…transcurrió el pleno de moción de censura de Vox contra el presidente del Gobierno Pedro Sánchez -el único que parecía distraído durante las dos jornadas, como si la cosa no fuera con él-, que al cabo “sólo” deparó un frustrado intento por parte del PP de volar todos los puentes… con Vox, que le sostiene en los gobiernos de Madrid, Andalucía y Murcia sin los cuales Pablo Casado ya hubiera marchado a UEropa hace tiempo.
Al respecto, y ya que no parece convencerle el CV de su ex compañero (y ya ex amigo) Santiago Abascal, cabría preguntarle acerca de su propia formación más allá de ese presunto fraude en el Máster -y, ¿ qué Máster no es un fraude en sí cuando sólo sirve para engalanar el CV de un cachorro de la casta política?: exactamente acerca de las relaciones que le habrían franqueado las puertas giratorias a la empresa privada al que jamás trabajó fuera del PP.
Luego resulta que Casado lanza denuestos contra el discurso de la identidad de Vox -que, si es de Vox, es poco menos que “discurso del Odio”, lo que no rige por lo visto para juzgar los discursos de Podemos, PNV o ERC-, pero es que el suyo no deja de ser un nítido discurso corporativista, así que es poco creíble cuando asevera que su patria no es el PP sino España -hasta salivaba rajoyanamente en algunos apartes de su soflama-. A Pablo Casado sólo le importa el PP… de Pablo Casado.
Uno puede comprender las discrepancias y el tono más agrio, pero Casado se transfiguró este jueves en un pérfido acólito de esa comodidad intelectual conocida como “equidistancia”, que recuerda a la posición habitual del PNV (desde Zapatero asimismo la del PSOE) “entre ETA y el PP”, que supongo que hace no tanto laceraba por igual a Casado que a Abascal, pues que hasta ahora daba la impresión de que estaban en el mismo bando.
Pero es que el PP fue liquidado en el congreso de Valencia de 2008 por la corrupta camarilla de un Rajoy demediado después de perder dos veces contra el “bobo de solemnidad” José Luis Rodríguez Zapatero -tan mentiroso como Sánchez, pero mucho menos bruto-, con el objeto de consolidarse en el nuevo “régimen del 11-M” que pasaba por aceptar el negociado con los terroristas (“proceso de paz”) y su derivada catalana con una autonomía a la carta. “Quiero hacer de CiU y PNV mis socios fiables”, decía ya con mayoría absoluta el impresentable del Arahy.
Así que puede que Casado fuera el jueves el que siempre fue -ahora con el pelo de malote aparte de la barba- y que durante todo este tiempo se haya limitado a representar el papel que él mismo consideraba que su votante medio demandaba, teniendo que entonces se lo disputaban tanto Cs como Vox. Neutralizada la competencia de los naranjas -sin duda por la instrumentación de Cayetana y su “España Suma”, que dejó a Rivera descolocado-, ahora puede marcar distancias con Vox, pero ¿cree que su acritud le ayudará a recuperar votantes?
FUERA PARTIDOS DEL ESTADO
Lamentablemente, pese a todos los guasones de la Prensa “liberal” que se han quedado sin Cs (ese partido tan moderno y pulcro), si en el PP piensan que volverán al Gobierno por el supuesto “pragmatismo” del votante de la Derecha -que preferiría que ganaran los suyos a consolidar un discurso de fiera oposición al hegemónico en nuestros días- igual se encuentran con que todavía algunos recuerdan que eso (y sólo eso) fue lo que condujo a Rajoy a su inmensa mayoría absoluta.
Como, efectivamente, según llegó al Poder hizo todo lo contrario de lo que hasta entonces defendía el PP, ¿pará que va a preferir nadie que gobierne la Derecha si luego se dedica a prolongar y ahondar en las ideas y regulaciones falsamente progresistas de la Izquierda y sus aliados separatistas y antidemocráticos?
Para eso es mejor que gobierne siempre la Izquierda: provoca menos confusión y mucha menos indignación entre los que quisieran una auténtica democracia liberal y no este simulacro de facciones ideológicas, oligarquías mediático-financieras y proveedores de subsidios masivos para la adicción y la dependencia.
Con el Estado prácticamente en default, vamos a ver de todos modos una curiosa evolución en este patriotismo de partido que distingue básicamente a los miembros de PSOE y PP. Que no digan cuando lleguen “los hombres de negro” que lo que más les importa es España -para lucrarse, debe de ser- cuando sólo fungen de “fuerzas de Estado” para blindarse judicialmente.
Al menos, Vox propone erradicar la financiación pública de partidos y sindicatos.