Las instituciones decrépitas

…de nuestro tiempo no son la Monarquía ni el Senado, ni siquiera el Congreso -a estrenar de nuevo como cámara de debate público y sede de la Soberanía Nacional desde la instauración zapaterina del régimen del 11-M-, sino más bien los sindicatos paraestatales (UGT y CCOO), la mayoría de las universidades públicas -si no la Universidad como tal- y los medios de comunicación.

Porque en la época de la prevalencia total del Ejecutivo sobre el Legislativo -con excepción tal vez de la república presidencialista de los EEUU-, ni el Bundestag ni la Asamblea Nacional ni, desde luego, las cámaras (camarillas) autonómicas presentan ninguna relevancia pública más allá de sostener numéricamente (por disciplinados diputados por cooptación) al Gobierno de turno.

Lo cual no hace a los parlamentos instituciones decrépitas o vacías de contenido, sino entes necesitados de regeneración radical para que sirvan a la función para la que nacieron como instituciones públicas: sostener y reglar el permanente debate sobre las cosas del Común -de los asuntos económicos a la Defensa, pasando por la Administración de Justicia y otros servicios públicos- y proteger junto con el Gobierno los derechos y libertades individuales.

Pero de nada pueden servir ya unos sindicatos financiados opacamente por los Presupuestos Generales del Estado, cuando actúan desde hace medio siglo con particulares fines ideológicos y al servicio más bien de su propio bienestar y hegemonía, concordando lo que haga falta con la presunta “Patronal” que a tan pocos representa, con el fondo unívoco del “Diálogo Social” que es sin duda el rasgo más distintivo del Fascismo.

Una característica tan destacada de la Italia de Mussolini como de la España de Primo de Rivera, en cuyo Directorio el PSOE y la UGT se hicieron con la cartera de Trabajo -para Largo Caballero, justamente: “el Lenin español”-, o de la de Franco, cuyo Ministerio del ramo fue siempre dirigido por la Falange y sus entusiastas militantes, y fue siempre lo más fascista del régimen más allá de imperiales oropeles y soflamas patrioteras.

A destacar entre esos falangistas, por cierto, el abuelo de Pablo Iglesias Turrión (ex “paseador” durante los inicios de la Guerra Civil) o los progenitores del ex ministro de Justicia de Zapatero Fernández Bermejo, o de la ex vicepresidenta de Zapatero y actual mihembra del Consejo de Estado Fernández de la Vega. Del PSOE al Fascismo y del Fascismo al PSOE, en resumidas cuentas.

Son los mismos responsables de haber convertido a las universidades en madrasas, si bien es un fenómeno que se observa en todo Occidente: los nazis echaron a los intelectuales marxistas de Europa, que recalaron en América en Buenos Aires o en Nueva York, y de ahí a México y California. De sus universidades importó Europa la nueva ola desde los 60’ acá, y desde entonces su flujo no precisamente benigno es incesante y deletéreo.

La Censura se ha enseñoreado de los claustros porque se supone que, más allá de instituciones para el libre pensamiento y la libre discusión de las ideas, se trata de formar profesionales cualificados para servir al establishment con una coartada de índole moral, cuando en rigor el capitalismo es compatible con la corrupción económica de las élites pero se viene abajo ante el cinismo generalizado de los que pretenden mantener riqueza y posición a costa de la Mentira.

Una legión de redomados arribistas se aviene en consecuencia a prestar ese cierto prestigio que sólo brindan las palabras a quienes han de mantenerles en la ilusión del medro personal, de la ascensión social y del posterior reconocimiento de los suyos (la élite, con la distinción) y de los comunes (la sociedad, con la fama); cuando en rigor a este juego sólo pueden ganar los dueños del Dinero y del Poder, conchabados de paso con la Banca.

Lamentablemente, del mismo proceder son los medios de comunicación (más obsoletos si cabe que las editoriales) cuando sin una dirección independiente sólo actúan de meras correas de transmisión de la propaganda de la Casta de los poderosos y adinerados; porque parecen haber olvidado que su función nunca fue la de aleccionar al Público, sino la de brindarle historias veraces, interesantes, descarnadas… incluso sobre lo que en torno al Poder acontece.

De ahí que la lectura comparada de diarios impresos se haga tediosa, cuando han decidido replicar unívocamente las directrices de los departamentos de Comunicación de los partidos, sindicatos, corporaciones, gremios, grandes emporios (de la Economía, del Deporte, de la Solidaridad, de la Cultura)… mientras las televisiones repiten machaconamente los mantras y nuevos códigos morales de los Transformadores de la Humanidad.

Instituciones decrépitas, pues; a la espera de su demolición o de su derrumbe en un tiempo tasado. Sólo dudo de que la imaginación de la época se encuentre bien dispuesta para alumbrar las nuevas instituciones de que dependerá la sociedad del futuro inmediato para continuar como tal sociedad y no como este todo dividido de amorfidades. ¡Pero habrá que imaginárselas, después de todo!

