Sánchez encabeza la sedición

…contra las instituciones todas del Estado prácticamente desde el día en que se aupó al Poder a través de la fraudulenta moción de censura contra Rajoy y de la mano de quienes lo hizo: un partido netamente alineado con las dictaduras bolivarianas de Hispanoamérica como Podemos, más Bildu-ETA y ERC, Junts -estos dos últimos partidos implicados desde la cúpula a las bases en el proceso separatista que fue parcialmente abortado en octubre de 2017- y el PNV. O sea, todos los mejores amigos de España y de los españoles, de sus leyes y libertades.

No es por tanto nuevo lo que pretende El Señor Presidente, porque es lo que ha pretendido el PSOE de toda la vida (en el 23 como en el 34, en el 81 como en 2004): la liquidación irreversible de cualquier oposición a su régimen particular, donde el PSOE y la UGT son hegemónicos y, más allá de esto, inmunes frente a cualquier tipo de responsabilidad por sus numerosos quebrantos de la Hacienda Pública y de las particulares, por su habitual recurso a las algaradas y a la violencia directa, desde el mismo Estado o desde la puta calle.

Una impunidad necesaria, pues, no sólo para los golpistas separatistas, o para los criminales de ETA reconvertidos en pacíficos activistas por “la Paz”, sino para las decenas, si no es que se trata de cientos y de miles, de cargos y simpatizantes de este Socialismo ramplón hasta en su manera de saquear al contribuyente, véanse los distintos apartados del caso de los ERE -verdadera y necesaria causa general contra el PSOE y la UGT- o los escandalosos contratos de compra de mascarillas por parte del Ministerio de Sanidad de Salvador Illa en el momento más grave de la pandemia de coronavirus.

Ante semejantes desmanes, coreografiados con firmeza por el Doctor No, la Oposición continúa su errático viaje hacia la nada, en el caso del PP ahora de Feijóo, o la irrelevancia, caso de un partido como Vox cuyos dirigentes parecen incapaces de articular una organización moderna y dinámica que ofrezca batalla todos los días del año. Obviamente, el principal problema lo tiene el PP, que es tanto como afirmar que la Derecha tiene un problema con el PP, cuyos cuadros fuera de Madrid presentan tantas veces esa mezcla de indolencia y cobardía tan característica del Rajoyato, pero presente aún antes.

Con estas cartas, todas marcadas por las reglas de juego que estableció Zapatero ante la indolencia precisamente de los Rajoy, Soraya y Montoro, la Oposición no puede hacer otra cosa que presentar una alternativa radical, en clave nacional, a todo un período convulso de la historia reciente de España que abarca al menos desde el 11 de marzo de 2004 a nuestros días. Pues existe ahora, como no se daba a principios de siglo, la suficiente masa crítica entre los españoles para poner fin de una vez por todas a este proceso de disgregación y degradación democrática.

Tal vez de lo que carecemos todavía es de partidos nuevos a izquierda y derecha que resulten tan atractivos como eficaces; aunque más importante, y condición puede que insoslayable para su creación y desarrollo, sería determinar de antemano un nuevo sistema de representación en sustitución del actual. Hasta entonces, la pregunta más recurrente a la Oposición debe ser la misma: ¿a qué esperan PP y Vox para desalojar a Sánchez de La Moncloa lo antes posible? Igual es que no son capaces de calibrar la dimensión del desafío, o bien no saben cómo reaccionar al mismo; en ambos casos, se corroboraría la tesis con que abría este párrafo.

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España no soportará un segundo rajoyato

…y lo digo, más o menos convencido, en el doble sentido de que no está dispuesta (la Nación) a hacerlo y además tampoco lo resistiría, dado el contexto de grave crisis cronificada (en lo político no menos que en lo económico) que amenaza con devastar la sociedad de relaciones que es una democracia, justo antes o justo después de haber culminado la liquidación institucional.

Pedro Sánchez es el responsable máximo, por lo tanto el culpable principal de la situación; pero el PP de Rajoy y luego de Casado y ahora de Feijóo no le va a la zaga, precisamente, lo que es tan obvio por sus políticas respecto a Cataluña, Baleares, Valencia, País Vasco, Navarra y Galicia, como en lo referido a sus diversas trapacerías con el PSOE para hacerse con todos los recursos y mecanismos del Poder: de la Justicia a la Prensa, del “diálogo social” con el Íbex al CNI.

En rigor, siempre nos parecerá más pulcro un Gobierno del PP que del PSOE a los que conocemos los datos de corrupción, negligencia criminal y despilfarro de cada cual, pero eso viene a encubrir el problema máximo de nuestra democracia, que es la falta absoluta de representatividad NACIONAL de la misma, cuando el viejo juego del “bipartidismo imperfecto” PSOE-PP -que no estaba llamado a ser tal, desde el momento en que los socialistas con Felipe al frente y Polanco dando por detrás aspiraban a convertirse en el PRI- consiste en simular divisiones antagónicas entre ellos que les impedirían otra opción que gobernar con CiU-PNV, como en los viejos buenos tiempos de los 80 y 90, o con esos tripartitos y hasta heptapartitos “de progreso” que tanto le van al viejo y corrupto y menguante PSOE desde los tiempos del malhadado Zapatero a hoy mismo.

Es hora de que un Gobierno de España sea nacional, al menos, en su proyección y representación, o de lo contrario habrá que asistir a una reorganización total de los territorios en la que según las banderías se estará en zona amiga o enemiga, o en zona franca, o no se estará de ninguna de las maneras por alguna especie de traspapeleo burocrático o maldición bíblica que nos hará perder los más elementales derechos de un día para otro.

Porque la arbitrariedad campa desde la cúpula del Estado, con excepción del Rey -que por ello mismo no está precisamente “a salvo”- hasta el último de los portavoces de los partidos, decididamente convertidos en partidas, que no saben hasta qué punto una palabra suya más allá del tiempo indicado puede hacer arder, en lo sucesivo, algo más que las redes sociales.

