Sánchez quiere quedarse para siempre

…pero para ello debe sopesar si le conviene un adelanto electoral, lo que no es una decisión fácil en este momento de profusión de datos, promesas de reforma, avisos de la UE, recomposición interna de sus socios en el Gobierno, incertidumbre de las finanzas públicas, precariedad del suministro energético a cuenta en parte de antiguas rivalidades geoestratégicas…

Obviamente, el Doctor puede seguir actuando como si nada de lo que pasara en España o en el resto del mundo fuese con él, volcado como está el hombre en auspiciar “el Cambio” a nivel global, en todos los órdenes, de arriba abajo, mientras se pasea en Falcon siempre que puede para preservar la imagen que tiene de las personas reales, allá abajo, tan pequeñitas.

Otra cosa es que la Realidad le deje plantado cualquiera de estos días, o sus mentados socios podemitas en dura pugna por disgregarse en decenas de marcas con sus coloristas lidercillos, o la gente rara y siniestra de ERC, a su vez en perpetua guerra de desgaste con sus aliados separatistas al par que enemigos feroces por el negociado de la Generalidad, o el mismo y taimado PNV cuando la ocasión así lo demande.

Con estas bazas, mal que bien, ha ido tirando Sánchez toda la exigua legislatura y parte de los años precedentes a partir de la moción de censura contra Rajoy, y aspira de hecho a continuar con los mismos socios que imposibilitan el Gobierno aunque se les contente con el Reparto del Saqueo. Parece labor de equilibrista, pero ya saludé como “transformista” el extraño pacto PSOE-Podemos para arramblar con el Poder; un pacto nacido de la pura y urgente necesidad.

Ahora bien, sean cuando sean las elecciones, todo el variopinto entramado que sustenta al Ejecutivo del Doctor deberá deshacerse y acudir al encontronazo fácil para hacer ver a sus respectivos electorados y bases que el PSOE no les tiene cogido por los bajos, sino que es al revés. Y la cuestión entonces es cuándo se producirá esa artificiosa ruptura del Frente que apoya a Sánchez y le permite gobernar, si durante una votación presupuestaria o en cualquier otro momento.

Hasta entonces, sólo queda esperar por si alguien cabal queda en el PP con suficiente autoridad como para enmendar a Casado de su yerro esencial, que es pretenderse alternativa en solitario al otro supuesto “partido de Estado” (el PSOE, ¡ja!) en vez de asumir de una vez por todas que el Bipartidismo está felizmente enterrado, entre otras cosas porque el PSOE no desea alternarse en el Poder con ningún otro partido de ámbito nacional.

Definitivamente, la Oposición tampoco parece tener las ideas muy claras, ni la estrategia ni puede que, en el caso del PP, el discurso, cuando viene de hecho de negociar entre bambalinas la designación de una serie de cargos institucionales que vuelve a dejar en agua de borrajas sus promesas todas de “regeneración democrática”, precisamente en el peor momento posible para ello.

Lo cierto es que el PP vuelve a parecer un partido poco fiable para gran parte del electorado de la Derecha, pero tampoco Vox da la impresión de ser del todo capaz de imponer un liderazgo propio y distinto como alternativa al Frente de la Izquierda, así que la inminencia o no de las elecciones no altera sustancialmente el hecho de que Sánchez quiere quedarse para siempre en el Poder, y Casado y Abascal siguen sin hacer la suficiente mella en las pretensiones del Doctor.

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El Señor Presidente no tiene quien le tosa

…ni a Izquierda ni a Derecha -Él está por encima de esas desavenencias de temporada (o casual trendies)- porque Él-preside-el-país y así se retrata: en la portada de un diario que también parece presidir, ante la sede del Poder que detenta y de manera tan frenética padece (aunque tampoco mucho) ostentar a todas horas como con miedo a que se fuese a acabar.

No se le espere por el Congreso, ni se crean los periodistas de los medios -prácticamente todos sometidos al diktat de La Moncloa- que les vaya a contestar el Señor Presidente a cualquiera de sus preguntas, absurdas por lo demás en el punto en que nos encontramos salvo aquellas precisamente insidiosas, capaces de mudar el rostro pétreo del Señor Presidente en irascible rictus.

Y de reentrada en el curso Pablo Casado se le ofrece una vez más, le pone el cuello a la espada flamígera del Señor Presidente a cuenta de la reforma del “Poder judicial”, con la coartada habitual de llegar a “pactos de Estado” entre, se supone, “partidos de Estado” como el PP y ¡el PSOE de Sánchez! En rigor, ni PP ni PSOE debieran haber sobrevivido (con tales siglas, al menos) a 2014.

Así que de nuevo al contubernio establecido, a salvar los muebles de la ingente tropa política, funcionarial y “temporal” con ansias de hacerse con el cargo vitalicio; a repartir los fondos de la UE entre los gentlemen recurrentes del Ibex-35 y asociados (medios de comunicación, bufetes de abogados, consultorías de todo tipo y condición); a financiar las “políticas sociales” disparadas cuando no directamente disparatadas.

El Señor Presidente proveerá… hasta que el Estado quiebre. Pero qué cosa pueda ser ello, y por qué debiera inquietar a los españoles de hoy mismo aunque se trate de jubilados, no nos lo podrá explicar ese fino analista político que vicepresidió hasta hace poco lo del Señor Presidente, dado que dejó sentado para los restos que “un Estado no puede quebrar”.

Menudo panorama, todavía.