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El presidente Sánchez ya puede ser procesado

…por prevaricación (al menos), teniendo en cuenta cómo está de dispuesto a contrariar los designios de la Ley haciendo caso omiso de sentencias en firme del Tribunal Supremo -algo, por cierto, no tan insólito por estos lares: ahí están las relativas a la “inmersión lingüística” en Cataluña o el tristemente célebre “antenicidio” a cargo de PRISA-.

Pero de nuevo, y contra toda esa caterva de estupendos “demócratas” y “constitucionalistas” -los peores de entre todos ellos, ya lo he dicho veces mil: los catedráticos de Derecho Constitucional (!) que estiman factible poner en cuestión el sujeto mismo de la Soberanía Nacional (¡consideran que “cabe” en el texto o en el “espíritu” de la norma constitucional!)-…

Pero de nuevo, y contra todos esos presuntos representantes de alguien -patronal o sindicatos, periodistas o politólogos, feministas o asociaciones y plataformas de la “sociedad civil” (siempre a cargo del erario público, comenzando por los locales de sus sedes), gente “de la Cultura” o más bien de la kulturkampf subvencionada desde hace medio siglo-…

Pero de nuevo, digo, contra los viejos clérigos y estamentos de la España integrista de toda la vida… los ciudadanos del Común, los patriotas españoles, los que aún somos capaces de atisbar un mañana en libertad y concordia, próspero para las siguientes generaciones y pacífico de puertas adentro y de puertas afuera de la Nación, tenemos que luchar para hacerlo posible.

Pues no cabe ya mayor infamia ni humillación a todos por parte de quien se ha autoerigido en Caudillo para los restos -¿¡2050!?- y está dispuesto para ello a constituir un régimen a su imagen y semejanza comenzando por hacer de su capa un sayo, y de su voluntad Ley, en la cuestión de los indultos ilegales a los separatistas catalanes, que excede con mucho su potestad.

¿Seguirán los españoles únicamente pendientes de su ombligo -de las vacaciones a las pensiones, del Erasmus a los viajes del IMSERSO, de la prestación del INEM a “la ilusión de la ONCE”-, de su tranquilidad amnésica y de su seguridad paralítica? ¿Acaso pueden/podemos hacer otra cosa? ¿Dónde están los liderazgos de la hora? ¿Cómo podríamos poner coto a Sánchez?

Obviamente, cuanto todas las instituciones corren el riesgo de desmoronarse ante la fuerza bruta de las decisiones -¡el decisionismo de marras!- de quien las violenta con el exclusivo fin de detentar un Poder omnímodo, nos hallamos ante un asalto al Estado democrático con la previsible consecuencia de la instauración de una dictadura civil unipersonal.

En consecuencia, Sánchez debe ser procesado por el Tribunal Supremo antes o después de que el Rey rechace firmar unos indultos que, en rigor, no son tales -sino efectivas medidas de gracia por parte de quien no puede otorgarlas, o más bien auxilio directo a criminales sin escrúpulos que, básicamente, forman parte de la banda que apoya al “magnánimo” indultador-.

Lo que pasa es que el régimen del 78’ -ya basta de indulgentes mentiras- no ha consolidado precisamente una democracia en España, sino el Saqueo Institucionalizado por parte de las facciones, aunque de un tiempo a esta parte -desde el 11-M de 2004 y Zapatero- el PSOE haya pretendido sacar al PP del tablero de juego para quedárselo todo él.

La farsa electoral

…tiene que ver con que el régimen llame a urnas con el eslogan “comunismo o libertad” (o “democracia o fascismo”) -¡aunque hablemos de circunscripción única, democrática al cabo!-, cuando sostenemos cifras inverosímiles de parados desde hace décadas e importamos cuasi cotizantes de todas las naciones parias de la Tierra para -dicen que- subvenir al mantenimiento de unas pensiones que se pretenden indexadas (por derechos adquiridos de jornada, que parecen de pernada) al IPC.

Padecemos un sistema que nos tiene atados por los machos a los unos con los otros, sin verdadera libertad personal ni posibilidad real de emancipación del común -de la sociedad-, que es algo a lo que no se presta debida atención política cuando en rigor es lo que ha permitido la prosperidad toda y la libertad con mayúsculas en Occidente de un par de siglos atrás a nuestros días: no estar sujetos necesariamente a ningún proyecto colectivo concreto, sino poder elegir nuestro destino en uno.

