Autonomías chapucero, divisor y tan oneroso cuanto insostenible. Mientras, los ingobernados españoles sólo podemos aspirar a que el patio de los críos siga siendo aburrido -como se dice que es el estado ideal de los sistemas bien organizados- durante algunos meses más; pero la verdad es que a día de hoy resulta increíble.    

Este Gobierno es un puro simulacro

…de gobierno -de “gobernanza”, como se dice ahora para seguir diciendo nada-, lo que explica que se base única y exclusivamente en la mentira, que no existiera ninguna “comisión de expertos” sobre la epidemia del coronavirus que justificase las decisiones del (simulacro de) Gobierno Sánchez-Iglesias, sólo dispuesto y preparado para organizar y difundir la Gran Mentira del Gobierno: que este Gobierno gobierna.

Pero aunque la Nación se encuentre inerme, todo el tinglado podría desmoronarse según arrecia la nueva ola de Covid19, si no fuera por la actitud sumisa, más que sospechosa, de los presuntos partidos de Oposición PP y (sobre todo) Cs a los designios del (simulacro de) presidente del Gobierno, un hombre desabrido e incapaz de comunicar nada que no sea su (simulacro de) voluntad de gestionar la grave crisis española de la mejor manera posible.

¿Pero cuál es su plan, cuál su estrategia -la de Redondo u otros- para sacar al país del atolladero, para recomenzar el curso escolar y universitario con garantías básicas, salvar a cientos de miles de autónomos de la quiebra y afrontar cifras de paro nunca antes vistas? No hay Plan -ni puede que simulacro de plan, estrategia, proyecto- que no pase en la mentalidad del (simulacro de) Doctor Sánchez por hacerse fuerte en La Moncloa -incluso a la manera allendista, en los delirios compartidos de esta Izquierda de esnobs del radicalismo-.

Así que el Otoño se cierne con toda la brutal incertidumbre que depara una pandemia para la que no ofrece soluciones claras la comunidad científica mundial, mientras la Prensa nos aburre a estas alturas con homenajes a etarras decrépitos, el desagradable 11-S de los tribalistas que pastorea un tal Torra, (simulacro de) presidente de Cataluña -inhabilitado ¿de manera simulada? para el cargo-, o con todas esas insulsas triquiñuelas de los partidos o partidas en que se han convertido PP y (sobre todo) Cs, siguiendo con años de retraso a todos los demás.

Todo para no perder posiciones, cargos, relaciones sociales de (simulacro de) poder… reducido todo a este Consenso de las Facciones que deshace el Estado aunque presente una especie de “diálogo multilateral” como mejor forma de “cohesionar España”, cuando el PSOE aspira a una hegemonía indiscutida en el marasmo institucional producto directo de sus alianzas con el conglomerado de formaciones antisistema -y Vox que decidió dormirla hasta septiembre, cuando para entonces igual ya los han confinado a todos en un CETI por “extremistas”-.

Ineptos para hacer política -idear, decidir y ejecutar-, la mayoría de nuestros representantes políticos y cargos públicos asumen su irresponsabilidad factual -lo superfluo de su función, de su misma presencia en el (simulacro de) puesto de trabajo- por la vía de la adhesión a lo que determine la cadena de mando -con sus manidos argumentarios pastosos, que cortapegarán perezosamente los “periodistas” para rellenar los huecos que dejó la publicidad privada en los diarios-.

Y, siendo todo genuinamente mentira en la vida pública (¡politica!) de nuestros días -simulacro de España, de democracia, de libertades e igualdad-, ¿acaso no habrá entre tantos cientos de miles de cargos políticos (¡públicos!) quienes defiendan una mera y sostenida estrategia por la Verdad? Cabría empezar por pedir -y van…- el procesamiento de Sánchez, Iglesias, Illa y Simón, más el de Torra y sus esbirros también, por descontado; la convocatoria de nuevas elecciones; la ilegalización de Podemos, ERC, Bildu y CUP (al menos); la solicitud de un rescate a fondo perdido…

Pero en vez de ello, con el silencio de los borregos, (simulacro de) servidores públicos tanto como (simulacro de) Pueblo nos aprestamos a asistir en los siguientes meses y años al Nuevo Apaño para que este (simulacro de) Estado aguante, ¡España es la gallina de los huevos de oro, se entiende! Y lo más curioso es habernos percatado con el tiempo de la paciente (y aún bovina) observancia de nuestra situación por parte de las principales autoridades de la UE y de los “países de nuestro entorno”.

Que parece que nos miran como al alumno revoltoso, un poco corto de miras y entendederas, que no es mal chico después de todo -aunque se puede entrever que nunca llegará a nada…-. Y es que a todos en (el simulacro de) la UE les viene mejor a su vez el simulacro nacional practicado por las castas dirigentes (políticas, económicas y culturales) de cada país, ya que oculta o difiere el conocimiento de su propia realidad disimulada -la pandemia de Covid19 ha sido definitivamente esclarecedora al respecto de la “unidad” y la “política común” europea, por cierto-.