Lo presumible, aunque Feijóo no se lo quiera creer, es que Vox se halle cerca o incluso supere al PP en próximas elecciones. Si no quiere el nuevo viejo líder del PP asistir a su vez a la debacle de uno de los dos grandes partidos, mejor haría con atender cuidadosamente, con saber escuchar finamente lo que los españoles que jamás votarán Izquierda (no a ésta, desde luego, del PSOE y Podemos) están esperando desde ya del nuevo Gobierno que sustituya al presente.

El tiempo de Casado pasó

…y ¿tan breve fue? Efectivamente, tan breve: por sus múltiples errores y la nula confianza que suscita a estas alturas entre propios y ajenos, electores o suegras, columnistas o jugadoras de ajedrez. Ya nadie traga a Pablo Casado, por mezquino, precisamente, por no haberse atrevido a ser el sustituto de Rajoy sino su heredero, pertinaz en la lengua de trapo aunque con otro estilo.

Ya no puede enmendarse Pablo Casado, presidente del PP que nunca se ha creído tal, al parecer, o desde luego nunca se ha comportado como tal, pese a convenciones y faramallas varias, cuando se trataba de constituir una genuina alternativa de Poder, comenzando por el Gobierno, a esta coalición abigarrada de despropósitos y desmanes que perpetra a diario el Ejecutivo de Sánchez, vulgo Sánchez El Ejecutor de despropósitos y desmanes.

En vez de ello, con denuedo digno de mejor causa se ha dedicado a enfrentarse o “confrontar” con Isabel Díaz Ayuso, la que debiera ser su primera baza como alternativa creíble al proyecto de Sánchez, que tiene desde luego un estilo propio y un coraje a prueba de maledicencias y trampas varias, y una imagen ya consolidada de buena gestión que no resulta incompatible con cierta cercanía sentimental, y hasta populachera, con “la gente”.

De hecho, ríete tú y riámonos todos de la “empatía” que se gasta un Pablo Iglesias con esa misma “gente”, pongamos por caso, por no hablar del Casado que se pasa media vida subiendo al tractor y tomándose unos vinitos a media mañana, aunque luego apoye sin mayor esfuerzo las anticonstitucionales medidas de confinamiento y suspensión general de derechos que han desconcertado a todos, empresarios, trabajadores y familias, durante todo este tiempo.

Así ha conseguido Casado reforzar el liderazgo de Ayuso, al dar durante meses la impresión de que hacía optar a todos, cargos de su partido y militantes, votantes y meros opinadores afines al PP, por el dilema “O ella o yo”. Pero los hechos actuales, las acusaciones sin pruebas y los descalificativos aparejados contra Díaz Ayuso no tienen perdón, y no lo conocerán, entre los más acérrimos defensores de lo que debe ser el PP: un partido democrático e integrador.

La partida se les acaba a los tahúres de Génova, pero no al PP, y en esto me muestro en desacuerdo con la mayoría de los comentaristas en la hora actual: tarde o temprano creo que a Casado le harán ver la única salida de aquel “bufete europeo”, porque su crédito está por completo agotado y sería incapaz de ganar unas elecciones aunque fuese el único candidato. La ocasión es más clara que nunca: un congreso para ungir a un candidato de consenso y ya.

Y que Mañueco haga el favor de aceptar el apoyo de Vox de inmediato, o su condenación será similar a la del propio Casado en no mucho tiempo. Amén.

La connivencia mediática con el “proceso de paz”

…queda más patente si cabe en el “décimo aniversario” de la pantomima proetarra de Ayete, como quedan al descubierto las demás connivencias, no por sangrantes menos verdaderas, del PP de Mariano Rajoy en sus años de oposición (2004-2011) tanto como después, ya en el Gobierno de España con Jorge Fernández Díaz en Interior (2011-2016) haciendo de contacto de José Luis Rodríguez Zapatero para continuar con la “hoja de ruta” pactada por el PSOE directamente con los terroristas.

En el caso de los medios, este miércoles se atreve El Diario Vasco (del grupo Vocento, dueño también del ABC) a titular en su portada “El día que Euskadi renació” para saludar el 20 de octubre de 2011, y si se refiere a que el proyecto de ETA no murió aquel día, sino que renació, entonces sí, por supuesto: es la tesis de Mayor Oreja en un artículo también publicado este miércoles en El Mundo.

Porque parece mentira que la escenificación del “desarme” y de la presunta disolución de ETA con “mediadores internacionales” -todos ellos desprestigiados comisionistas de “la Paz”, empezando por el nefasto Kofi Annan- pueda ser celebrada por quienes no pueden haber olvidado de la noche a la mañana las campañas terroristas contra los medios de comunicación no abertzales, con asesinatos incluidos.

¿Se trataba de miedo, o sólo de negocios? En el caso de El Diario Vasco, ambas cosas o la sublimación de ambas: se trataba y se trata de quedar bien ante los lectores, a los que se supone de entrada amnésicos o conformistas, una vez madurados durante dos décadas en las bondades de “la Paz” con una mafia etasuna en vías de liquidación por el Estado español. Un auténtico lavado de cerebro buenista que nadie como El Diario Vasco acometió con tanta decisión -con, por ejemplo, un Alberto Surio recompensado más tarde con la dirección de la EiTB (2009-2013)-.

Pero no se puede hablar con toda probabilidad de decisión independiente, dado que desde la llegada al Gobierno de Zapatero en 2004 el grupo Vocento se puso a disposición de sus grandes mantras, tanto en lo relativo a la negociación con terroristas como con respecto a la aprobación del inconstitucional Estatut(o) de Cataluña, en lo pertinente a silenciar las verdaderas investigaciones sobre el 11-M tachándolas de conspiranoicas, etc.

Puedo hablar largo y tendido sobre el particular porque fui testigo directo de ello, ya que mientras el hoy cariacontecido José Antonio Zarzalejos se alineaba con la estrategia zapaterista en estos tres asuntos cuando dirigía el ABC por segunda vez (2005-2008), el nuevo proyecto del grupo editorial para coordinar la información de las ediciones digitales de sus distintas cabeceras regionales -proyecto conocido como “Redacción Central” (RC)- fue encargado a… gente procedente de Prisa.