Ahora que se aprecia claramente la erosión, la verdadera degradación de esta visión de la vida (de estas ideas tan genéricas como acertadas) en los mismos USA que la consagraron como modelo universal de conducta y proyecto moral para todos los hombres, parece que a los madrileños les queda votar por Ayuso como a los ingleses apostar por el Brexit y Johnson y a los franceses elegir a Marine Le Pen como nueva presidenta de la República, pero no obviemos la cuestión principal.

Occidente se ha convertido en un geriátrico o centro de esparcimiento de mentalidades cansadas, sin esperanza o nada que decir al respecto de nada -aunque sólo sea por no ofender demasiado a nadie, a cualquiera- mientras el inmenso resto de la Humanidad que aguarda impaciente a asaltar nuestras fronteras se desenerva a cada nueva muestra de debilidad, de decrepitud, de insolencia propia de vejestorio que muestran unas élites globales tan caducas como soberbiamente descreídas.

Y, a la postre, resulta que el último faro (¡la luz!) susceptible de guiarnos hacia nuevos futuros se encuentra entre nosotros, en nuestra misma mirada crítica hacia las autoridades, los responsables, la dirigencia, la casta de los gestores… Que desde luego se hallan bajo control, y sometidos al escrutinio de la opinión pública, en sociedades maduras (civilizadas) sean más o menos democráticas. Quisiera creer que es el caso de la española; pero prefiero creer que pudiera ser el caso: el 4-M, para mí, será un aperitivo (o mero divertimento); la farsa consumada.

Lo que me interesa ver es lo que vendrá después.

Los directores del Estado

…o aspirantes a Conducator, Duce, Caudillo, Führer o Lehendakari del Pueblo (de la ETA, ERC, Podemos…) van a Madrid lo mismo para “tumbar el régimen” que para hacerse con un chalet de lujo en Galapagar -esto último debe de ser una innovación venezolana respecto a la cruda clandestinidad que patrocinaba la Cuba castrista hace décadas-.

Y es que no en vano los tiempos han cambiado: ya desde 2004 con Zapatero fundando el régimen actual del 11-M con ERC y la ETA, “cordón sanitario” contra el PP mediante, en el “nuevo tiempo” inaugurado por el “proceso de paz” y las soluciones dialogadas y dialogantes para Cataluña -el mayor granero de votos del PSOE con Andalucía hasta la quiebra de 2010-.

Por eso si Mas sale rana se le puede sustituir por Otegui -siente a uno de estos vascos a su mesa y devorará hasta los cubiertos por mero prurito de raza-, que según la “memoria histórica” podría pertenecer a “la ETA buena” que dijo aquél o a la ANV republicana que, a diferencia del PNV de entonces (1931-1940), no se relacionaba con carlistas, fascistas y nazis.

Da igual que la ETA sea básicamente el instrumento coercitivo -amenaza y represión- del movimiento abertzale controlado por el PNV, sin el cual ni siquiera podrían estos hablar de “Pueblo vasco” porque todos nos mearíamos de risa por las esquinas -empezando por los que somos de aquí-, como da igual que sea la Raza su programa ideológico todo: ETA es “la Izquierda”… anhelada.

Y si ETA es “la Izquierda” anhelada es porque nuestros izquierdistas añoran básicamente aquellos hechos violentos de su pasado ideológico que consideran las más altas cumbres de su actividad política, porque ETA se atrevió a hacer todo aquello que todo izquierdista sueña hacer siguiendo el Sagrado Mandato de la Justicia Social: dar matarile a los “enemigos de clase”.

Así, mientras que el PNV debiera tener cuidado en no insistir sobre la filiaciones franquistas de otros partidos para que no les sacaran a los burukides los colores -azul mahón, por supuesto- de sus propios padres y abuelos, los etarras pueden presumir (dados los tiempos que corren) de ser modelo y ejemplo para el Frente Popular, aunque sean en verdad una especie de Falange Abertzale o Aberriana.

Es desolador, con todo, seguir asistiendo a este lisérgico baile de mascaras ideológicas que no puede ocultar por más tiempo el Integrismo antisistema de los socios todos del PSOE de Pedro Sánchez en el Gobierno, sólo dispuesto y preparado para la Mentira, el Saqueo y la satisfacción de las bajas pasiones ideológicas de los actores políticos más mezquinos de nuestra historia reciente: Sánchez, Iglesias, los etarras, los racistas antiespañoles de PNV, ERC…

Y en frente, al cabo -desengañémonos-, nada ni nadie: el Estado es suyo (el PSOE siempre fue el Partido del Servicio Oficial del Estado), la población es rehén del Presupuesto ni más ni menos que la Prensa lo es del BOE, el Rey calla; la Nación agoniza entre la corrupción de sus (presuntas) élites, el rencor restablecido entre españoles y la ignorancia masiva de su situación.

Era a este punto al que nos querían dirigir los fautores del 11-M, y ya estamos aquí.