Habida cuenta de que El País y la Ser -Polanco, Cebrián, Felipe González- se encargaron de defenestrar a Redondo Terreros (2001) para aupar a Patxi López -es decir: pilotaron la entrega del PSE al PNV de Ibarretxe y a sus propios apaños con la ETA desde el Pacto de Estella (1998)-, no es de extrañar que con un nuevo presidente del Gobierno decidido a seguir la línea de Jesús Eguiguren de salida negociada para los etarras el mejor modelo (des)informativo para llevarse bien con los que mandan fuera aquél.

Y, efectivamente, conocido el anuncio del primer “alto el fuego” (2006) mis compañeros de RC avanzaron un especial titulado “ETA da el primer paso hacia la paz”, donde ya quedó fijada la línea discursiva para el entreguismo de Vocento a la causa “pacifista”. Desde aquel momento, las víctimas del terrorismo pasaron a resultar sospechosas a la inmensa mayoría de la Prensa patria, porque al parecer ellas eran “parte del problema” o “parte” a secas, “parte interesada” -por cierto, no había pasado un año cuando, pese a los fervientes deseos de paz de los gerifaltes vocentinos y prisaicos, ETA hizo explosionar la terminal 4 de Barajas asesinando a dos personas-.

PARTE DEL PROBLEMA Y NO DE LA SOLUCIÓN

Evidentemente, las víctimas no podían tener mayor interés que apelar a la Justicia para la resolución de los crímenes sin esclarecer y las causas pendientes, el cumplimiento íntegro de las condenas, etc. Pero se las decidió demonizar sibilinamente porque querían tener voz en el “proceso”, un proceso de liquidación gradual de los hechos para sustituirlos por buenas intenciones al que estaban invitados los asesinos, sus portavoces y los habituales recogenueces del PNV y, en esta ocasión, y desde entonces a hoy, también los del PSOE… de Zapatero. O sea: las misas negras de Loyola (2006).

El mismo Alfredo Pérez Rubalcaba, siniestro muñidor de complots y encubridor a tiempo completo de crímenes varios, por entonces ministro del Interior (2006-2011), señalaba como condición indispensable para que fructificase el “proceso” la discreción de los medios de comunicación, a lo que en este país la mayoría de los periodistas se prestó sin dilación, algunos con fruición -como si pensaran de sí mismos que así contribuían a “escribir la Historia”, y encima con “altura de miras”-.

La consecuencia directa de ello fueron brutales campañas de acoso para silenciar a las voces contrarias al negociado político con los terroristas, significativamente las víctimas de ETA, como al por entonces (2004-2008) presidente de la AVT Francisco José Alcaraz, siempre combativo por la Verdad, Justicia, Memoria y Dignidad para sus representados -ahora que es senador por Vox, tercer partido en importancia de España, harían bien los plumillas y flautistas del “proceso” en reconocer que no pudo estar tan mal que la ETA se dedicara a asesinar a “militantes de la extrema derecha”, por ejemplo, que es lo que muchos piensan en su ínterin, después de todo-.

Total, “si quieren la independencia, que se la den”, como sostenía uno de mis citados compañeros “progresistas”, que gracias a su relativismo epistemológico -“todo es relativo”- logró al salir de Vocento la subdirección (2012-2018) y postrer dirección (2018-2021) de uno de esos diarios web -la edición española del Huffington Post- que lee la gente que se considera muy inteligente y progresista, antes de resultar recientemente recompensado por los servicios prestados con un alto cargo en la SER, ¡el de director de Informativos! Efectivamente, se trata de Guillermo Rodríguez Díaz.

De la jefa del equipo de RC, Guiomar del Ser, qué decir: actualmente tiene un alto cargo en El País como responsable de “estrategias y desarrollos” o cosa por el estilo -un comisariado ideológico, supongo, por los antecedentes-. Un diario donde sigue escribiendo el “mensajero de la paz” Luis Rodríguez Aizpeolea, un asiduo de la sede socialista de San Sebastián donde por lo visto escribía libros y otras cosas a cuatro manos con “Txusito”, el dealer del “proceso de paz”, y que este miércoles abre portada con el titular “10 años sin ETA: distensión en Euskadi, bronca en el Congreso”. El relato era esto.

Así que con la práctica totalidad de los medios de entonces embridados -salvo El Mundo, la Cope (hasta 2009), Libertad Digital…-, con las televisiones por descontado en su función única (las 24 horas del día, salvo la publicidad) de reproductoras de la “imagen” o imágenes producidas y servidas por el Poder (a través de la agencia EFE, por ejemplo, ¡o las series de TV!), el “proceso” ha continuado hasta nuestros días porque los que otrora colaboraron, o callaron o se inhibieron, ahora difícilmente van a poder restañar todo el daño causado a la credibilidad de la Prensa, a las víctimas del terrorismo y a las mismas libertades públicas.

NO HAY PEORES CIEGOS

El problema en sí es que la violencia política goza de gran predicamento o buena prensa entre nuestros periodistas españoles y, por lo general, occidentales. Será por aquello de Johnny Rotten de que “el sexo y la violencia son las dos cosas que más venden en este mundo” (de ahí Sex Pistols), lo que vale para el rock y para el cine, para el TV y la Prensa, la Literatura o el Arte.

 Ahora bien, nunca acabé de conocer si se trataba y se trata, en los casos que me ocupan, más de ignorancia algo fanatizada, de interiorizado rechazo básico a la discrepancia -por ser conflictiva o por miedo a la propia automarginación del grupo-, o de connivencia total con los radicalismos, extremismos, terrorismos -sobre todo si son fenómenos recurrentes en sistemas democráticos-, o de mero aventurerismo intelectual al que son muy dados, precisamente, los calientasillas de 40 horas a la semana que al parecer admiran las gestas criminales de los Che Guevara del mundo.

En todo caso, ahora ya es muy tarde para recomponer la realidad -más que fragmentada, hecha añicos- a través de informaciones cualesquiera. Arnaldo Otegi podría llegar a lehendakari en un par de años porque la Justicia doblegada por el PSOE de Zapatero, con el consentimiento del PP de Rajoy, decidió a pesar de las pruebas que no era uno de los “jefes” de ETA, aunque ETA le encargara a él reconstituir su “brazo político” -o sea: el “caso Bateragune”- el año 2008.

Y a la gente le parece bien, claro; a la gente le parece todo bien, o no, pero qué más da, si total… El PNV vende en inglés la marca “Nación Gastronómica Vasca” (Basque Culinary Nation, ¿es en serio?) y en español la “Nación foral” de Urkullu -esto es: la constitucionalización del estamento vasco, privilegiado respecto a la ciudadanía común- y en esto están ya todos más o menos de acuerdo por aquí, por “Euskadi”, de la ETA al PP.

Todos menos Vox, ojo -y el que tenga ojos para ver, que vea: a la mayoría se los sacaron los medios con las mentiras inherentes al “proceso de paz”.  

Pacificar sin desnazificar

…la sociedad vasca es lo que pretendieron (hace diez años ahora) los “mediadores internacionales” que tantas veces se cubrieron de gloria a las puertas del Palacio de Ayete -reconvertido por el entonces alcalde Odón Elorza en “Casa de la Paz”-, siendo por supuesto todos ellos de parte: de la del movimiento abertzale con el PNV a la cabeza acompañado por los tontos útiles del socialismo patrio.

Cabe recordar que la ETA estaba al borde de su extinción operativa antes de la masacre terrorista del 11 de marzo de 2004, en gran medida por la falta de financiación aparejada a la ilegalización de la mayoría de sus organizaciones y empresas pantalla, incluidas (sobre todo) sus formaciones políticas, que ingresaban millones de euros de su presencia en ayuntamientos y parlamentos (forales y autonómicos) de la CAV y la CAN, así como en el propio Congreso.

Por eso resulta tan absurdo como hiriente que uno de los negociadores -de la negopolitik o política de mediación para obtener pingües beneficios, ¡las negociaciones de paz como negocio!- o más bien realizadores de la fraudulenta película “ETA por la Paz”, el británico Jonathan Powell, arguya entrevistado en El Diario Vasco que hay que dialogar con terroristas, pero no con todos, sino con los que “tienen un importante apoyo político detrás”.

En rigor, Powell justifica así todos y cada uno de los terrorismos -también el yihadismo, por supuesto-, en vez de deslegitimar el uso de la violencia para hacer política, porque obviamente el terrorismo no es un fin en sí mismo sino el medio y el modo en que grupos en principio minoritarios pretenden hacerse oír y participar en el espacio público, ya se trate de democracias (donde queda al descubierto su auténtico respaldo político) o de dictaduras.

Que su apoyo social sea grande o pequeño no hace a la cuestión de si es legítimo entablar negociaciones de igual a igual entre el Estado y los terroristas, sobre todo si dichas negociaciones incluyen aspectos políticos y no meramente penales, y eso es tan cierto para el caso de ETA como de las facciones criminales del Ulster o las FARC, por citar los ejemplos que menciona Powell en la entrevista.

De hecho, él mismo asegura que por ejemplo no negociaría con los “escisionistas del IRA” (¿y si fueran el grupo mayoritario a la postre?) o la Baader-Meinhof, por lo que es de suponer que al GRAPO tampoco le daría ni agua. En resumidas cuentas, el pragmatismo mal entendido de Powell alimenta por el contrario el recurso a la violencia que pretende desactivar, porque si el terrorismo es rentable políticamente (¡electoralmente!) qué mejor razón para no dejarlo.

Pero ni siquiera era ésa la situación de la ETA en el siglo XXI, sino la contraria e inversa: la ilegalización de sus pantallas políticas redujo gran parte de su poder y su hegemonía social, así como la unión (rota por el PSOE de Zapatero) de los dos grandes partidos nacionales puso contra las cuerdas no sólo a los terroristas, sino a un PNV en el gobierno vasco que había pactado con los criminales asesinos la creación de un Frente Abertzale por la secesión apenas un lustro antes.

A su vez, el actual portavoz de la ETA institucional, Arnaldo Otegi, antiguo secuestrador reconvertido gracias a Zapatero y su cohorte de mediadores en el “Mandela vasco” -pese a que el proyecto ideológico que defiende sea el de la Supremacía del Euskaldún (antes, de la Raza Vasca, según el padre de todos ellos, que sigue siendo Sabino Arana)-, declara que “hace diez años yo estaba en la cárcel porque los enemigos de la paz buscaban evitar que pasara lo que aquí pasó”.

Efectivamente, los “enemigos de la paz” queríamos al criminal entre rejas, a la ETA disuelta y no en las instituciones como segunda fuerza vasca, y sobre todo el fin de la hegemonía abertzale apoyada en la represión terrorista. En vez de ello, PNV y PSE se aprestaron a hacer todo lo posible por evitar, precisamente, la foto de “la derrota de ETA”, porque a ninguno les convenía ese “relato” -y por lo que se vio después con el Gobierno Rajoy y los dirigentes de los restos del PP vasco, tampoco a éstos-.

Les gusta más, como no dejamos de ver con el PSOE desde 2004 y con el PNV desde hace un siglo y medio, lo de que España es el problema, las víctimas del terrorismo poco menos que una coartada para “el Estado represor” (¡salvo Maixabel!) y la Derecha la enemiga de “la Paz”, pese a haber puesto la inmensa mayoría de los muertos en su lucha democrática y legal contra el terrorismo, su entorno y las legitimaciones varias recibidas desde el Poder político e incluso eclesial.

Hasta el sempiterno vocero del PNV Joseba Egibar, en un alarde de sinceridad (si bien muy a posteriori), sostiene que “la izquierda abertzale tuvo un protagonismo absoluto en Ayete y eso pudo dificultar una lectura crítica sobre ETA”. Vaya, diez años después del “fin de ETA” esa “izquierda abertzale” respalda -si no es que los organiza directamente- los actos de exaltación terrorista en los municipios vascos a que regresan los criminales.

Lugares de los que, por supuesto, la gente decente sigue marchándose desde hace medio siglo debido al etarrismo ambiente, hegemónico gracias al asesinato político, a la connivencia social, clerical y de las mismas instituciones gobernadas por el PNV con el fenómeno de exclusión, y a la incomprensible debilidad o falta de persistencia del Estado que debía proteger a las víctimas del odio abertzale.