El planteamiento nacional del PP

…sigue siendo confuso desde principios de siglo, en este régimen del 11-M que preside ahora el plagiario Dr.Sánchez como una especie de reichführer por encima de todos los presidentes confederados -la Unión sería él, “presidente de España” con potestad federalizante-, mientras a Pablo Casado lo dejan como inútil sus propios “barones” regionales, por lo menos hasta que no sea él mismo el Presidente de “la Nación de naciones”.

De ahí que no haya habido respaldo unánime a la presidenta de Madrid Isabel Díaz Ayuso ante el hostigamiento sin tregua del Gobierno, pues que sujetos como Fernández Mañueco y aún más (aun con menos razones históricas) Núñez Feijóo, que lidera la estrategia (suicida) de los “barones” del PP -los citados más López Miras y Bonilla-, se consideran a estas alturas presidentes de estados federales (luego “naciones”, ¿no?) con su propia trayectoria al margen del resto.

Esto supone desmembrar un cuerpo político con la vana promesa de coser después sus partes y que funcione como tal cuerpo, pero si no se entiende que para semejante viaje no hacen falta 17 alforjas, tampoco se explica(n) bien esas trayectorias centrífugas que irían a parar al conjunto (España) se supone que gracias a “la cohesión y la solidaridad” que brindaría un Estado central pero descentralizado, nacional pero desnacionalizado, federal pero confederalizante. No se entiende un carajo.

Lo que no es óbice para retomar la principal cuestión política del momento, que atañe al PP como a Pablo Casado se le interpela con la moción de censura de Vox contra el Gobierno criminal y despótico del falso Dr.Sánchez: ¿piensa defender la Soberanía Nacional de los españoles o se va a avenir (cual abúlico Rajoy o maquiavélico Feijóo) al esquema divisor que potenció como nadie antes -pero que se encuentra inscrito a fuego en la misma Constitución- el malhadado José Luis Rodríguez Zapatero?

En “materia territorial”, todos en el PP repiten como loritos desde hace dos décadas los mantras que les han servido el PSOE y sus poco presentables aliados de hoy y de entonces (de la ERC al PNV), pero como el sistema democrático tiene que ver poco con ríos y montañas y valles y mucho con la voluntad de los ciudadanos (expresada no únicamente en las urnas) de vivir juntos, cabría sostener que no hay terruño sino sociedad.

Una sociedad que precisamente conformamos “los españoles” (a secas) habitemos donde habitemos -¡como si es en Madrid!- y que tiene como realidad patente la existencia del sistema de protección común conocido como Seguridad Social , con su doble solidaridad intergeneracional e “interterritorial” (luego nacional). ¿No debiera incidir en esto un Carlos Iturgaiz, por ejemplo, cuando su querido “Euskadi” lo mantiene en gran medida la Comunidad de Madrid que los socios del PNV (y con el apoyo abertzale) pretenden cerrar a cal y canto?

Qué cabría espetarle a Feijóo, que podría quedarse sin gallegos si pretendiera hacer caer sobre ellos solos los gastos sociales aparejados a la década, que se antoja más bien lánguida de inversiones y empleo y prosperidad para todos los españoles. ¿Van a seguir defendiendo Casado y los suyos los particularismos -presuntamente enriquecedores (pero de la casta, claro)-, fueros y conciertos, cabildos y autonomías que son “nacionalidades” (¡!), etc.?

¿Van a persistir en la defensa de sistemas fiscales asimétricos, 17 modelos educativos “diferenciadores”, un sistema de salud basado en la exclusión y la desigualdad tanto de profesionales sanitarios y funcionarios como de los mismos pacientes? Podrán seguir disimulando todavía un rato, pero el tiempo se les acaba a los dirigentes del PP. Muy pronto podrán comprobar qué les pasa a los de Cs, y no sólo en las encuestas. Pero parecen no percatarse de que ellos podrían seguir su camino de aquí a las próximas Generales.

La cuestión nacional es definitivamente la clave en el momento presente, más acá del cuestionamiento sistemático de la Monarquía por parte del PSOE y compañía, o de sus furibundos ataques contra jueces y periodistas. Se quiere de nuevo dividir a la Nación en grupos estancos (mujeres, inmigrantes, homosexuales, vegetarianos, catalanes) para prevalecer sobre ese escenario de regiones empobrecidas cuyos caudillitos se entretendrían echándose culpas y muertos los unos a los otros.

Pues entonces no cabe duda de que la alternativa ha de ser nacional, y aunque muchos en el PP repitan como loritos que ellos defienden “España”, o bien no son capaces de reconocer la más obvia realidad política, o bien no les preocupa excesivamente; pero a fecha de hoy, resulta que el planteamiento nacional del PP sigue siendo confuso, en este régimen del 11-M que padecemos los españoles desde hace ya demasiado tiempo.