Diez años después o medio siglo después, reitero, queda pendiente la desnazificación de “Euskadi”, aunque resulte impensable que la mayoría de la sociedad vasca se acabe dando cuenta en el siglo XXI, o que las máximas autoridades nacionales vayan a hacerse cargo alguna vez del auténtico problema vasco.

Convencionales siempre

…estos señoritos del PP, que han sumado a su tradicional capacidad para la organización de saraos -en ocasiones vanamente interesada (recuérdese de qué va lo de “la Gürtel”)- la sofisticada vacua cursilería de los incorporados desde Cs, quienes, evidentemente, viniendo de donde vienen, sólo creen en las encuestas y el márketin soft; o sea: para qué hablar con la gente si ya disponemos de estadísticas, estadísticos y estadístiques.

Fue precisamente esta “falta de calle” un factor decisivo en el derrumbe de Cs y en la desaparición de UPyD, cosa que no caracteriza al PP en Galicia desde los tiempos de Fraga, ni por lo general al de Castilla y León, ni desde luego al de Madrid desde tiempos de Álvarez del Manzano en adelante, con Esperanza Aguirre y ahora Isabel Díaz Ayuso y Martínez-Almeida. Por el contrario, en Andalucía fueron siempre vistos como señoritos, y en Cataluña, desde la defenestración de Vidal-Quadras, como inanes.

No del todo en balde, Cs fue fundado estrictamente para darle el relevo en el discurso al bienhumorado Alejo, quien se dedicó a los asuntos europeos antes de su traspiés como candidato de Vox y su postrer paso en falso al solicitar el voto para Cs. Después de su intervención en la presente convención contra las tesis de Edurne Uriarte -ex del ministro Wert, convencido de la necesidad de “españolizar” a los niños catalanes-, yo creo que lo suyo, consecuente como es él, es que Vidal-Quadras pida el voto para Vox ¡y la disolución de la UE!

Pero peor es lo de sacar a pasear a Mari Mar Blanco, sempiterna colocada del PP por la cuota vasca, que nunca ha valido como representante público, ni siquiera de las víctimas del terrorismo, y que (recuérdese) vino a ser la nueva coartada o escudo moral tras el que guarecerse los que liquidaron a María San Gil -los Alonso y Oyarzábal y Maroto (estos dos, ahí siguen), Sémper y demás enanitos-, todos ellos a las órdenes del memo primordial, Mariano Rajoy.

Por esto, y estando tan reciente el escarnio último de la ETA a las víctimas del terrorismo en Mondragón, conviene insistir en que abrir convenciones con Rajoy, o posar delante del rótulo de una calle de Valladolid (aunque se llame “Avenida de Miguel Ángel Blanco”), poco puede hacer por Pablo Casado si lo que desea es allegarse a los desencantados con la política antiterrorista del PP en sus últimos gobiernos, que además coinciden a grandes rasgos (si no son los mismos) con los que jamás perdonarán al PP lo que dejó crecer en Cataluña hasta el 1-0.

Como da la casualidad de que la demente chusma que ocupa la Generalidad de Cataluña no se ha movido un ápice desde dicha fecha de 2017 hasta ahora, que han pasado cuatro años de delirio institucionalizado, uno tendría que hacer muchos esfuerzos para interpretar el rechazo del “populismo” como rechazo total y absoluto a pactar con partidos como los sucesores de CiU y el mismo PNV, “socios fiables” de Rajoy según Rajoy, el bobo de solemnidad que perdió dos veces consecutivas las Generales contra el pérfido oligofrénico de José Luis Rodríguez Zapatero.

Vamos, que Casado lo tiene fácil para disputarle a Vox la primogenitura en la única Derecha que puede ser -la que se oponga radicalmente a este deprimente estado de cosas que amenaza con desintegrar el Estado y la Nación-, ya que basta con hacer literalmente lo justo contrario de lo que diga (y de lo que hizo) Mariano Rajoy en lugares como País Vasco y Cataluña para lograr crecer en las encuestas y, con una adecuada presencia de líderes locales tanto como nacionales, volver con fuerza a participar en el discurso y en el mismo espacio público.

Cosa inimaginable a día de hoy, donde la marginalidad del PP en ambas comunidades veta de entrada su acceso a una gran mayoría, por supuesto a la mayoría absoluta, y refuerza paradójicamente al siempre tapado Feijóo, que reivindica lo suyo como clave del éxito -no tan lejana a ciertos de sus postulados se halla Díaz Ayuso, por cierto- como si la defensa cerrada de la unidad de España y de la igualdad de todos los españoles fuera el motivo del fracaso electoral.

Se equivoca Feijóo, pero a su favor. No es el caso de Casado, que si se deja tentar por los gurús de la mercadotecnia y los sondeos volverá a perder la oportunidad de constituir Gobierno; para él, la definitiva. Y todavía le (nos) queda por ver cómo ha de acabar de enredarlo el otro ex presidente de su partido, José María Aznar. ¿Para qué demonios, a fin de cuentas, necesitaba Pablo Casado esta convención? Da la impresión de que ni él lo sabe.

Mondragón o ETA en su contexto

…no es sólo el símbolo de la rendición de la sociedad vasca ante los criminales abertzales, sino de la Nación toda, en cuanto que es el apoyo de Bildu el que permite gobernar (es un decir) al psicopático Dr.Sánchez, años después de consumado el “proceso de paz” -o negociado político con terroristas- iniciado por Zapatero y preservado por Rajoy.

Lo cierto es que la ETA sigue muy presente en la sociedad vasca a través de lo que podríamos denominar su kultur kampf (todo un imaginario propio, sincrético y excluyente a la vez) no menos que por medio de sus organizaciones “sociales” pantalla, como las de presos, abogados, escritores y otros asociados del mundillo cultural euskaldún, más el Gara y la EiTB (radios y TV).

Así las cosas, pretender que los actos del fin de semana han representado triunfo o victoria alguna por parte de las víctimas del terrorismo o de partidos políticos como Vox y PP es hacerse trampas al solitario una vez más -y van…-. Pues los que se quedan en la plaza son los proetarras y los que abandonan el campo (sin apenas representantes en la provincia) los otros.

Y no es de ahora este absoluto abandono de la sociedad, de la misma situación vasca después del genuino proceso de “cancelación” que supuso liquidar la resistencia militantemente democrática de los hombres y mujeres del PSOE y del PP (UPN) en Vascongadas y Navarra. Pero es lo que se determinó después de la mayoría absoluta del PP en el 2000 por parte del nuevo PSOE de Zapatero.

Ahora que “El Pollo” Carvajal está a punto de piar algo sospecho que tal vez puedan aclararse las nunca inciertas relaciones entre la misma ETA, el régimen bolivariano de Chávez (vinculado a Irán no menos que a Cuba) y las FARC colombianas, relaciones más que estrechas y bien documentadas desde hace décadas. Algo que el Gobierno Rajoy tampoco deseó esclarecer.

Entre tanto, Podemos (sucursal europea del “Socialismo del Siglo XXI” bolivariano) ha llegado al Poder en España de manos del PSOE sanchista que mandó a un tal ministro Ábalos a recoger cuarenta maletas traídas a Barajas por Delcy Rodríguez -a quien la UE tenía prohibido pisar suelo de cualquier país miembro por «crímenes contra los derechos humanos»- antes de partir de nuevo con destino ¿Gaza? ¿Moscú? Pues no: Doha, capital de Qatar (aliado de Irán).

En este contexto, los homenajes a criminales terroristas en algunos municipios vascos nos acercan a la realidad que está a punto de imponerse en más de media Hispanoamérica; y, si nos parece una anomalía allí, qué no tendríamos que pensar de lo que pasa por estos lares. Sin embargo, ninguna mención por parte de los heroicos festivaleros del Cine, para variar: que ellos no se meten en política (ejem).

CUANDO AMBAS PARTES SON DE PARTE

Y, si hace al caso, será “sin partidismos”, “sin odio ni rencor”, a lo Maixabel Lasa, cargo con Ibarretxe como directora de Atención a las Víctimas -cargo en el que siguió después con el López apoyado por el PP, dicho sea de paso-, luego pantalla para el lehendakari que pactó un Frente Abertzale de exclusión con la ETA y demás excrecencias del tronco común aranista, el conocido como “Pacto de Estella” que les iba a traer “la Paz” a los abertzales justo después de la Independentzia.

Pero en el PNV pensaron que Ibarretxe estaba loco (recuérdese) y le montaron una Universidad lejos de aquí (recuérdese también, porque la seguimos pagando), mientras que al Joseba Azkarraga que también fue cargo con Ibarretxe como consejero, así como miembro del “consejo tripartito” o reservado amatorio de Ibarretxe (PNV), Azkarraga (EA) y Madrazo (IU), le dieron un cargo en la todopoderosa constructora Amenábar cuando aquél fue desahuciado, y otro en la red de presos de ETA (Sare), para compensar, y tan contento.

Puertas giratorias, dicen. Y tambores giratorios, y puestos rotatorios, y gestos irrisorios como el de un Urkullu llamando recientemente a la juventud local a respetar unos “valores” -¡a «la Autoridad»!- cuando no ha habido como el PNV fuerza tan dada a desestabilizar la sociedad vasca (y en consecuencia la política española) desde hace un siglo largo.

Ya desde los furibundos escritos antiespañoles del “Padre de la Patria Vasca” Sabino Arana, enfermo mental y resentido social contra la sociedad vasca realmente existente en sus días, pasando por sus dislates durante el resto de la Restauración hasta los protagonizados durante la II República -golpe de Estado revolucionario de 1934 mediante- y culminando en las décadas de Arzalluz a Ibarretxe, que a buen seguro hoy día muchos jeltzales preferirían que no se las recordasen.

EL FIN DE TODO ESTO

Pero aquí estamos, en el año 21 del siglo XXI, con el PNV en el gobierno vasco apoyado en un PSE que dirige la familia López-Gil-Mendía, después de unas elecciones a las que no acudió la mitad de los vascos, presuponiéndose hegemónicos todavía y durante mucho tiempo aunque tengan a la ETA enfrente, con sus “compañeros de viaje” de Podemos y pronto, quién sabe, con los recurrentes “tontos útiles” del socialismo vasco de su parte.

Así que lo más probable es que finalmente todo esto del “conflicto vasco” acabe por consunción, entre la endogamia y la esterilidad, con los avejentados terroristas de vuelta en casa, muchos de ellos con enfermedades crónicas físicas y mentales, y los programas de inserción laboral perfectamente en el euskera batueco (o “euskañol”) de nuestros días -para que se entienda, claro-.

Esta semana ha muerto Joseba Arregui, alguien capaz de imaginar La Nación Vasca posible -título de uno de sus libros- en un arduo desarrollo intelectual que excede lo político para adentrarse prácticamente en lo teológico, sin abandonar en ningún momento la lógica argumentativa racional, quien no perdió de vista jamás la relevancia política de las víctimas de ETA señaladas precisamente por los terroristas para aterrorizar a la sociedad y doblegar al Estado.

Quedan, como en el caso de Mikel Azurmendi, sus obras y el recuerdo de su persona y testimonio, como el de otros veteranos como “Teo” Uriarte, Jon Juaristi, Raúl Guerra Garrido… Pero lo cierto es que de estas tierras parece haber desertado el Estado y sus autoproclamados “servidores públicos”, con las excepciones de rigor -la Guardia Civil, básicamente-, hace ya unas décadas.

Y ahora es que sorprende que Mondragón existe, como Alsasua, y allí se vota mucho a la ETA… aunque no mate.

Quién defiende la igualdad entre los españoles

…es la única cuestión que debiera esclarecer ahora mismo -ahora que casi todos los partidos han entrado en un proceso de autodestrucción incomprensible para el común- quien todavía se considere patriota (patriota español, insisto, por si alguno no se aclara a estas alturas de siglo).

Por descontado que no se es «esencialista» por amar a la Patria en sí, el mismo terruño que nos viera nacer, pero entonces cabe agregar que sólo quienes se preocupan por sus conciudadanos pueden (y deben) dárselas entonces de patriotas y demócratas a la vez; “patriotas democráticos” o “demócratas patrióticos”, que en ningún caso es el caso de PSOE o Podemos, ni por lo uno ni por lo otro.

Para los socios del actual desGobierno España importa poco -les importa sólo el Estado, ¡el botín y su reparto vía Presupuestos!-, y menos aún la Nación, a no ser como obstáculo principal a sus conjuras y maquinaciones con quienes quieren destruirla para así controlar mejor los pedazos restantes: de los catalanistas a los abertzales, pasando por los caciques regionalistas procedentes de los otrora dos grandes partidos “nacionales” (PSOE y PP), cuando no directamente del régimen anterior, caso de un tal Revilla o de dirigentes del PAR, CC…

En este afán de crear nacioncillas a escala, con sus parlamentos y televisiones y modelos educativos “diferenciados” en los contenidos y en la misma lengua, “Euskadi” (©Sabino Arana) es el modelo más extremo, con la imposición más antidemocrática de las pergeñadas por los “Padres de la Constitución” al conjunto de los españoles, singularmente a los habitantes de las provincias vascas -que para más escarnio gozan de una hacienda foral propia, pero sometida al “Gobierno Vasco”, vulgo PNV-.

Desde el Poder central fue que se entregó la Policía, el dinero, la TV, la bandera y el himno, con el resto de símbolos vascos y la Educación (euskaldunización forzosa, en resumidas cuentas) a una administración creada a imagen y semejanza de ese partido de contubernios que es más un movimiento reaccionario de masas que otra cosa, dirigido siempre (eso sí) por una decena de “cráneos privilegiados” o «burukides» que desde la tribuna o la sombra lo deciden y controlan todo -algunos de ellos ostentan a manera de título lo de «JELtzales» («seguidores de Dios y la Ley Vieja») ¡en pleno 2021!-.

Con el tiempo -y la inestimable contribución del Gobierno de Aznar y, a la postre, la de sus “barones autonómicos” en Valencia, Galicia, Baleares y Andalucía-, el fenómeno se ha extendido a otras regiones, agravándose de manera acelerada con la ejecutoria de Zapatero luego continuada por Rajoy hasta alcanzar las cotas delirantes de hoy, cuando cerca de la mitad de los españoles ya no puede estudiar en la lengua nacional y oficial, o es castigada por ello como se sanciona el empleo del español en esas férreas administraciones autonómicas, o se multa incluso a ciudadanos en su actividad privada por no someterse a las regulaciones discriminatorias (netamente anticonstitucionales) por razones lingüísticas e incluso racistas.  

Por todo lo anterior me parece claro que esta situación es producto de un fenómeno que no es sólo antinacional, sino antidemocrático, pero a quienes debe quedar más claro es a los españoles que todavía dudan sobre qué opción política podría representar mejor la alternativa radical a este estado de cosas degradado e insoportable (para empezar, financieramente insoportable). Básicamente, porque defender la Nación (reunión de libres e iguales) es defender la democracia, como defender una democracia pasa por defender la Nación contra sus enemigos tanto externos como internos, aunque tanto “constitucionalista” se ponga estupendo al respecto.

Precisamente el gran fracaso del “Estado español” (y “nacional-católico”) franquista fue su incapacidad para nacionalizar a las élites disgregadoras, a las que su rancia ideología suministró involuntariamente argumentos para socavar los fundamentos de la Nación -concepto liberal y democrático, después de todo, en España como en Francia como en los Estados Unidos de América-. De aquellos polvos mitológicos -que si el «iberismo» o «lo vasco es el alcaloide de lo español», que si la «monarquía hispánica» de los Austrias protegió las (presuntas) libertades forales y regionales-, servidos por lo general por eruditos eclesiásticos (muchos de ellos vascos, cuando no catalanes) reconvertidos en propagandistas del régimen, vinieron después las excrecencias identitarias en que chapoteamos hoy día.

En pleno primer cuarto del siglo XXI, los españoles queremos vivir definitivamente con libertad en nuestra propia patria (como españoles y como ciudadanos) y encima somos amplia mayoría tanto en términos nacionales como en cada región por separado -incluidas provincias vascas y Cataluña, ¡entérense bien, políticos!-, pero luego resulta que para la Izquierda española esto es lo “fascista”, ¿será entonces “lucha patriótica y democrática” únicamente lo de los golpistas catalanistas, lo de los terroristas de la ETA? A otro perro con ese hueso: en la hora actual sólo nos queda Vox.

A Sánchez hay que echarlo

…y no confraternizar con él consensuando nada -y menos que nada “el órgano de gobierno de los jueces” (CGPJ), ¡pero tampoco el de RTVE!-, así que sólo desde el estado de noqueo del PP se puede entender que de nuevo vuelvan a las andadas con el PSOE en materia de Justicia: tantas veces han sido traicionados por los socialistas en este como en otros asuntos fundamentales para el sostenimiento del régimen que ya debieran haber escarmentado.

Pero las elecciones catalanas que han terminado por hacer saltar las alarmas entre los dirigentes populares son otra muestra más de que no funciona el discurso ambiguo, estéril, del que hasta anteayer era seguidor de Aznar y de Rajoy sin haber logrado ni consolidar un liderazgo y una impronta personal, ni reunir de nuevo a las corrientes en torno al mismo, ni relevar a los más incompetentes de sus cargos a todos los niveles para reemplazarlos por personas más atractivas, trabajadoras y eficaces.

Que esto es lo que debía haber hecho desde el primer momento Pablo Casado con el PP demediado y dividido que heredó de Rajoy -a quien durante años sirvió de portavoz sumisamente, dicho sea de paso-, mas ha dejado pasar el tiempo, llevado por la inercia de los análisis postelectorales una vez aupado Sánchez al Poder por sus aliados extremistas, incapaz en todo momento de mantener sus apuestas tácticas y, a la postre, la misma estrategia de fondo.  

Porque Casado sigue pensando en términos propios del Bipartidismo, época felizmente liquidada por la traición de Zapatero a los consensos básicos del régimen del 78, secundado por su sucesor al frente del Gobierno Mariano Rajoy, que decidió seguir el curso de las políticas todas de aquél tal vez por entender que era “el signo de los tiempos” lo que convenía atender con prudencia… o no: probablemente sólo por pachorra (abulia), intereses creados (dependencia) y soberbia estéril (impotencia) disfrazada de “manejo de los tiempos”.

Ciertamente, en el PP aún no se han enterado de que de 2008 a hoy una gran corriente de la opinión pública española arde en deseos de reformar e incluso liquidar el régimen del 78, desde motivaciones y argumentos políticos diferentes e incluso contrapuestos, pero basta ver que a la radicalización de los fragmentos de la extinta CiU y de la misma ERC se ha sumado la CUP, como Podemos finalmente ha alcanzado el Gobierno (si bien de la mano del PSOE, uno de esos “partidos de Estado”, con el PP, de los que aún hablan algunos en la Prensa sin el menor sonrojo).

Ahora, en febrero de 2021, resulta que a los populares les preocupa mucho Vox, después de la emergencia y posterior declive de formaciones como Ciudadanos y UPyD: ¿no será que ha sido el PP el que viene deslizándose hacia la Izquierda desde hace década y media, sin necesidad alguna más que evitar los improperios habituales proferidos por la Izquierda “bien”, el PSOE y el grueso del establishment “intelectual” (periodistas, profesores, presentadores de TV y ¡actores!)?

Paradójicamente -o no: por pura cobardía-, Rajoy reaccionó al “cordón sanitario” sumándose a Zapatero después de su segunda derrota en 2008, respaldando a un par de días de las elecciones la política “antiterrorista” del Ejecutivo conocida como “proceso de paz” (a tres bandas entre PSOE, PNV y ETA): con ello enterraba asimismo toda reivindicación de verdad y justicia para las víctimas del terrorismo, también para las del 11-M del que en el PP se prohibió desde entonces prácticamente hablar.

Para acabar con esta omertá perpetuada por PSOE y PP desde hace décadas -sobre el 23-F, sobre el GAL, sobre la corrupta hegemonía protegida de CiU y PNV como parte del régimen, sobre la misma corrupción del Rey y tantos otros asuntos- fue que nacieron de UPyD a Podemos y ahora Vox, ¿a quién puede extrañar? Mal que bien, el PSOE ha logrado adaptarse a la “geometría variable” con los extraconstitucionales, mientras sigue haciendo pasar por el aro a PP y Cs.

Pero es que en el PP no lo entienden, siguen poniendo de ejemplo la implosión de la UCD -¡precisamente!-. Que en la actual tesitura, después de lo que ha llovido (al margen incluso del punto de inflexión que supuso el golpe separatista del 1-O), todavía se cuestione en la cúpula popular si la renovación consensuada del CGPJ mejorará o empeorará su imagen lo dice todo del partido de Casado; y para mal, por supuesto.

Uno de cada dos catalanes ya no responde

…a la llamada a urnas, como sucedió en verano en el caso vasco (“Uno de cada dos vascos ya no responde”), y si merece la pena destacarlo es porque, más acá del desistimiento político o a causa de las condiciones sanitarias por la pandemia, resulta que la falta de participación activa de la mitad de la población en ambas regiones suscita de inmediato la sospecha de las pocas ganas que tiene la mayoría de nuevas y fraudulentas farsas “por la Independencia”.

Mal está que se intente obligar a los españoles a respaldar el simulacro de democracias a pequeña escala que detentan siempre las castas consolidadas por el sistema autonómico en el marco del régimen del 78, pero peor aún está que los mismos que hablan de “golpe de Estado” para referirse al 1-O acepten con “normalidad” los hechos y personajes que han sucedido a la aplicación del artículo 155 a las instituciones de autogobierno de Cataluña.

Porque la tardía intervención del Gobierno de Rajoy contra los responsables de la rebelión anticonstitucional se transmutó casi de inmediato en no intervención respecto al acontecer político dirigido por la Generalidad y sus instituciones, asociaciones, plataformas y medios aledaños, que tan pronto como se recontaron los votos de las anteriores elecciones continuaron bajo control de los mismos que habían puesto en riesgo de quiebra todo el entramado.

Que ahora en unas elecciones tan innecesarias como riesgosas para la salud del común de los ciudadanos (y no sólo de los que fueron a votar, por cierto) se respalde una vez más a los más ineptos, corruptos y fanáticos dirigentes catalanes del último medio siglo -vale para los de PSC, ERC y JxC casi por igual- viene a explicar la abstención de los que votarán con los pies de aquí a poco, tanto como la de quienes ni siquiera entienden que puedan celebrarse elecciones después del 1-0 SIN QUE NADA HAYA CAMBIADO.

En rigor, la permanencia de siglas y dirigentes atrincherados en sus posiciones -¡y no menos que ambos las propias bases de activistas y militantes sectarios y desaforados!-; el discurso del (permanente) Odio antiespañol propalado desde los medios por presuntos periodistas, intelectuales, catedráticos, historiadores, ¡expertos!; y la misma ambientación de violencia callejera “antifascista” como telón de fondo hacen del todo imposible presentar el 14-F como unas elecciones democráticas limpias y libres.

Pero como a todo nos hemos acostumbrado ya los españoles, todavía algún pillo de la Prensa “de Madrid” le dedicará doble página a un tal Pedro Aragonés para que platique acerca de su “modelo integrador” de Separatismo “moderado” con el fin de establecer “una nueva relación de bilateralidad con el Estado”, ahora por cierto ocupado en sus alturas por la banda de Podemos y los serviles ministrines del Doctor Sánchez, a quienes ellos (no en vano) auparon al Poder.

Por de pronto, y ya acabado el proceso electoral, los jefes del movimiento separatista deben regresar a sus celdas para que todo más o menos retorne a la “normalidad” del día a día -que ya se sabe que «en campaña» hasta un vicepresidente de Gobierno puede denunciar que sirve a un Estado represor sin que se le caiga el moño al suelo-; que ya, si eso, «como en un par de meses», se resolverá lo suyo cuando el caudillo que preside el Gobierno decida sobre sus indultos, tipo Franco.

Para que luego protesten los paniaguados del Turno contra los que ya renunciaron/renunciamos a votar (vulgo “secundar la farsa”) hace años, por lo menos en estas elecciones de suyo amañadas de entrada por los falsos referentes y el control omnímodo de la casta partidaria que se ha consolidado en cuatro décadas de nefasto sistema autonómico.